Quito. 14 dic 97. Rosa Alba Falcones y Roberto Sinche Rivas
ven con angustia cómo el cerro se derrumba al pie de su casa.
Ni siquiera pueden asomarse porque se marean al ver el abismo
al borde de la ventana.

Algo parecido le sucede a otras familias que habitan en los
bloques 10 y 11 de Bastión Popular, instalados en pleno cerro
que está detrás de la vía Perimetral. El sector está amenazado
por los deslaves y la muerte.

A Vicenta Zambrano se le cayó la casa, a inicios de la semana
que termina. En medio de un torrencial aguacero, un relámpago
brilló en el oscuro firmamento; se escuchó un fuerte trueno,
luego tembló y se abrió la tierra, y sin dar tiempo a nada se
cayó la casa, con la familia adentro. Fueron escenas
dramáticas, sus hijos, Everaldo de 12 años, Geomayra de 7 y
Estefanía de tres, quedaron atrapados entre los escombros. La
ayuda oportuna de sus vecinos logró salvarlos. Por ventura el
colchón los envolvió. La vivienda se destruyó: muebles,
cocina, refrigeradora y demás enseres quedaron sepultados,
junto a la ropa, en el lodo y maderos rotos.

El cerro está agrietado y se desmorona. La lluvia de los
últimos días obligó a varios moradores a evacuar con sus
pertenencias y sus familias. Por las laderas, se ve bajar
gente con camas, televisores y demás pertenencias.
José Rodríguez y Luis Rodríguez Sancán desarmaron sus
viviendas para tratar de salvar la madera y reconstruir cuando
termine el peligro.
En estas condiciones, al menos 50 familias podrían perder su
vivienda. Pero Carlos Peñafiel dice que si se mueven de la
zona podrían perder casa y terreno, en manos de invasores.

Los que viven abajo, como el caso de "El Pajonal", sufren otro
problema; cada vez que llueve se inunda; todos quedan aislados
y se les imposibilita salir a sus trabajos, llevar a la
escuela a los hijos y poner a buen recaudo a sus animales
domésticos.

Rocío Otero, una manabita que acaba de emigrar, no se
acostumbra a tener que salir con agua hasta la rodilla y a
veces a la cintura muy por la mañana, cuando llueve toda la
noche. Rigoberto Moncayo, muy por la mañana lleva a la
escuela en hombros a su hijo.

Muchos habitantes se han ido, cerrando sus casas con candado.
Han preferido arriesgar el inmueble antes que se afecten sus
hijos. La zona es baja y necesita relleno, tal como ha
ocurrido en la mayoría de sitios de Guayaquil, incluso el
suburbio oeste.

Mediante informe enviado al Municipio de Guayaquil, el
geólogo Carlos Martínez recomendó la evacuación inmediata de
los habitantes de los bloques 10 y 11 de Bastión Popular.
También, la construcción de un sistema de drenaje y relleno de
la zona con material compacto.

Un criterio muy similar es el de Alfredo Pesantes, jefe de
brigadas de la Defensa Civil del Guayas. Para este funcionario
el peligro se mantiene, y no solo las casas corren peligro
sino la vida de los habitantes, porque las laderas son
inestables y están compuestas de roca y barro, que con el agua
de las lluvias se transforma en lodo "que fácilmente rueda y
arrastra piedra y monte, sepulta casas y todo lo que esté a su
paso, incluido a las personas.

AGRICULTORES PASAN A SER ALBAÑILES

El Niño ha cambiado el panorama cotidiano de los choneños y
los ha obligado a enfrentar situaciones, nunca antes vividas.
Hasta las creencias tradicionales están alteradas. "Antes se
decía que después de un largo y fuerte aguacero, venía un
corto periodo de descanso. Esto ayudaba a las plantaciones, a
los cultivos, permitía la cosecha" cuenta Raúl Muñoz, pequeño
agricultor del sector. "Ahora ya nadie cree en esto, porque
las lluvias son sucesivas, fuertes, arrasan todo y nadie sabe
cuando van a parar".

