Quito. 3. 05. 90. Dos grandes males amenazan a la tranquilidad de
la sabana verde de la Región Amazónica: la contamincación
hidrocarburífera y la "mezquina" producción de la madera.
Cinco provincias amazónicas ocupan casi la mitad del territorio
nacional con 130.137 kilómetros cuadrados. Sus bosques, ríos y
lagos son la reserva de la flora y fauna única en el planeta y en
sus entrañas guardan el mineral más preciado de la civilización
moderna, cuyo poder es más fuerte de lo que se puede imaginar: el
petróleo.
Es preciso señalar que el problema de la contaminación ambiental
no es por la explotación del petrólero sino por las inadecuadas
técnicas que se practican para extraerlo, por el descuido, por la
falta de prevención de derrames de "oro negro" y por el
incumplimiento de las normas de protección ambiental.
La visita de una comisión especial del TGC, encabezada por el
vicepresidente del organismo, Efraín Alvarez, permitió constatar
el impacto ambiental y social que ocasiona la contaminación
hidrocarburífera desde hace 20 años.
Los estudios sobre la tala de bosques todavía son incipientes. No
obstante, permiten avisorar un segundo mal que amenaza la
perpetuidad de este vivero natural, donde crecen las flores más
caprichosas del trópico: las orquídeas.
De lo que todos hablan es que al abrir una carretera miles de
árboles son desgarrados de la tierra en pro de facilitar la
llegada a los pozos petroleros. Sea cual fuere la justificación
para talar los bosques, desde un avión claramente se observan
significativas zonas desnudas de caobas, cedros, chanules,
balsas, ceibos, taguas y pambiles. (A-2)
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