Guayaquil. 23 jun 98. Si a usted no le preocupa e incluso le
resta importancia a la macroeconomía en su vida diaria porque
la considera fría o alejada de su realidad, tiene una actitud
equivocada frente a sus propios intereses porque no ha captado
la relación que existe entre el poder adquisitivo del dinero
que tiene en su bolsillo o la desmejoría de su calidad de vida
con las políticas que han aplicado los gobiernos de turno en
Ecuador.

Un ejemplo clarísimo está en la expansión del déficit fiscal.

Mantener un desfase elevado, que para 1998 se proyecta en el
6% del PIB, presiona a la inflación. Como consecuencia del
repunte de ese indicador, disminuye el valor real del salario
mínimo vital y las remuneraciones complementarias obtenidas
por un trabajador del sector privado. En buen romance, esa
depreciación implica que usted al momento puede comprar menos
bienes y servicios de los que obtenía con la misma cantidad en
1997.

Entre mayo del año pasado y similar mes de este año, los
ingresos reales de los empleados del mencionado sector se
deterioraron en -9%, porcentaje que resulta de comparar
índices publicados por el Banco Central.

Así como en este caso, cada una de las decisiones de esa
naturaleza que tomen las autoridades impactan en la economía
de las familias y por ende en su bienestar.

Es precisamente la voluminosa brecha fiscal de alrededor de
1.400 millones de dólares, la gran preocupación en la
actualidad. Su efecto en el rebrote inflacionario del que
hablamos influye además en las tasas de interés y el tipo de
cambio del dólar, lo que provoca la restricción de la
inversión productiva y crea un círculo vicioso, cuya secuela
es la recesión y el desempleo.

Así también del camino que se escoja para darle solución a esa
problemática dependerá la evolución o retroceso de la
economía.

Mantenerse al margen de las decisiones de índole económico, es
talvez una de las razones por la que los diferentes
mandatarios reinciden en ejecutar erradas estrategias o
manejan en forma ligera e irresponsable el gasto público.

Frente a ese escenario poco halagüeño, consultamos a tres ex
ministros de Finanzas, Pablo Better, Jorge Gallardo y César
Robalino para que, en base a su experiencia y desde cada uno
de sus puntos de vista, ofrezcan alternativas de solución para
la estabilización de la economía sin dejar de lado el
crecimiento.

Tres pilares para una reforma estructural

La reducción de los impuestos a la renta y a los consumos
especiales, así como la eliminación parcial de las
exoneraciones al Impuesto al Valor Agregado, son algunas de
las acciones que de entrada debería tomar el próximo régimen
para enfrentar el déficit fiscal, según el ex ministro de
finanzas, Jorge Gallardo Zavala.

Su propuesta se enmarca dentro de una nueva reforma tributaria
que forma parte de los tres pilares de cambios estructurales
que considera indispensables para que Ecuador comience a salir
de la crisis, que los complementan: el rediseño de los papeles
de la deuda externa y la modernización.

Esos factores, afirma Gallardo, deberían integrar un programa
macroeconómico que necesariamente requerirá el aval del Fondo
Monetario Internacional, FMI, para canjear los papeles de la
deuda externa correspondiente al tramo de los bonos Brady,
cuyo servicio resultará insostenible en las actuales
condiciones.

Tal plan tendrá que mantenerse "a rajatabla", pese a las
posturas que siempre surgen de los grupos de presión, precisó,
porque de ello depende recobrar la credibilidad en los
mercados internacionales.

En el plano tributario se involucra la disminución del
impuesto a la renta a niveles no superiores al 15%, ampliar la
base de contribuyentes del IVA, eliminar los escudos fiscales,
los convenios tributarios. Asimismo, mencionó que se debe
rediseñar y reducir el Impuesto a los Consumos Especiales,
ICE, para que afecte realmente al valor ex fábrica de los
productos, en el primer caso, y evitar el contrabando que
afecta a la industria nacional en el segundo.

