Quito. 27.04.93. Varias de las canteras ubicadas en el cantón
Quito, por el alto riesgo que representan, deben ser cerradas y
reubicadas en sitios técnicamente estudiados y que no sean de
peligro para los moradores de esas zona, opinaron voceros de la
Corporación de Investigación Geológica Minera Metalúrgica,
CODIGEM.

La explotación rudimentaria -la tradicional- en el caso de las
canteras de Pomasqui y Tumbaco, a lo largo de los años, ha
provocado en la zona "graves" problemas de contaminación y un
"alto riesgo" de que se produzcan deslizamientos de tierra y
material en esos lugares y sus alrededores.

Carlos Murriagui, presidente ejecutivo de la CODIGEM y Hernán
Orellana, jefe de la División de Riesgos Naturales de esta
corporación, en una entrevista con HOY, sostuvieron que el
problema de las canteras es uno de los más serios que afronta la
ciudad.

"Después del terremoto de 1990 en Pomasqui, se hicieron estudios
técnicos e investigaciones sobre la calidad y los sitios donde se
puede explotar materiales de construcción en el área cercana a
Quito. Ellos revelaron la necesidad de reubicar las canteras en
la loma de Talahua -a la que se llega por el antiguo camino a
Otavalo-, o en las cercanías del Guagua Pichincha, al sur de
Quito".

EL RIESGO EN POMASQUI

Continuar con la explotación de las canteras de Pomasqui, sería
aumentar el riesgo de deslizamientos en toda la zona, fue la
conclusión de la CODIGEM.

"El momento en que se comienza una actividad de explotación de
canteras, la zona se inestabiliza si se la hace sin estudios
técnicos. El área de Pomasqui no es muy estable, por lo que
pueden ocurrir deslizamientos de enormes cantidades de tierra y
materiales", señalaron.

Un estudio de la CODIGEM también sugirió que la reubicación de
las canteras fuera en un lugar donde existieran reservas
suficientes que no encarecieran los materiales y que fueran de
buena calidad.

"La loma de Talahua tiene depósitos para unos 150 años y los
materiales son buenos. Esto no significa que los que hay por
ahora sean de mala calidad, pero es necesaria la relocalización
por el riesgo que significa continuar con esta actividad",
enfatizaron.



EN TUMBACO

En las canteras de la vía a Tumbaco el riesgo de un deslizamiento
es muy grande porque la tierra es más deleznable y está mezclada
con volcánicos, pero lo que más preocupa a la CODIGEM, es la
contaminación que existe en el lugar, sostuvieron los
funcionarios.

Roque Sevilla, concejal de Quito, manifestó también su
preocupación por el peligro que significa continuar explotando
las canteras en la vía Interoceánica y en la nueva vía Oriental o
avenida Simón Bolívar.

Según afirmó, estas canteras -que deberían estar clausuradas-
siguen en funcionamiento. "Todas las noches meten dinamita,
explotan las rocas y generan un peligro en el sector. La
Dirección Nacional de Minería, DINAMI, debería -porque le
corresponde- prohibir la explotación de las canteras del lugar".

Sevilla relató que días atrás cuando bajaba a Tumbaco encontró
que ese lugar era una "hecatombe de piedras, palos y lodos que
bajaban de las canteras mal explotadas, lo que le causó mucha
alarma".

Este temor del concejal fue reafirmado por la CODIGEM que
manifestó que en la parte baja de la Simón Bolívar se puede
producir un deslizamiento de tierra.

BIEN SOCIAL VERSUS BIEN INDIVIDUAL

De igual manera Carlos Landín, ingeniero consultor, sumó su
preocupación por la explotación de las canteras en la vía a
Tumbaco.

"La estructura de esta parte de la sierra es mucho más estable
que la del sur pero eso no quiere decir que se pueda abusar de
manera indefinida. El problema es que no se toma en cuenta el
bien social cuando se trata de conseguir un bien individual",
expresó Landín.

A su juicio esto tendría su origen en que "la sociedad
ecuatoriana es débil porque en la estructura social no se
redistribuye el poder sino que se lo concentra.

"Sí yo empresario quiero explotar una cantera tengo que saber
cuánto voy a explotar cada año y cuánto tiempo pienso hacerlo.
También, tengo que saber la cantidad de material que va a salir y
qué problemas podría causar con esa explotación, para saber si
puede o no pasar algo", manifestó.

La zona de Tumbaco, vista desde Yaruquí -comentó- tiene un
cicatriz causada por las minas del sector. "Se la ve tan
gigantesca que parece absurdo y lo mismo se observa del lado
contrario, en la loma de Ilumbisí, en la nueva vía Oriental,
finalizó.

¿SUSPENDER O NO SUSPENDER?

Aunque la suspensión de la actividad en varias canteras,
particularmente en las de Pomasqui, ha sido ordenada en varias
oportunidades, basada en estudios técnicos, no ha durado mucho
tiempo esa inactividad.

"En varias oportunidades se ha dado la orden de suspensión de los
trabajos en las canteras pero no se la respeta. Aún se mantiene
la explotación en mínimas cantidades y esto es un problema de
conciencia de la gente", sostuvieron los técnicos de la
Corporación de Investigación Geológica, Minera, Metalúrgica,
CODIGEM.

La suspensión de la actividad genera un "grave" conflicto porque
"todos se quieren lavar las manos" y no asumir la responsabilidad
que les compete, expresaron Carlos Murriagui, presidente
ejecutivo de la CODIGEM y Hernán Orellana, jefe de la División de
Riesgos Naturales de este organismo.

DECISION POLITICA

En efecto, no hay claridad en precisar a qué organismo le
corresponde el control de una cantera o qué institución tiene la
capacidad para cerrar una mina que representara un peligro
potencial.

Mientras el Municipio de Quito sostiene que es a la Dirección
Nacional de Minería, DINAMI, pues es élla quien autoriza la
explotación, los funcionarios de la CODIGEM aseveraron que tal
posibilidad también la podrían ejercer la Defensa Civil, el
Municipio y la DINAMI.

Para esto se basan en el artículo 11, literal a de la Ley de
Minería.

"Saber quien deba clausurar las canteras y mantener control sobre
ellas es un asunto de decisión política y de falta de fuerza
coercitiva para que se cumplan las decisiones. Los estudios
existentes recomiendan que esto se haga, por lo que no es
conveniente que la decisión demore por no querer tomar cartas en
el asunto. La ley faculta que esto lo hagan estas entidades",
manifestaron los expertos.

Con este antecedente la reactivación del convenio entre el
Municipio de Quito y el Ejército es positivo -dijeron- por la
labor de control que pudiera desarrollar, opinaron estos
personeros. "En un tema tan delicado como éste es necesario
trabajar en equipo", afirmaron.

Según Murriagui y Orellana, la actividad de explotación de las
canteras está a cargo de empresas, personas naturales y de
quienes no tienen un trabajo estable.

Sin embargo, para concientizar a la gente, la CODIGEM organiza
periódicamente seminarios sobre cómo se debe explotar las
canteras y mantener taludes estables para reducir los riesgos al
mínimo. Lamentablemente, la respuesta no ha sido la esperada.

Además, para que esta actividad minimice al máximo los riesgos y
sea planificada, la CODIGEM ampliará la investigación a la parte
norte de San Antonio, Guápulo, parte de Tumbaco, San Rafael.

El estudio será factible con el apoyo de las Naciones Unidas.
(6C)
EXPLORED
en Autor: Consuelo Albornoz - [email protected] Ciudad N/D

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