UN TIPO DE HUELGA SINGULAR, por Eduardo Galárraga

Quito. 17.04.91. (Opinión) ¿Puede alguien en Latinoamérica
imaginarse una huelga en que los trabajadores no solo
compensen a las empresas las horas de paralización de labores
sino que, además hagan horas extras "en señal de
arrepentimiento", en que los huelguistas piensen que "con
huelga o sin huelga, las ocho horas laborales deben cumplirse?

La sorpresa en este campo, como en muchos otros, nos da Japón.

Con criterios sindicales de ese orden, fácil es imaginar el
por qué el país del Sol Naciente se ha convertido en uno de
los más poderosos del mundo.

Una pequeña revista japonesaa, editada por PHP Institute, trae
un interesante artículo sobre la sindicalización en Japón y
los cambios que se están experimentando para ingresar a una
nueva era en las relaciones entre empresarios y trabajadores,
agrupados estos en una gran central nacional, que espera
evitar que la sindicalización pierda fuerza a medida que
aumenta el número de trabajadores del sector de servicios y
pierde terreno el sector industrial, cuna del movimiento
obrero en cualquier lugar del planeta.

En los países occidentales, los sindicatos laborales son
temidos. Los trabajadores los consideran como una eficaz arma
de lucha, por lo que empresarios y autoridades los toman en
serio. Tan fuertes son los sindicatos en algunos países, que
incluso se dan el julo de tumbar gobiernos, pues en momento
dado pueden paralizar a un país.

En Japón, el concepto de huelga es original y casi siempre
está destinado a hacer una suave presión sobre las empresas en
procura de aumentos salariales. La revista de PHP describe
así la situación: Abril es un mes muy importante, pues es el
inicio de un nuevo año académico y de un nuevo año fiscal. Ha
llegado la hora de que los trabajadores decidan el porcentaje
de aumento de sueldos que solicitárn. Mientras se realizan
negociaciones colectivas, en las empresas se organizan
diversos tipos de "huelga". Para empezar, una "paracial",
rehusando trabajar horas extras o en días festivos, lo que no
implica que el trabajo quede sin hacer.

Para los trabajadores, no hay nada más que canse que este
tipo de huelga, pues obliga a laborar más de prisa para
terminar la tarea del día; si no lo consigue, el trabajador
lleva la tarea a casa, donde labora sin compensación
monetaria. Para evitar que alguien olvide que está en huelga,
a la hora de salida del trabajo los dirigentes pasan por las
diversas oficinas. Portan solo un brazalete rojo y, sin decir
una sola palabra, logran que los trabajadores abandonen el
lugar.

Después llegan los días de espera para la "huelga total". Los
dirigentes se reúnen para tratar un punto importante: escoger
un día en que no se perjudiquen demasiado las actividades de
la empresa, lo cual debe ser confirmado con la gerencia. La
huelga se hace en extrema calma, sin gritos ni expresiones de
euforia. Equipos y maquinarias que quedan bien resguardados,
por personal de emergencia que, por orden del sindicato, está
exento de la obligación de declararse en huelga.

Los días de huelga parecen dedicados a la actividad
recreativa. Unos trabajadores dromitan bajo los cerezos,
otros hacen deporte, los más hablan y conversan de todo y
sobre todo, pero no dicen una palabra de la lucha laboral. A
las cinco y media de la tarde, hora de salida en las empresas,
los jardines quedan vacíos. Alguien que no esté familiarizado
con este tipo de "huelgas" podría pensar que es la hora de la
concentración para expresar el descontento. Pero el asombro
es grande cuando se aprecia que ha llegado la hora de que los
huelguistas arrimen el hombro... para recuperar el tiempo
perdido. El criterio es que al fin y al cabo, nos pagan por
trabajaro ocho horas y la jornada laboral debe cumplirse".

Al final del "problema", las empresas por lo general
satisfacen los pedidos de los "huelguistas". Sobre todo las
grandes firmas despliegan esfuerzos por satisfacer los anhelos
de sus trabajadores.

Los sindicatos han estado dispersos y cada cual ha trabajado
por su lado. La nueva central sindical Rengo busca un espacio
en la política japonesa, incluir en la revisión del
presupuesto, la revisión del sistema tributario y la política
industrial, etc.; pero, en el fondo, subsisten criterios sobre
la necesidad de levantar las restricciones al trabajo en días
festivos y en altas horas de la noche y de realizar
competencias deportivas, reuniones de camaradería, concursos
de diversa índole, etc. Para los latinoamericanos, para los
ecuatorinaos especialmente, este tipo de huelga parece cosa de
otro mundo.

La pregunta es : ¿Hasta qué punto los nipones están dispuestos
a alejarse de la sindicalización al estilo japonés para
enarbolar la bandera de lucha al estilo occidental? (A-4)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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