Buenos Aires. 14 ago 2000. Varias fueron las crisis que atravesó
el Mercosur --las de México, Asia, Rusia, Brasil--. Sin embargo,
la actual presenta el desafÃo de dar respuesta a un pedido en el
que coinciden el sector público y el privado: la coordinación de
polÃticas macroeconómicas para consolidar el proceso de
integración
La necesidad de relanzar el Mercosur, el inicio de una "nueva
era" con polÃticas comunes consensuadas fue el tema que, por la
enorme influencia que el futuro del bloque tiene en las obras de
infraestructura regional, el intercambio industrial y los
servicios profesionales involucrados, se analizó en el Centro
Argentino de Ingenieros en Buenos Aires en ocasión de celebrarse
la Semana de la IngenierÃa 2000. El pasado económico de los
paÃses que integran el bloque es similar: una economÃa cerrada y
con poca experiencia para competir en el mercado internacional,
uno de los motivos que dio origen al bloque regional, acompañado
por intereses polÃticos como integrar a la Argentina y Brasil
(paÃses con larga data de desconfianza mutua que alimentaban
hipótesis de guerra). Lo cierto es que el Mercosur hoy debe
afrontar algunos problemas comerciales que, sin embargo, son
mucho menos importantes que los acuerdos logrados. Sebastião Do
Rego Barros, embajador de Brasil en la Argentina, afirmó: "Para
Brasil continúa vigente el sentido polÃtico y económico del
Mercosur y, a pesar de sus defectos, logramos un entendimiento
mayor que el que existÃa hace 10 años. Por este camino muchas son
las inversiones que llegaron a la región; sin embargo, a pesar de
que el mundo no es muy generoso con relación a los paÃses
emergentes, debemos atraer muchas más. Las crisis sufridas a
partir del 95 no impidieron que tengamos condiciones objetivas
para seguir creciendo y espero que con la pronta inclusión de
Bolivia y Chile la moneda común, que es un objetivo para Brasil
por el cual estamos haciendo un serio, firme y fuerte esfuerzo de
coordinación macroeconómica, sea otro paso en este camino para
tratar metas comunes para las economÃas de la región, por lo
menos en términos de déficit fiscal y tal vez también metas de
exportación. Los gobiernos de Brasil y la Argentina tienen una
firme decisión de lograrlo antes de fin de año".
El tipo de cambio
A pesar del optimismo, la realidad es que el Mercosur no resolvió
hasta el momento varios problemas, como por ejemplo el cambiario:
no existe previsión en caso de que alguno de los paÃses que lo
integran devalúe; de acceso al mercado: porque hay restricciones
arancelarias para los 4 paÃses; el arancel externo común: tiene
perforaciones, la primera perforación fue argentina cuando hizo
un acuerdo bilateral con México abandonando la práctica correcta,
luego lo hizo Brasil con México y con el grupo andino; la renta
aduanera: el producto que ingresa al bloque paga un arancel
externo común que debe abonar nuevamente cuando ingresa a uno de
los 4 paÃses, cosa que no ocurre en la Unión Europea, donde paga
una sola vez y circula por todos los paÃses miembros; y problemas
institucionales: una secretarÃa diseñada para el seguimiento de
lo que pasa en el Mercosur que hoy está debilitada, casi
inexistente, sin capacidad de opinión y propuestas.
Los conflictos
Elvio Baldinelli, economista, sostuvo: "El Mercosur adolece de un
sistema de solución de controversias que funcione correctamente y
esto es asà porque las cancillerÃas no asumieron con entusiasmo
su tarea, pensaron que bastaban los procedimientos diplomáticos,
lo cual es cierto en un 95%, pero siempre queda un 5% que ni
siquiera tiene solución en la mesa de los presidentes; por eso no
hay más remedio que contar con un sistema que tenga sentencias, y
que se las cumpla. Además, existe un peligro latente para el
bloque que es la concentración de inversiones, debido a que
ciertos factores que hacen al costo como la energÃa eléctrica, la
mano de obra, la facilidad de acceso a los centros de
abastecimiento, el respeto a las leyes y el tamaño del mercado
son diferentes en los 4 paÃses que lo integran. Por eso, el
inversor en el Mercosur se va a sentir inclinado a establecer la
empresa en el paÃs más grande, y ya sabemos cuál es. Diferentes
opiniones se escuchan para relanzar el Mercosur, me inclino a
pensar que debemos preservar lo que hemos hecho y perfeccionarlo
dentro de lo posible, no queremos convertirlo en un paÃs pero sÃ
beneficiarnos con el intercambio. En cuanto a la relación que el
bloque tiene con otras áreas como la Organización Mundial del
Comercio, el ALCA y la Unión Europea, sabemos que no tienen
motivación polÃtica para hacer acuerdos con el Mercosur, el
problema agrÃcola es grave y no somos nosotros quienes decidimos,
Estados Unidos no quiere enojar a los sindicatos con más
productos que vengan de paÃses con mano de obra barata. Por eso
tratan de imponer una vinculación entre las condiciones de
trabajo --sobre todo los salarios-- y el comercio, razones por
las que creo deberÃamos mirar a otros paÃses. Brasil propuso
hacer una zona de libre comercio con Sudáfrica y plantearlo en
términos del Mercosur; considero interesante ampliar esta mirada
y pensar también en Australia, que tiene 19 millones de
habitantes e importa 70 mil millones de dólares por año, o Nueva
Zelanda, con 4 millones de habitantes y una importación de 13 mil
millones de dólares. Existe por lo tanto buena chance de hacer
negocios."
Sin duda que encarar esta zona de libre comercio exige prudencia
porque estos paÃses son verdaderamente eficientes, tienen un
arancel bajo, 5% en Australia para productos manufacturados,
porcentaje que permite tener un margen de preferencia moderado;
de toda maneras, es mejor que lo que el Mercosur darÃa al Nafta -
-Estados Unidos y Canadá tiene un promedio de protección para
productos manufacturados del 2,1/2%-- pero además se podrÃa
plantear con toda justicia que estos paÃses desgravaran
rápidamente en 4 años y que el Mercosur tomara 10 años para
alcanzar también el gravamen cero. (Texto tomado de Tiempos del
Mundo)