México. 07.01.94. El Ejército Zapatista de Liberación Nacional
(EZLN) tomó ayer Tenejapa, a unos 40 Km de la ciudad de San
Cristóbal de Las Casas, mientras continúan los combates en las
poblados cercanos de El Corralito, San Isidro, El Ocotal, San
Antonio de los Baños, Corazón de María y en Ocosingo.

Las Fuerzas Armadas bombardearon la madrugada del jueves los
pueblos de zonas aledañas a San Cristóbal, lo que obligó a muchos
de los habitantes de las montañas a huir hacia la zona
arqueológica de Palenque o a refugiarse en la ciudad.

El ejército se prepara para sostener nuevos enfrentamientos con
los rebeldes, quienes se niegan a deponer las armas y alistan a
más campesinos en sus filas.

La zona de conflicto ha sido sitiada por miles de soldados que
custodian todos los caminos, decenas de tanques, helicópteros y
aviones.

El presidente Carlos Salinas declaró que las acciones del
Gobierno en el conflicto de Chiapas se enmarcan en la
Constitución y afirmó que se aplicará estrictamente la ley.

Aseguró que la acción firme de la autoridad no se ejercerá contra
las comunidades, "a las que respetamos y apoyamos, ni contra las
organizaciones plurales que trabajan de manera dedicada en la
zona" y reiteró su compromiso con el respeto a los derechos
humanos.

NO DEPONEN LAS ARMAS

El Ejército Mexicano ha incrementado el movimiento militar en las
zonas montañosas del Estado de Chiapas y se prepara ante la
posibilidad de nuevos enfrentamientos con los rebeldes, que se
niegan a deponer las armas y alistan a más campesinos en sus
filas.

La zona del conflicto en Chiapas, en el sureste del Estado, ha
sido virtualmente ocupada por miles de soldados, decenas de
tanques, además de varios helicópteros y aviones, cuyo número
mantienen en secreto las Fuerzas Armadas, y que patrullan el área
en prevención de que los zapatistas ocupen más poblaciones.

En los seis días de lucha armada han muerto al menos 96 personas,
según los datos oficiales de la Secretaría de la Defensa
Nacional, aunque extraoficialmente los fallecimientos se calculan
en unos 250, con más de medio millar de heridos.

Las Fuerzas Armadas han confirmado que han causado al menos 61
bajas entre los miembros del Ejército Zapatista de Liberación
Nacional (EZLN) y que en total han sido detenidos 34 de ellos
desde el comienzo de las hostilidades.

Con el reforzamiento de la ofensiva militar y el repliegue de las
fuerzas rebeldes, los habitantes de las comunidades indígenas y
rurales situadas en la zona de conflicto han perdido sus
viviendas, sufrido robos y muchos han huido a poblaciones más
seguras.

El pueblo chiapaneco, que desde hace unos 70 años (cuando
concluyó la Revolución Mexicana) no escuchaba bombas, tiros
constantes o divisaba soldados y gente armada en las principales
calles de sus poblados, se acostumbra paulatinamente a las
hostilidades y recuerda con horror el sufrimiento de sus vecinos
guatemaltecos en su guerra civil.

Los últimos enfrentamientos se registraron el miércoles por la
noche a unos cuatro kilómetros de la ciudad colonial de San
Cristóbal de las Casas, donde se inició el levantamiento el
pasado sábado, y aún continúan los ataques esporádicos en algunos
municipios.

Fuentes civiles dijeron hoy, jueves, a EFE que esta mañana se
escucharon al menos dos explosiones de bombas en la zona
montañosa aledaña a San Cristóbal, donde se encuentran los
poblados de El Corralito, San Isidro, El Ocotal, San Antonio de
los Baños, Pinavetal y Corazón de María.

También en fuentes no oficiales se informó de que el EZLN ha
ocupado el poblado indígena de Tenejapa, a unos 40 kilómetros de
San Cristóbal de las Casas, y que los soldados viajan hacia esa
comunidad para verificar los rumores y reprimir a los zapatistas.

San Cristóbal de las Casas recupera paulatinamente sus servicios
públicos como el abastecimiento de agua potable, energía
eléctrica y gas, mientras que la mayor parte de los comercios
abrieron hoy y se reanudaron las actividades municipales.

Según las informaciones oficiales, miles de indígenas que habitan
los poblados rurales atrapados en las zona de conflicto han
manifestado su rechazo al movimiento armado y han unido sus voces
a las del pueblo mexicano que pide diálogo y paz.

La dirigencia del EZLN mantiene su negativa a negociar con el
Gobierno y ha dejado claro que proseguirá la lucha hasta obtener
sus exigencias o morir.

Uno de los rebeldes del Frente Urbano del EZLN en la ciudad de
México reveló en una llamada telefónica al diario mexicano "La
Jornada" la ubicación de un documento con su ideología que
precisa las bases de su lucha y advierte que el movimiento "será
de muchos años".

