TRAS LAS HUELLAS DE LA INDUSTRIA LECHERA

Quito. 31.03.91. La terminación del ferrocarril
Quito-Guayaquil en 1908 constituye, con seguridad, el origen
más remoto de la ganadería lechera como actividad
relativamente autónoma y diferenciada, afirma un estudio
realizado por la Comisión Económica para América Latina y el
Caribe (CEPAL), sobre el empresariado lechero en el
Ecuador.

Durante esa época se hicieron las primeras mejorías
tecnológicas a los procesos de producción de leche y sus
derivados -como la mantequilla y el queso- cuya producción era
enviada a los mercados de Quito y Guayaquil, a través del
ferrocarril. Años más tarde, entre 1925 y 1930, este mismo
medio de transporte permitió que la producción lechera del
país pueda ser exportada hacia Colombia.

El ferrocarril fue, pues, el factor desencadenante del
florecimiento de la industria lechera, en tanto acercó las
zonas de producción a las de consumo y permitió, por lo mismo,
una relación económica más estrecha entre las mismas.

A esto habría que añadir la dinamización económica de la
sierra, resultante de su articulación productiva con la costa,
así como los aumentos de precio de los bienes alimenticios en
el mercado mundial.

De otra parte, entre los cambios tecnológicos más importantes
que realizaron los empresarios lecheros de esa época, está la
introducción de ganado de raza importado tipo Durham,
Normanda, Agashine y Holstein Fresian. Un estudio de Oswaldo
Barsky anota al respecto que la introducción de estas razas
genéticamente puras desencadenó un importante proceso de
adaptación del ganado a las condiciones ecológicas de la
geografía serrana.

Otras iniciativas que ayudaron mucho a mejorar la calidad y el
rendimiento de la producción lechera durante los primeros años
de este siglo fue la construcción de un sistema de acequias
que ayudó a la implantación de pasturas artificiales y de
gramíneas como la avena forrajera y el centeno, que
permitieron proporcionar una mejor alimentación al ganado
lechero de aquel entonces.

Esta dinamización del sector lechero a partir de la
construcción del ferrocarril en 1908, tuvo, a su vez, su
efecto multiplicador sobre la región: se formaron una serie de
agroindustrias artesanales en las haciendas para la producción
de queso y mantequilla. Según el mencionado informe de la
CEPAL, existen datos de 1919, que dan cuenta, por ejemplo, de
la importación de maquinaria para la producción de mantequilla
en una hacienda de la provincia de Cotopaxi.

Estas pequeñas industrias lácteas permitieron, por su parte,
dinamizar aún más la actividad lechera del país, pues
generaron una demanda sostenida de leche que debía ser
cubierta por este sector.

Más tarde, durante la década de los 40 y mediados de los 50,
la actividad lechera ecuatoriana se benefició por la
reactivación de la economía del país, a raíz de la renovación
del mercado mundial de la postguerra. Como resultado de ello,
se fueron adaptando una serie de valles serranos para la
producción lechera y se importaron más ejemplares de ganado
lechero.

Esto significó, al cabo de poco tiempo, que la producción de
leche en el Ecuador aumente. Como resultado de la introducción
de las técnicas de inseminación artificial, la producción se
incrementó entre un 50 y 60 por ciento, afirma el documento de
la CEPAL.

Entre 1954 y 1987, la producción lechera del país creció a una
tasa de promedio de 3,9 por ciento anual.De esta forma, el
empresariado lechero ecuatoriano fue configurándose como uno
de los más progresistas y emprendedores de la industria
ecuatoriana.

Según propias palabras del estudio de la CEPAL, "en 1964,
cuando se promulgó la primera Ley de Reforma Agraria, el
productor lechero distaba bastante de ser ese arquetipo del
terrateniente ausentista, ineficiente, poco productivo y
basado en relaciones precarias de producción, que eran
precisamente las características con que dicha ley definía al
agente productivo que sería afectado por la reforma".

La reforma agraria produjo entre los empresarios lecheros una
serie de efectos: redujo el tamaño medio de la haciendas,
disminuyó significativamente la fuerza de trabajo empleada en
la hacienda e impulsó una mayor especialización pecuaria.

De esta forma, hacia finales de los años setenta, las hoyas o
cuencas interandinas de la sierra norte tenían un paisaje
relativamente conformado: haciendas modernizadas y
especializadas en la actividad ganadera en las partes bajas
del valle; y haciendas tradicionales y comunidades campesinas
en la parte alta. (A-2).
EXPLORED
en Ciudad N/D

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