Los alimentos en abundancia eran una característica común en
los mercados de Chone. Ahora su desabastecimiento es evidente
y los menús familiares se están volviendo repetitivos. "El
plátano verde nos está salvando la campana", comenta un
vendedor. También en los albergues: el plátano en sus más
diversas variedades, llena el estómago de la mayoría.

La pérdida de los cultivos agrícolas, no solo afecta a la
alimentación diaria. También, obligó a muchos a buscarse otro
oficio. José Reyna Mendoza, de 58 años, se dedicó toda su vida
al campo. Ahora, a su edad, debe aprender el trabajo de los
albañiles y gana lo mismo que un principiante: 10 mil, a veces
20 mil sucres por día. "Yo estoy acostumbrado a coger el
machete, la barreta, el pico, pero no los bailejos. Pero no
queda más, de algo hay que vivir".

Y aunque el turismo nunca ha sido un fuerte ingreso de dinero
para Chone, ahora el acceso es prácticamente una odisea. Los
continuos deslaves provocados por las lluvias han cortado
prácticamente todas las carreteras.

Cuando HOY visitó esta ciudad, la única vía habilitada era la
Bahía-Tosagua-Chone, que exige el doble del tiempo. Algunos
comerciantes de la Sierra no están dispuestos a cumplir este
itinerario y prefieren abstenerse del recorrido. Esto agrava
la escasez de alimentos.

TRES INUNDACIONES EN UN MES

Chone ha cambiado y el responsable es El Niño, quien por tres
ocasiones, en menos de un mes y ha dejado a sus habitantes,
con el agua hasta el cuello. En el paisaje este cambio es
evidente. Antes, al aproximarse a Chone era posible sentir el
aroma a campos productivos, frescos. En estos días, lo que se
percibe es el lodo podrido que queda luego de cada inundación.

LA FAMILIA VERA EN LA CARRETERA

La familia de Rosa Vera Loor, para no estar lejos de su hogar,
buscó el lugar seco, más cercano y se instaló.

Pese al peligro que representa, ellos escogieron la carretera,
"porque está frente a la casa". En este refugio improvisado
habitan dos familias. 'Nos llevamos como parientes y a donde
nosotros vamos, ellos vienen", cuenta Rosa. En total, trece
personas ocupan apretadamente una carpa.

Las dos familias mantienen el buen humor siempre y son muy
católicas.
La familia Vera Loor tiene costumbres especiales: comen los
llamados pájaros garrapateros, "porque curan el asma". El
menor de los Vera, de 11 años, con entusiasmo pelaba el ave, y
el resto de la familia lo tomaba con absoluta normalidad.

ESCASEZ DE COMIDA

Pese a que subsisten con lo que trabajan los hombres de la
casa en el centro de Chone, hay días que falta la comida.

La Defensa Civil nunca les entregó ni una sola ración, pese a
que en las bodegas de esta institución, hasta el jueves
existían 1.026 fundas alimenticias de reserva


PUGNAS ENTRE LOS VECINOS

En Bahía de Cáraquez, los dueños de viviendas y negocios
limpian prolíjamente sus portale, luego de los deslaves
ocurridos la noche del miércoles. Ahora hay pugnas entre
vecinos por las cantidades de tierra que cada casa tenía.
"Ustedes nos han echado tierra para nuestro lado", se escuchó
decir, en medio de una discusión.

Manabí es una provincia de contrastes. Esto se evidencia
también en la forma en que su gente soporta los contratiempos
que el fenómeno de El Niño ocasiona. Mientras unos aceptan la
situación con resignación y hasta consiguen mantener el buen
humor, otros manifiestan claramente su indignación con
agresividad.

Paradójicamente, aquellos que perdieron prácticamente todo y
se encuentran ahora viviendo en una plaza pública o al filo de
una transitada carretera - como los evacuados de Chone-,
encuentran pequeños motivos para la esperanza. Otros, que
recién comienzan a sentir el castigo de las lluvias y gozan de
mejores condiciones para enfrentar con sus propios medios las
contingencias, expresan su ira con la naturaleza y lo reflejan
en el trato con los demás.

