Según los expertos, los productos colombianos que ingresen al país verían una reducción en sus costos y generarían una mayor competitividad con la producción nacional, dando una opción más grande de adquisición al cliente
El desmonte de las salvaguardias para los productos colombianos, a partir del 23 de enero pasado, beneficia al consumidor, según Blasco Peñaherrera Solah, presidente de la Cámara de Comercio de Quito (CCQ). Sin embargo, los comerciantes creen que los precios de ciertos ítems no volverán a los niveles que estaban antes de la imposición de las medidas arancelarias.
Según el ministro de Comercio de Colombia, Luis Guillermo Plata, el desmonte de las salvaguardias permitió que las exportaciones colombianas al Ecuador se reactiven en un 6%.
A partir de la implementación de las medidas, el comercio de Colombia habría caído un 20% en el mercado nacional. Plata manifestó que la subida de aranceles restringió sus exportaciones, por la caída de la demanda.
A partir del desmonte, habría aumentado la demanda de productos relacionados con los sectores textil, de calzado, alimentos y de la industria ligera.
Plata comentó también que a pesar de la reducción de las exportaciones, el comercio no se acabó ni cayó a cero.
Con esto, coincide Peñaherrera al señalar que aunque los productos colombianos sufrieron un fuerte impacto, las marcas del vecino país no desaparecieron.
Julia Tomalá, pequeña importadora de lencería en la Bahía, asegura que con el aumento de los aranceles a los productos colombianos lor precios se dispararon y, por ende, la clientela se espantó. Ella debió adquirir otros productos de inferior calidad, pero a menor costo, para no perder sus ingresos. "La gente difícilmente volverá a comprar un Leonisa", dijo.
Tomalá, al igual que Peñaherrea, considera que "los valores nunca volverán a ser los de hace un año".
Sin embargo, en la tienda a detalle de la firma colombiana Leonisa ubicada en el San Marino, se promociona una rebaja en un cartel con la leyenda: "Bajaron nuestros precios". "Entra ya. Nuevos precios, muchos más bajos".
La iniciativa, según la ejecutiva de ventas del local, se da con el fin de atraer a la mujer que dejó de comprar su marca cuando iniciaron las medidas arancelarias.
Bruno Leone, vicepresidente de la Cámara de Industrias de Guayaquil, es más optimista. Confirma que los productos a los que se comenzó a levantar las salvaguardas deberían retornar a los precios anteriores, pero no considera que este hecho se logre.
Además, cree que la disminución de la brecha en la balanza comercial es un buen resultado de la medida. Este punto sería muy válido; sin embargo, el directivo de la CCQ manifiesta que la imposición de las salvaguardias no benefició a los productores nacionales, ya que se incrementó el contrabando de un 20%, hace dos años, a un 45%, hasta 2009.
La preocupación de los productores nacionales no sería una mayor competencia con los productos colombianos, sino el riesgo de la falta de control del contrabando que es el real enemigo del comercio leal, así lo asegura Javier Díaz, presidente ejecutivo de la Asociación de Industriales Textiles del Ecuador (AITE). Insiste en que el reto es generar productos de mejor calidad. (ABT-NMCH)
El desmonte de las salvaguardias para los productos colombianos, a partir del 23 de enero pasado, beneficia al consumidor, según Blasco Peñaherrera Solah, presidente de la Cámara de Comercio de Quito (CCQ). Sin embargo, los comerciantes creen que los precios de ciertos ítems no volverán a los niveles que estaban antes de la imposición de las medidas arancelarias.
Según el ministro de Comercio de Colombia, Luis Guillermo Plata, el desmonte de las salvaguardias permitió que las exportaciones colombianas al Ecuador se reactiven en un 6%.
A partir de la implementación de las medidas, el comercio de Colombia habría caído un 20% en el mercado nacional. Plata manifestó que la subida de aranceles restringió sus exportaciones, por la caída de la demanda.
A partir del desmonte, habría aumentado la demanda de productos relacionados con los sectores textil, de calzado, alimentos y de la industria ligera.
Plata comentó también que a pesar de la reducción de las exportaciones, el comercio no se acabó ni cayó a cero.
Con esto, coincide Peñaherrera al señalar que aunque los productos colombianos sufrieron un fuerte impacto, las marcas del vecino país no desaparecieron.
Julia Tomalá, pequeña importadora de lencería en la Bahía, asegura que con el aumento de los aranceles a los productos colombianos lor precios se dispararon y, por ende, la clientela se espantó. Ella debió adquirir otros productos de inferior calidad, pero a menor costo, para no perder sus ingresos. "La gente difícilmente volverá a comprar un Leonisa", dijo.
Tomalá, al igual que Peñaherrea, considera que "los valores nunca volverán a ser los de hace un año".
Sin embargo, en la tienda a detalle de la firma colombiana Leonisa ubicada en el San Marino, se promociona una rebaja en un cartel con la leyenda: "Bajaron nuestros precios". "Entra ya. Nuevos precios, muchos más bajos".
La iniciativa, según la ejecutiva de ventas del local, se da con el fin de atraer a la mujer que dejó de comprar su marca cuando iniciaron las medidas arancelarias.
Bruno Leone, vicepresidente de la Cámara de Industrias de Guayaquil, es más optimista. Confirma que los productos a los que se comenzó a levantar las salvaguardas deberían retornar a los precios anteriores, pero no considera que este hecho se logre.
Además, cree que la disminución de la brecha en la balanza comercial es un buen resultado de la medida. Este punto sería muy válido; sin embargo, el directivo de la CCQ manifiesta que la imposición de las salvaguardias no benefició a los productores nacionales, ya que se incrementó el contrabando de un 20%, hace dos años, a un 45%, hasta 2009.
La preocupación de los productores nacionales no sería una mayor competencia con los productos colombianos, sino el riesgo de la falta de control del contrabando que es el real enemigo del comercio leal, así lo asegura Javier Díaz, presidente ejecutivo de la Asociación de Industriales Textiles del Ecuador (AITE). Insiste en que el reto es generar productos de mejor calidad. (ABT-NMCH)
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