CONTRAPUNTO
Basura
Por Diego Cornejo Menacho
4-3-92
4A
Editorial
Los basurales en calles, avenidas, plazas y esquinas de Guayaquil son mucho más que obvios montones de desechos, papeles, residuos de alimentos, fundas plásticas, botellas, trapos, cáscaras, latas... A estas alturas del húmedo sopor invernal, han terminado por convertirse en auténticos sÃmbolos de lo que han hecho los polÃticos en la ciudad más populosa del Ecuador.
Constituyen la evidencia fÃsica de esa otra basura que, de vez en vez, asoma persiguiendo con tenacidad perruna los millones de sucres destinados al cascajo para rellenar la ciénaga del Suburbio Oeste o de los Guasmos, por ejemplo.
La situación de la ciudad, y de la propia Municipalidad, sepultadas ambas por los desechos sólidos y los morales, obligan a que el gobierno declare el estado de emergencia e intervenga en el Municipio, aunque pudiera ser demasiado tarde porque el gobierno agoniza y, según parece, nadie podrá evitar ya que León Febres (guión) Cordero sea elegido alcalde con su genio de paco y su dura mano, sinónimos, el genio y la mano, de gobernante autoritario.
La Junta CÃvica, con su inspiración interventora, asegura que el gobierno dispone de la parafernalia legal y material para manejar "temporal e inmediatamente" los problemas urgentes de la urbe: alcantarillado, recolección de basura, obras públicas. Sin embargo, no cree prudente la intervención en el cabildo, "pues el gobierno se verÃa envuelto en la maraña del Municipio con los mismos malos elementos que lo componen".
La Junta de Luis Orrantia tal vez tenga la razón por la urgencia que las circunstancias contagian. Pero el gobierno debe aceptar que ahora le ha tocado danzar con la más fea y saltar a la pista de baile. Ahora ya no hay cálculo polÃtico que merezca la pena. La grave situación del puerto afecta
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Ciudad N/D
Publicado el 04/Abril/1992 | 00:00