Las modificaciones son necesarias porque lo que ha quedado de
manifiesto con el fenómeno El Niño y el derrumbe de los
precios internacionales del petróleo es que Ecuador tiene una
débil institucionalidad fiscal, lo que implica que el problema
tiene que solucionarse con medidas de fondo y no de forma.

Crear nuevos impuestos o emitir bonos para financiar la brecha
fiscal no soluciona el problema que es estructural, anotó.
"Ecuador ha llegado a un límite de tolerancia en materia de
endeudamiento", sentenció.

Estimó además que con la reducción impositiva se logrará
estimular la inversión y el consumo, aspectos que promoverán
la reactivación de la economía. En ese campo el aporte que
deberá ofrecer el sector oficial es el manejo transparente de
esos recursos, caso contrario "los ecuatorianos no se dejarán
meter nuevamente las manos a los bolsillos".

Un segundo elemento a tratar de forma inmediata para el ex
funcionario es la deuda externa, cuyo vencimiento de capital
en el rubro relacionado a los bonos Brady de capital se
iniciarán en 1999 con un fuerte impacto en el gasto fiscal.

Avizoró dos caminos a seguir: Uno es rediseñar un nuevo papel
que tenga un rendimiento poco más atractivo que los actuales,
pero que permita diferir los pagos de capital y por ende
mejorar su flujo de caja en lo que hace relación al manejo
fiscal.

No hay que olvidar esquemas de recompra de deuda externa en el
mercado secundario, agregó.

Hay una agenda inconclusa en materia de modernización y
privatización que representa un filón de ingresos para el
Fondo de Solidaridad y atraerá la inversión extranjera, dijo
Gallardo al referirse al tercer engranaje de su planteamiento.

De procederse en ese sentido se logrará disminuir el
desempleo, añadió.

Como continuación de la reforma estructural tendrá que
implantarse la focalización de los subsidios al gas y la
electricidad; elevar el precio de la gasolina extra para
disminuir la brecha con el valor de la súper.

Un Decreto Ejecutivo que ordene la austeridad fiscal y lograr
un acuerdo para que los contratos colectivos en las
instituciones del sector público no sean revisados durante un
año, son otros de los mecanismos considerados prioritarios por
Gallardo.

Reconoció que un programa de esa naturaleza a corto plazo
tendrá costos, ellos serán compensados con beneficios a
mediano plazo, lo que sí tiene réditos políticos, experiencia
observada en países como Perú, Argentina, y Brasil, cuyos
mandatarios fueron reelectos al conseguir la estabilización de
sus economías.

Robalino invocó a políticos
a no hacer críticas destructivas

César Robalino, uno de los ex ministros de finanzas en tiempos
de la administración de Sixto Durán-Ballén, sostiene que el
primer paso que deberá dar quien ejerza el mandato será lograr
un acuerdo con el Congreso para ejecutar una reforma
tributaria.

Hay que invocar, recalcó, a los políticos para que no hagan
una crítica destructiva, porque hasta ahora sus líderes no han
contribuido para que Ecuador desarrolle su potencial.

Hay que olvidarse, mencionó, de la aplicación de un impuesto a
la renta progresivo para las personas naturales y fijar uno
flat (plano) que no exceda del 12%, así como simplificar el
sistema de declaración para que cualquier persona lo comprenda
sin dificultades. De la misma manera, piensa que la tasa
correspondiente a las personas jurídicas debe disminuir al
20%.

A ello se suma la eliminación de la mayoría de las
exoneraciones vigentes al IVA, los escudos fiscales y los
convenios tributarios.

La importancia de esos cambios radica en que con ellos se
soluciona el desfase fiscal, caso contrario se persistirá en
la cadena que conduce a un mayor estancamiento económico y
desempleo, los que se traducirán en más problemas
socioeconómicos e incluso políticos.

Su aseveración se sustenta en que el déficit presiona a la
inflación, esta a su vez a las tasas de interés, las que al
elevarse desincentivan la inversión productiva o aumentan la
estructura de costos internos.

