Quito. 13.08.94. (Editorial) No todos se enteraron. Solamente los
más noctámbulos. Pero el barrio se sobresaltó en esa frÃa y
despejada medianoche, en mitad de semana, con una agitación poco
común y no muy frecuente para una zona apacible y residencial, en
torno al parque de la Carolina, en Quito. Allà estaban, amigables
y bulliciosos, dos grupos cuyo gran empeño deportivo dificultaba
su identificación, precisamente por lo inusual de la hora. Pero
quienes se acercaron, llevados por la curiosidad, descubrieron
sorprendidos que no se trataba de deportistas fanáticos,
dispuestos a entrenar inclusive en las horas más insólitas. No.
El episodio prosigue. "Relata refero", decÃa Herodoto. "Como me
lo contaron lo cuento". Los esforzados competidores eran dos, con
el desafÃo en una clásica disciplina olÃmpica: el lanzamiento de
la bala. Claro que, a falta de bala, buenos son ladrillos. Era,
entonces, lanzamiento del ladrillo. Se trataba, en realidad, de
un desempate, pues previamente los adversarios habÃan medido sus
fuerzas a brazo limpio, sobre la mesa, en una emocionante
pulseada criolla. Pero, tras dos intentos bajo techo, con una
victoria por brazo, la duda seguÃa: ¿quién es el más fuerte?
¿quién le tuerce el brazo a quién? Al parque, a averiguarlo.
En el desempate, a cielo abierto. Abdalá Bucaram le ganó sin
mucha dificultad a Frank Vargas: su bala-ladrillo voló casi cinco
metros más lejos que la de su competidor. Como consecuencia,
Marco Proaño, roldosista, serÃa el candidato común a la
presidencia del Congreso, mientras que Juan José Castelló, del
"Frente Patriótico" encabezado por Vargas, tendrÃa que
conformarse con la candidatura a la vicepresidencia. Las
negociaciones con otros grupos polÃticos estaban en marcha y, si
todo salÃa según lo esperado, una amplia alianza podrÃa formarse,
sin el Gobierno ni los social cristianos, con más de cuarenta
votos. Todos contentos. Una vez más: "relata refero", "como me lo
cuentan lo cuento".
Lo que después ocurrió es historia bastante más conocida: el MPD
insistió en la candidatura presidencial de Castelló, el PRE
rompió las negociaciones, los social cristianos atrajeron al
"G-6", el centro izquierda se sintió atrapado entre dos fuegos y,
sumando y restando, Heinz Moeller y Bucaram llegaron a una
conclusión muy práctica y bastante obvia: separados, sus dos
partidos se quedaban sin pan ni pedazo, pero unidos se tomaban el
Congreso, todas las comisiones, cortes y tribunales, los
titulares de los periódicos, las pantallas de la televisión,
muchÃsimas fotografÃas y el gran protagonismo público. Nada
menos. Y todo eso en un año clave para promociones polÃticas y
emplazamientos electorales. Bingo.
Como podÃa esperarse, el "pacto contra natura" causó quejas,
denuncias, resentimientos, chistes y, también, dramáticos y
conmovedores desgarramientos de vestiduras, algunos bastante
farisaicos, otros muy comprensibles, como la indignada reacción
del social cristiano Ricardo Noboa. Pero los más furibundos
fueron los que intentaron y no pudieron. Y es que en este paÃs,
¿quién no ha negociado polÃticamente con moros y cristianos?
¿Quién no ha estado en pactos y repartos? El problema, mucho más
que un acuerdo inesperado y acaso turbio (pues no se sabe hasta
dónde llegará y que amnistÃa incluirá), es que tantos polÃticos
se asusten tanto de lo que ellos tantas veces han hecho
Por cierto, lo malo no es hablar, negociar y lograr acuerdos
legales y legÃtimos. No. La polÃtica es, según dicen, el arte de
lo posible. Y, con dieciséis partidos, la polÃtica es simplemente
imposible sin diálogos y entendimientos. Lo malo (que no
solamente es malo, sino pésimo y abominable) es que los polÃticos
recurran a un lenguaje feroz contra sus adversarios, con un
estilo matonil y barriobajero que asustarÃa a hampones y
traficantes. Resulta, asÃ, que los simples adversarios parecen
terribles enemigos. Y, claro, con un adversario se puede
coincidir, pero con un enemigo jamás. Se dan, entonces, esos
pactos de "enemigos Ãntimos" que provocan amarguras y crÃticas.
No es para tanto. Que sigan nomás pactando. Pero que no sigan
diciendo barbaridades de sus rivales y adversarios: ellos son sus
próximos aliados. (4A)