Guayaquil. 06 may 2000. Tenemos la visión de llegar al poder a
mediano o largo plazo, pero no hay la idea de llegar por la fuerza
sino por la democracia. Así resume Marco Murillo, presidente de la
Federación Ecuatoriana de Indígenas Evangélicos (Feine), el
enfoque de la organización respecto del poder político.

No queremos derrocar gobiernos sino un cambio en las políticas
económicas y sociales, afirmó.

La Feine, creada en 1980, se autodefine como una organización
eclesial, social, no gubernamental, encargada del desarrollo
integral de los pueblos, organizaciones, comunidades e iglesias
indígenas del Ecuador.

Contralores de los dirigentes

Murillo considera que su grupo constituye una reserva moral dentro
del movimiento indígena. Queremos ampliar el tejido social,
incluso dentro de los pueblos indígenas, constituirnos en
contralores de los dirigentes, señaló.

El mayor logro que han obtenido en este año es el reconocimiento
de su organización ante la opinión pública como una organización
indígena con amplia presencia en el país.

Queríamos ser un referente, porque integrantes de la misma Conaie
desconocían que existíamos, puntualizó Murillo.

Recientemente, la Feine se unió con la Federación Nacional de
Organizaciones Campesinas, Indígenas y Negras (Fenocin) para la
toma del Consejo de Desarrollo de las Nacionalidades y Pueblos del
Ecuador (Codenpe).

La Fenocin evolucionó desde una serie de organizaciones campesinas
que datan de 1958 y mantiene una vinculación directa con
movimientos y organizaciones sociales de tipo sindical y gremial,
y ha integrado el Frente Popular, relacionado con el partido
Movimiento Popular Democrático (MPD).

El enfoque de la Fenocin está en la interculturalidad, según
declaró hace pocos días su presidente, Pedro De La Cruz, frente a
lo que él considera un enfoque etnocentrista y religioso de la
Conaie y la Feine, respectivamente.

Conaie las reconoce

Salvador Quishpe, ex presidente de la Ecuarunari, reconoce la
presencia y el campo de acción de la Feine y la Fenocin.

Sobre las estrategias de la Fenocin, él acepta que es una
organización que trata de ser más amplia al recibir en sus bases a
indígenas campesinos y negros del Ecuador.

Sin embargo, cree que sus estrategias todavía tienen una base
sindicalista que, por ejemplo, la Ecuarunari ya pudo superar.

En el caso de la Feine, Quishpe todavía no ha podido comprender
cuál es la visión política. Solo ha podido observar que a
diferencia de la Conaie, sus estrategias son las de convocar a la
gente a través de las iglesias evangélicas.

¿Cuántos indios hay?

Establecer la cantidad de indios que existen en el Ecuador es un
tema que ha ocasionado más de un dolor de cabeza.

El problema comienza cuando se trata de establecer quiénes son
indígenas, es decir si como tales se debe considerar a quienes
tienen características físicas de indios o a los que viven dentro
del mundo andino indígena.

La sociedad blanco mestiza ha afirmado y basta recordar las
afirmaciones que han hecho políticos como León Febres-Cordero u
Osvaldo Hurtado que la población indígena es de un poco menos de 2
millones de personas y que, como tal, no tiene derecho a imponer
su visión del mundo en el Ecuador. El movimiento indígena
organizado sostiene, mientras tanto, que su población es de 4
millones de personas.

Sin embargo, no existen datos certeros sobre el tema ya que los
últimos censos no han incluido la variable étnica en sus
consultas. Además, porque desde tiempos coloniales las poblaciones
indígenas se han resistido a los censos ya que estos fueron
utilizados como mecanismos para recaudar impuestos.

En todo caso, la discusión tiene un contenido que va mucho más
allá del simple dato demográfico para ser más bien político.
Establecer qué porcentaje de la población ecuatoriana es indígena
es como determinar el potencial poder del grupo y, también de
cierta forma, el grado de derechos que tiene.

Sin embargo, para la dirigencia del movimiento indígena la
discusión de algún modo ha sido superada desde el momento en que
la Conaie se convirtió en un organismo cuyas reivindicaciones
rebasan lo étnico o nacional. Según Antonio Vargas, la Conaie es
actualmente el eje de las demandas de todos los sectores
populares, por lo que sus proyectos no son únicamente indígenas.

Los fondos, un misterio pendiente

Muchas suspicacias han despertado los orígenes de los fondos con
los que se financia el movimiento indígena.

