Grandes firmas
Andrés Oppenheimer
Articulista de The Miami Herald
La audiencia de confirmación del Secretario de Estado, John Kerry, en el Senado, fue un ejemplo perfecto de lo que anda mal en la política exterior de Estados Unidos: la sesión le dedicó 70% del tiempo a Medio Oriente y Asia Central, 25% a Rusia y China y 5% a Latinoamérica.
Tal como se esperaba, Kerry -uno de los máximos representantes del establishment de la política exterior estadounidense- no enfrentó muchas preguntas difíciles durante la audiencia de casi cuatro horas ante el Comité de Relaciones Exteriores del Senado, donde se desempeñó durante los últimos 28 años.
Mucho de lo que dijo Kerry durante la audiencia estuvo en lo cierto.
"Cada vez más, la política exterior es política económica", dijo Kerry, acentuando que Estados Unidos debe resolver primero su crisis fiscal interna y hacerse más competitivo en el extranjero antes de dar lecciones de gobernabilidad a otros países.
"La política exterior estadounidense no se define solamente por (aviones) drones y despliegues de tropas", agregó Kerry. "No podemos permitir que el extraordinario bien que hacemos al salvar y cambiar vidas sea eclipsado completamente por el papel que hemos tenido que desempeñar desde el 11 de septiembre (de 2001), un papel que nos fue impuesto forzosamente".
Pero casi todas las preguntas de sus colegas senadores se centraron en Medio Oriente y en Asia Central, y más específicamente en Afganistán, el movimiento Talibán, el programa nuclear de Irán, la guerra civil siria y el ascenso de los partidos islámicos en Egipto, Túnez, y Libia.
O sea, la audiencia se centró en temas vinculados con los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, los mismos temas que, según afirmó Kerry, no deben eclipsar a otras prioridades.
En lo que hace a Latinoamérica, de no ser por las preguntas aisladas del senador Bob Menéndez (Demócrata de Nueva Jersey), cubanoestadoundiense que probablemente suceda a Kerry en la conducción del Comité de Relaciones Exteriores; Marco Rubio (Republicano de Florida) y Tom Udall (Demócrata de Nuevo México), la región hubiera pasado prácticamente inadvertida, como un asterisco entre las regiones más importantes del mundo.
El mismo Kerry no le ha prestado mucha atención a la región desde mediados de la década de 1980, cuando encabezó la lucha para que Estados Unidos dejara de financiar a los rebeldes contras de Nicaragua.
Y, seamos justos, el Gobierno de Obama tampoco le ha prestado mucha atención a Latinoamérica, como tampoco lo hizo el gobierno de Bush anteriormente.
Ningún analista serio puede pretender que el programa nuclear de Irán, o el terrorismo de Al Qaida no ocupen el centro de la agenda de seguridad y política exterior de Estados Unidos.
Pero, si la política exterior de ese país está cada vez ligada a la política económica y, si Washington debe aumentar su cuota del comercio global, tal como dijo Kerry, indudablemente debe promover más estrechos vínculos económicos con México, Brasil, Colombia, Perú, Chile y otros vecinos de rápido crecimiento del continente.
Entre los datos que Kerry y los senadores del Comité de Relaciones Exteriores tendrían que tener en cuenta en el futuro: todo indica que Latinoamérica seguirá creciendo a un ritmo más rápido que los países industrializados, según proyecciones del Fondo Monetario Internacional.
Este año, la región crecerá un promedio del 3.6%, mientras las economías del mundo industrializado crecerán un 1.4%, según el FMI.
El 44% de las exportaciones mundiales de Estados Unidos van a países del hemisferio occidental, según las últimas cifras oficiales.
En 2011, Estados Unidos exportó más a México ($197 000 millones) que a Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, España e Irlanda juntos, y exportó tres veces más a Latinoamérica ($366 mil millones) que a China ($103 mil millones). En materia de energía -y esto es poco sabido- EEUU recibe de países de las Américas, incluido Canadá, el 52% de sus importaciones totales de petróleo, contra solo 22% que viene de países del Golfo Pérsico, según la Agencia de Información de Energía de Estados Unidos.
Mi opinión: El Gobierno de Barcak Obama lanzó un ambicioso plan de libre comercio denominado Acuerdo de Sociedad Transpacífica que -aunque principalmente apunta a Asia- podría beneficiar a algunos países latinoamericanos de la costa del Pacífico, pero ya es hora de que presente un plan igualmente ambicioso para los países de las Américas que quieran participar.
No hay dudas de que Irán y la amenaza del terrorismo seguirán dominando la agenda de la política exterior estadounidense. Pero, si John Kerry logra aumentar el interés de Washington sobre los países con futuro de Latinoamérica a, digamos, un modesto 20%, eso ya sería un gran avance.
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