También dice que la lucha se iniciará pronto en la capital
mexicana, "pero no atentaremos contra la sociedad civil, lo
objetivos serán los centros neurálgicos de la oligarquía", y
demanda al pueblo mexicano unirse al movimiento y vengar la
muerte de los rebeldes "porque será como si estuvieran matando a
lo mejor de ustedes".

"Luchamos contra la violencia de la pobreza, del hambre, de la
farsa electoral, del desempleo y las enfermedades de los pobres;
luchamos por el socialismo", afirma al indicar que el bombardeo
por parte del Ejército "no puede ser legal".

Los rebeldes dijeron que ha fracasado el modelo neoliberal y
anuncian que el movimiento armado se dispersará por otros países
latinoamericanos para reivindicar el socialismo.

Sin embargo, las informaciones de los rebeldes son
contradictorias, ya que en su documento se dice que luchan por el
socialismo y en las entrevistas con los comandantes éstos niegan
ser marxistas, socialistas o maoistas.

ADMITIR PROBLEMAS Y APLASTAR GUERRILLA: ESTRATEGIA DEL GOBIERNO

El Gobierno de México ha emprendido una doble estrategia para
resolver el levantamiento armado en Chiapas: admitir la pobreza
de la población y destinar recursos a su solución y, por otra
parte, tratar de aplastar militarmente a los rebeldes.
El 1 de enero pasado, el autodenominado Ejército Zapatista de
Liberación Nacional (EZLN) se levantó en armas en el sureño
Estado de Chiapas y declaró la guerra al Ejército mexicano, ante
la impaciencia del pueblo por emerger de la pobreza y la
marginación.

Inmediatamente, el Gobierno de México ofreció dialogar con los
rebeldes y envió a una delegación gubernamental para estudiar las
demandas y destinar recursos urgentes para resolver la pobreza de
la población.

Sin embargo, el EZLN se ha negado reiteradamente a dialogar y
mantiene su postura de empuñar las armas hasta triunfar o morir,
y el Gobierno ha decidido aplastarlos militarmente, como una
estrategia de reputación y advertencia a otros grupos que
pretendan unirse a las fuerzas alzadas.

En su doble estrategia, el Gobierno ha anunciado una indefinida,
aunque millonaria, partida de recursos para el establecimiento de
programas de atención a la pobreza, que en México aqueja sobre
todo a los chiapanecos, que sufren el mayor rezago económico.

Se establecerán nuevos hospitales, construirán carreteras y se
abastecerá de energía eléctrica, agua potable y alcantarillado a
las poblaciones más marginadas para atender de forma urgente las
necesidades de los campesinos e indígenas.

Por otra parte, y como advertencia a los rebeldes, se emprendió
un intenso operativo de bombardeo, que lleva en vigor casi 30
horas, para aplastar a los guerrilleros e intentar dar con los
cuarteles rebeldes.

El Ejército mexicano ha emprendido una auténtica ofensiva
militar, superior a la empleada por cualquier gobierno
centroamericano para combatir a sus guerrillas en el último
decenio, y que consta de unos 15.000 soldados y decenas de
tanques blindados, según los cálculos periodísticos.

Los soldados han invadido Chiapas, prácticamente, para evitar que
los rebeldes tomen más poblaciones y proteger a los civiles,
muchos de los cuales han fallecido en fuegos cruzados entre
militares y rebeldes.

Según los observadores mexicanos, el Gobierno ha actuado
serenamente porque está "pasmado" por el levantamiento armado,
que nunca se esperó en un país con una elevada vocación pacífica
y que se prepara para entrar en el "primer mundo", con el Tratado
de Libre Comercio (TLC) de Norteamérica, vigente desde el pasado
sábado.

Estas personas, que han solicitado el anonimato, han dicho que
los más altos funcionarios del Gobierno no han expresado sus
opiniones "porque están acostumbrados a dar sólo buenas
noticias", y esperan a que cese el combate para aplaudir las
acciones militares.

El problema es que en sus bombardeos, las Fuerzas Armadas han
arremetido accidentalmente contra la población civil, y ésta ha
huido de las zonas en conflicto y pedido el respeto a sus
derechos humanos, así como el refugio en poblaciones vecinas.

Los guerrilleros, en comunicaciones con la prensa mexicana, han
llamado al pueblo a unirse a la lucha armada contra el Gobierno y
la pobreza que ha auspiciado, y a no permitir que el Ejército los
asesine.

No obstante, lo que los insurrectos no han tenido en cuenta es
que al combatir al Ejército, formado principalmente por indígenas
o ciudadanos de escasos recursos e instrucción, luchan contra sus
propios hermanos de la pobreza y la marginación.

El Ejército es también un reflejo de la pobreza que, según los
estudios oficiales, sufre el 40 por ciento de la población
mexicana, lo que convierte el conflicto armado en una auténtica
batalla entre pobres, unos rebeldes y otros no.

El cruento combate ha sorprendido a toda la población mexicana
ajena al conflicto, que creyó que sería aplacado en pocos días, y
ha incitado a todos a pedir a gritos la paz, que hasta hace una
semana caracterizó mundialmente a México. (EFE) (12A)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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