Lo que más llama la atención es la capacidad de suministrar fondos
para grandes movilizaciones que, según la Policía, pueden llegar a
costar 200 mil dólares como la realizada en marzo de 1999.

Al movimiento, dice Salvador Quishpe, lo financian algunas
organizaciones no gubernamentales (ONG) internacionales,
dependiendo de los proyectos que presenta.

Las movilizaciones no se costean con fondos especiales, la última,
por ejemplo, se la hizo por organización de los indígenas de las
comunidades. Ese es el patrimonio acumulado de muchos años de
organización, dice Quishpe.

Los vehículos que ocupa la Conaie tienen mucho tiempo de uso,
sostiene. Los carros que utilizaron durante un viaje a Guayaquil,
dice Quishpe, los prestaron simpatizantes del movimiento. Ellos
ponen a nuestra disposición carros, gente que nos da seguridad.
Agrega que la Ecuarunari no tiene automotores.

La Ecuarunari tiene un proyecto de reconstrucción de pueblos
quichuas para tres años, que se acaba de aprobar con
financiamiento de la fundación IBIS de Dinamarca.

Estos fondos se destinarán para talleres, capacitación mediante
cursos.

Diego Iturralde, experto en temas indígenas, sostiene que las
donaciones de las ONG suelen ser de doble vía, es decir un
organismo internacional transfiere los fondos a una ecuatoriana
que, a su vez, la traspasa a organismos como la Conaie o
Ecuarunari. Pero lo que Iturralde no se explica es cómo se
financian las movilizaciones y aquí contradice lo dicho por
Quishpe. La Conaie no tiene una bolsa que se ha ido ahorrando. Ahí
hay que sospechar de transportistas, taxistas, petroleros, gente
que gana con estas movilizaciones.

Una fuente militar que pidió que se mantenga su identidad en el
anonimato llegó más lejos y sostiene que las últimas
movilizaciones fueron financiadas por importantes capitalistas que
necesitaban desestabilizar al régimen.

Nina Pacari

Diputada nacional por el Movimiento Pachakutik Nuevo País, Nina
Pacari (39 años) nació en Cotacachi (Imbabura) y desde allí se
inició en el movimiento indígena con la participación en talleres
culturales.

Es doctora en leyes, graduada en la Universidad Central de Quito.

Se ha desempeñado como asesora jurídica de las organizaciones
indígenas como la Conaie y el Movimiento Indígena de Chimborazo.
Fue dirigente de tierras de la organización y secretaria ejecutiva
del Compladein. En 1998 fue elegida asambleísta y luego diputada
nacional por Pachakutik.

Blanca Chancoso

Dirigente de relaciones internacionales de la Conaie, Chancoso
fundó la Federación de Indígenas de Imbabura (FICI) y desde allí
inició su formación de líder indígena.

Su participación política resurgió en la movilización de marzo de
1999 cuando encabezó la marcha en Quito junto con un numeroso
grupo de mujeres de Imbabura.

Nació en Cotacachi, es profesora de primaria graduada en el
Instituto Normal de Uyumbicho, pero nunca llegó a ejercer la
profesión.

Tras ser dirigente de la Ecuarunari por varios años trabajó con
las Naciones Unidas.

Ricardo Ulcuango

Vicepresidente de la Conaie, Ulcuango, quichua cayambe de 33 años,
se ha caracterizado por ser uno de los dirigentes con
planteamientos más radicales dentro de la Conaie. En noviembre
pasado fue elegido vicepresidente de la organización luego de
disputar la presidencia con Antonio Vargas.

Sus inicios estuvieron marcados por su cercanía con los partidos
de izquierda, en especial con la izquierda cristiana. Fue tesorero
y presidente de su comunidad en Cangahua y de la organización de
segundo grado. Actualmente estudia en un colegio nocturno.


Carmen Yamberla
Presidenta de la Federación de Indígenas de Imbabura, Yamberla, de
35 años de edad, es la primera mujer en postularse como candidata
a la Alcaldía de Otavalo (Imbabura) para las próximas elecciones
seccionales.

Nació en la comunidad de Montserrate, cerca de Otavalo, y tiene
título de bachiller.

Durante sus primeros años se desempeñó como catequista de la
organización de mujeres de su zona. Luego fue elegida presidenta
de la Federación de Indígenas de Imbabura (FICI) y el año pasado
la reeligieron. (Texto tomado de El Universo)
EXPLORED
en Ciudad Guayaquil

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