De continuar el déficit, adicionó, se distorisionará la
balanza de pagos, pues con una alta inflación se vuelve
insostenible el tipo de cambio del sucre respecto al dólar,
pues de no corregírselo se le restará competitividad a los
exportadores.

Lamentablemente, dice Robalino, el gobierno se ha dedicado a
financiar el déficit y no a bajarlo.

Coincide con Gallardo en lo relativo a que de manera inmediata
a su posesión el nuevo mandatario disponga la eliminación de
los subsidios al gas y al consumo de luz.

También es partidario de subir el valor de los combustibles.

Otro aspecto que debe tomarse en cuenta es la reestructuración
del gasto público que al momento se dilapida.

Robalino hizo un interesante planteamiento: No elevar las
remuneraciones de los servidores públicos más allá de lo que
aumenta la productividad anual del sector. "Los funcionarios
públicos tienen que entender que sus remuneraciones tienen que
estar en función de méritos, de eficiencia y de productividad
y que no deben basarse en la evolución de la inflación".

Es indispensable, expresó Robalino, bajar la inflación porque
mientras no se lo haga no habrá certidumbre del futuro para
quienes deseen invertir. "Bajar la inflación es el mejor
servicio que se le puede dar a los ecuatorianos", recomendó.

Desde su punto de vista las políticas de control de la
inflación son compatibles con las de reducir el desempleo,
pues la estabilización económica da certidumbre a los agentes
económicos para invertir en el aparato productivo con lo que
se crean nuevas plazas de trabajo.

Better: Estabilizar sin comprometer el crecimiento

No comprometer el crecimiento económico del Ecuador es la
condición que debe tener un proceso de estabilización,
advirtió el también ex ministro de finanzas, Pablo Better.

La inflación, especificó, debe ser atacada por la vía de
mejorar la oferta productiva y no reducir la demanda porque de
optarse por la segunda alternativa la recesión empeorará y
crecerá el desempleo y el subempleo. En ese mismo punto, opinó
que la caída de la inflación debe darse en forma progresiva y
no brusca.

Bajo ese parámetro, manifestó que quien se posesione en la
Presidencia de la República el 10 de agosto tendrá que
canalizar los subsidios al gas y la electricidad únicamente
para los estratos sociales más pobres, como mecanismos para
obtener recursos frescos de forma inmediata.

De forma alterna, mencionó el recorte del gasto público
corriente estableciendo prioridades.
Establecer reglas claras de políticas económicas que den
confianza al inversionista y estimulen la inversión, es otra
de las claves contempladas por el ex funcionario en el
gobierno de Rodrigo Borja para sentar las bases del
desarrollo.

Better se inclina a que el desfase entre ingresos y gastos del
sector público no financiero se resuelva por la vía de la
recaudación de impuestos y no recurriendo al endeudamiento
externo ya que "los niveles actuales son difíciles de honrar".

En materia de las exoneraciones al IVA, coincide con Gallardo
y Robalino, en el sentido que tienen que focalizarse hacia los
rubros de medicinas y alimentos e incluso afirmó que "sería
una irresponsabilidad no eliminar las restantes".

Anotó también que los tributos tienen que ser sencillos de
pagar, fáciles de declarar y las tasas tienen que ser
suficientemente bajas y realistas para que sean respetadas y
no evadidas.

Better piensa también que debe renegociarse el tramo de la
deuda externa que es refinanciable como la del Club de París.

El gasto del sector público tenderá a disminuir en la medida
que ciertos servicios sean concesionados o administrados por
empresas del sector privado. "Lo que nos interesa es que el
Estado tenga capacidad de invertir en segmentos específicos
como educación y salud".

Para el ex titular de la Cartera de Finanzas, el tema de la
deuda ha sido manejado en forma desastrosa y poco transparente
por el gobierno interino, por lo que el siguiente gobierno
recibirá una pesada carga que deberá saber administrar. (Texto
tomado de El Universo)
EXPLORED
en Ciudad Guayaquil

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