Roma. 18.04.93. Cuarenta y ocho millones de italianos acuden
mañana y el lunes a las urnas para votar en ocho referendos cuya
aprobación sentaría las bases de construcción de la II República,
un sufragio histórico en un país políticamente hundido por los
escándalos de corrupción.

Los italianos afrontan el voto de mañana y del lunes con la
sensación de que la próxima semana nada será como antes si gana
el " Sí" en uno de los referendos, el de la reforma del sistema
electoral del Senado.

De acuerdo a los distintos sondeos, los italianos darán un "Sí"
mayoritario a este referéndum, que oscila entre el 57 y el 75 por
ciento.

La expectación es enorme y los demuestran las millonarias
audiencias de los debates televisivos, a las que no es ajena la
confusión que reina en una gran parte del electorado sobre las
bondades y los defectos de lo que se somete a su voto.

La cuenta atrás del cambio está avalada también por otro hecho
importante: el primer ministro socialista Giuliano Amato, al
frente de la coalición de siempre, colocará la suerte de su
gabinete el martes en manos del Parlamento, que debería poner en
marcha la crisis.

De los ocho referendos, el que ha acaparado la disputa en los
mítines y debates en los medios de comunicación es el que propone
la derogación de la ley que regula el sistema electoral del
Senado, cuya aprobación es considerada por los promotores del
"Sí" como el embrión de la II República.

Una de las ideas básicas que los promotores del "Sí" han
tratado de inculcar en los electores es que este referéndum es la
"solución política" a "Tangentópolis": los jueces pueden
incriminar y condenar pero no pueden construir un nuevo sistema
de reglas y renovar las instituciones.

Siguen en expectativa a esta consulta la que suprime la
financiación pública de los partidos, origen según los promotores
de este referéndum del surgimiento de "Tangentópolis" (la ciudad
de las comisiones ilegales, como se conoce popularmente en Italia
el escándalo de la corrupción), y la despenalización de la
posesión de estupefacientes.

Esta II República, según el modelo ideal de los defensores del
"Sí", estará formada por nuevos políticos, con trayectorias
intachables, lejos del sistema actual de dominio absoluto de los
aparatos de los partidos tradicionales, colocados en estado de
agonía por las investigaciones judiciales contra la corrupción.

Según la norma actual que se pretende derogar hasta ahora se ha
votado así: sobre un total de 315 senadores, 238 escaños se
atribuyen por el sistema mayoritario, pero un candidato para ser
elegido tiene que obtener en su colegio un mímimo del 65 por
ciento de los sufragios. Como esto se ha demostrado imposible, en
la práctica se aplicaba el criterio proporcional.

La victoría del "Sí" suprimiría el techo del 65 por ciento, por
lo que 238 senadores serían elegidos con el sistema mayoritario
uninominal y a un solo turno. El candidato que más votos obtiene
en cada colegio es elegido. Los otros 77 escaños seguirán
atribuyéndose con el proporcional.

Su consecuencia más inmediata es la desaparición de los pequeños
partidos, una verdadera revolución en el fragmentado escenario
político italiano, si bien relativa debido a que el sistema
proporcional se mantiene en la Cámara de Diputados.

En la II República ideal de los promotores del "Sí", el sistema
mayoritario también sería aplicado al sistema electoral de la
Cámara de Diputados.

El principal interrogante es que sería el actual Parlamento,
donde uno de cada cinco legisladores están investigados por el
escándalo de "Tangentópolis" o por connivencia con la mafia, como
es el caso del ex primer ministro y símbolo del sistema político
italiano hoy denostado Giulio Andreotti, tendría que hacer la
reforma.

Sería un verdadero "harakiri", cuya realización se adivina muy
difícil, sobre todo porque los defensores del "Sí" están
divididos sobre el tipo de reforma: unos hablan de un sistema
mayoritario a una vuelta y con una "corección" proporcional y
otros aluden a un mayoritario a dos vueltas.

Complica más la situación el hecho de que una de las formaciones
promotoras del "Sí", la LIga Lombarda, la primera fuerza política
del Norte, desea elecciones anticipadas inmediatamente, sin
esperar a que el sistema mayoritario sea implantado en la Cámara
de Diputados.

"No daremos a los partidos el tiempo de reciclarse", dijo el
viernes el líder de la LIga, Umberto Bossi, en el mitin de cierre
de la campaña.

A favor del "Sí" en esta consulta están el movimiento de los
referendos que preside el ex democristiano Mario Segni, la
Democracia Cristiana (DC), el Partido Democrático de la Izquierda
(PDS, ex comunistas), la LIga, el Partido Republicano, el Partido
LIberal, el Socialdemóvcrata y la Lista Pannella.

En contra se alinean el movimiento La Rete, Refundación
Comunista, los Verdes y el ultraderechista Movimiento Social
Italiano, que sostienen que la aprobación del referendo
consolidará el viejo sistema político. (EFE)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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