El delito de cuatrerismo se ha incrementado en las áreas rurales de las provincias fronterizas con
Colombia, entre ellas, Carchi, Esmeraldas y SucumbÃos. Las autoridades quieren que la seguridad comunitaria sea un soporte para bajar las cifras de este
delito.
Leandro Lema, un campesino de 70 años que vive con su hija y su nieto en el sector de Culaguango, al oriente de Latacunga (Cotopaxi), perdió su vaca y un ternero.
Una noche amarró a sus animales y, a la mañana siguiente, no estaban allÃ. Solo sabe que una camioneta paró y se los llevó. Se quedó sin sus ocho litros de leche, que significaban parte de su diario sustento, y el costo de los animales.
Mientras, en Pusuhisà y Santán, zonas rurales de Latacunga, la alarma se prendió entre los vecinos porque sujetos no identificados han intentado robar animales en varias ocasiones. Una vez, los siguieron y encontraron al ganado en Belisario Quevedo (vÃa a Salcedo), amarrado y lastimado.
Por ello, nueve zonas de la Unión de Comunidades
IndÃgenas y Campesinas de La Laguna (Ucicla) hicieron un pedido a la
FiscalÃa y a la
PolicÃa para que se coloque en el sector una Unidad de la PolicÃa Comunitaria (UPC) y se realicen rondas de vigilancia.
Este fenómeno del robo de ganado, también denominado cuatrerismo o abigeato, no solo se registra a lo largo y ancho de Cotopaxi, según dan cuenta las mismas cifras policiales, sino en otras provincias y, últimamente, de manera especial en zonas rurales fronterizas con Colombia, por lo que pequeños y grandes ganaderos piden ayuda de las autoridades.
Seguridad comunitaria
En Cotopaxi, uno de los últimos casos de robo de ganado se dio en Bellavista (Maca Grande), cuando tres sujetos de la parroquia Mulaló (Latacunga) fueron descubiertos cometiendo el ilÃcito. Entonces, la comunidad aplicó la Justicia indÃgena. Los acusados reconocieron su culpa, pagaron una indemnización y prometieron no seguir sustrayendo ganado.
Vicente Tibán, fiscal de Asuntos IndÃgenas de Cotopaxi, admitió que el cuatrerismo es uno de los principales problemas y conflictos en las comunidades.
Para afrontar esto, decidieron dictar talleres para que se aplique la seguridad comunitaria e instruyeron a los dirigentes indÃgenas en normas de procedimiento en caso de detener a delincuentes, para que no infrinjan la ley y evitar los linchamientos.
Incluso, organizaron unidades comunales para realizar rondas nocturnas. Además, planean instalar alarmas comunitarias.
En Cotopaxi, las zonas más vulnerables para este delito son las de la parte occidental de Salcedo: CumbijÃn, Palama y Papahurco; asà como en la zona oriental de Latacunga: Palopo.
Cruza fronteras
La PolicÃa Judicial del Ecuador tiene identificado que el delito de abigeato o cuatrerismo no solo se comete en el interior del paÃs, sino especialmente en zonas rurales fronterizas del norte: Carchi, Esmeraldas y SucumbÃos.
En estos casos, la PolicÃa ha detectado que el fenómeno se mantiene o tiende a incrementarse porque no hay cómo cruzar a territorio colombiano a recuperar el ganado sustraÃdo, ya que existe el riesgo de ser atacados no tanto por miembros de las fuerzas militares de Colombia, sino por grupos guerrilleros, paramilitares y de delincuentes comunes y organizados que operan en varias zonas fronterizas rurales del vecino paÃs.
Según una fuente policial que pidió no ser citada, el cuatrerismo campea en esos lugares debido a la existencia de largas extensiones de terreno en los que, debido a lo inhóspito, está limitado el accionar operativo y de vigilancia de los gendarmes ecuatorianos. Además, en esos sectores, el ganado está disperso o suelto, de lo cual se aprovechan los antisociales.
La PolicÃa ecuatoriana ha pedido ayuda a su similar de Colombia, pero no ha habido eco, ya que sus voceros de Nariño y Putumayo han reconocido que no pueden rastrear zonas rurales de su frontera porque resulta peligroso por la presencia de guerrilleros de las FARC o paramilitares.
Además, argumentan que resulta infructuoso porque el ganado que es llevado ilegalmente desde el Ecuador es inmediatamente despostado o sacrificado en suelo rural colombiano, su carne sale a la venta y se termina asà con la evidencia fÃsica del delito. (PC-NST)