Quito. 28 ago 97. La fijación de un margen de utilidad en los
precios de los combustibles en el 18 por ciento, ha creado un
ámbito de polémica entre comercializadoras privadas y
autoridades oficiales, a pesar de que el problema se venía
cocinando desde el ingreso mismo de las empresas en 1994.

De una parte, el sector privado tiene motivos para reclamar:
las inversiones hechas por Tripetrol, Shell, Mobil, Repsol,
Texaco, entre otras, están sobre los 300 millones de dólares.
De otra, si bien las compañías efectuaron grandes cambios en
las viejas gasolineras, no se ha cumplido la libre oferta y
demanda de precios (argumento que permitió la modernización
del sector).

El gerente de Tripetrol-Gas, Carlos Idrovo, cree que la medida
no generará los resultados esperados por el Gobierno; en
cambio provocará una disminución de la mano de obra contratada
y suscitará una caída del servicio. Esto, mientras el Ecuador
sigue deteriorando su imagen ante los inversionistas del
exterior.

- ¿Cuáles fueron las condiciones iniciales de inversión?
- Para todos era conocido que las gasolineras en el país
tenían serias deficiencias; alcanzaban una edad de 30 a 40
años sin ser readecuadas. El gobierno de Sixto Durán propuso
modernizar las distribuidoras de gasolinas, pero tanto los
propietarios de las estaciones de servicio como el Gobierno se
equivocaron: no hubo facilidad de crédito y los gastos fueron
subministrados por empresas multinacionales. A ellos se les
garantizó proteger sus inversiones.

- ¿Qué se cumplió y qué no? ¿Quién cumplió y quién no?

- Cada gasolinera cuesta cerca de un millón y medio de
dólares. Los servicios que se presentan hoy son acordes con lo
previsto; sin embargo, cada empresa debió fijar precios de
combustibles según sus gastos operativos. El Estado no cumplió
porque todo funcionario de turno quiso cambiar dichas
condiciones.

- En consecuencia, ¿qué se puede decir de la última medida?

- Sin duda, el Gobierno no la tomó porque se estuviera
cobrando excesivos precios en las gasolinas; y tampoco porque
el negocio sea rentable, ya que en la actualidad no genera
utilidades. Creo que la decidió porque en un momento de
inestabilidad política comprometió su palabra de revisar los
precios, sin tomar en cuenta que éstos estaban congelados
desde hace seis meses. El presidente Alarcón sabe que los
costos estaban bien fijados, por ello dispuso un tope del 18
por ciento de utilidad, mientras teníamos el 19.

- ¿Se ganó o se perdió algo con la resolución?

- Inicialmente el Gobierno intentó financiar el déficit fiscal
con los margenes de utilidad de las gasolinas. Eso no se ha
hecho porque no se elevó el precio de los combustibles en los
terminales de Petroecuador; en consecuencia, a las arcas
fiscales no llegará un centavo más. Mientras, al usuario se le
rebajó apenas entre 30 y 50 sucres por tipo de gasolina. El
verdadero castigado fue el Ecuador, porque su imagen asusta al
inversionista extranjero.

- ¿Cómo avizora el futuro de la compañías comercializadoras?

- Es claro: disminuirán los servicios y la mano de obra
contratada. Seguramente, se volverá a lo de antes: cada
usuario deberá salir de su auto y poner él mismo gasolina.
Asimismo, habrá propietarios que quiebren.

- ¿Y qué pasará con las multinacionales?

- Ellos no han reaccionado muy fuerte, porque son lo
suficientemente grandes para aguantar este golpe. Posiblemente
esperarán hasta ver qué soluciones se presenten. Iniciaremos
conversaciones directas con el presidente de la República con
el fin de que se revea la medida. (DIARIO HOY) (P. 6-A)

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