En Chone, aunque la situación es más difícil, entre entre los
evacuados, el ambiente es más acogedor. El ánimo de los
numerosos niños que corretean, ajenos a su tragedia, contagia
a sus madres que permanecen con ellos durante el día. Hay
lugar a las bromas: "este Niño no se cansa de orinar", dijo
entre risas una joven damnificada, de esta zona.

LOS DAMNIFICADOS ATENTAN CONTRA EL ORNATO DE LA CIUDAD

"Los evacuados de la plazoleta" es el nombre con que los
choneños identifican a las 50 personas que escogieron la Plaza
de "Los Raidistas", para levantar sus improvisados refugios,
luego de las últimas inundaciones.

La razón por la que están aquí, es clara: cuidar las
pertenencias que permanecen en sus casas, ubicadas en el
barrio Nicolás Marcillo. Pese a que la Defensa Civil ha
intentado llevarlos a los albergues, ellos prefieren estar al
aire libre. Esto les ha costado que desde hace una semana, los
voluntarios no les entreguen las raciones alimenticias que han
llegado destinadas para Chone. "Es una manera de castigarnos",
afirma Martha Rodríguez, quien cumplió dos semanas en el
lugar. También el Municipio amenaza con sacarlos, pues
"atentan contra el ornato", según les dijeron.

La sobrevivencia en la plazoleta ha significado algunos
sacrificios para sus eventuales moradores. Los varones
especialmente, tienen que hacer ronda por las noches en
cuidado de sus familias. "Nos turnamos por horas y con machete
en mano hacemos guardia", comenta Marcos, uno de los jóvenes
que permanece por el momento desocupado, pues "las tierras
siguen inundadas", dice.

SOLO ESTE JUEVES DIARIO HOY NUMERADO

El próximo jueves 18 de diciembre, además de ofrecer la
información de rutina, HOY se transformará en un boleto
numerado, para que los lectores se conviertan en ganadores
solidarios. Con la compra de HOY, ellos contribuirán para ir
en ayuda de los damnificados por El Niño, en el Litoral, y
tendrán la posibilidad de obtener interesantes premios.

Cada ejemplar de HOY tendrá un número distinto, en la parte
superior derecha de la primera página. Ese número y ese
ejemplar será la única contraseña para que los afortunados
retiren, de inmediato, los vehículos o los pasajes al
exterior.

¿Cómo surgió la idea? En HOY, las informaciones diarias sobre
los efectos de las inundaciones y lluvias, especialmente en
los sectores más pobres, provocaron una inevitable "tormenta
de ideas" para convocar a la solidaridad de los ecuatorianos,
pero de una manera creativa y novedosa. Y se impuso no dejar
pasar más tiempo.

De allí surgió esta campaña, cuyo detalle se informa en otras
páginas de esta edición, con el lema: "Hoy es tiempo de
ayudar. Mañana será demasiado tarde".

La idea de HOY prendió de inmediato. Ayer los comentarios
entre los lectores fueron múltiples, aplaudiendo la
iniciativa. Y sucedió algo parecido en distintas empresas y
medios de comunicación, que no dudaron en contribuir
generosamente para que el acopio de recursos, del jueves 18,
sea exitoso.

La firma Daewoo Motor entregó dos vehículos para los lectores
que resulten favorecidos por el sorteo, y la empresa aérea
Saeta contribuyó con pasajes a Nueva York y Miami. HOY también
encontró el apoyo entusiasta de Aventura Mall, de esa ciudad
de La Florida.

Entre los medios de comunicación involucrados en esta campaña
están, además, Gamavisión, Telesistema, Radio Bolívar, Radio
Concierto, Radio Visión, JC Radio, Radio Zaracay, Radio
Centro. Y las firmas: Almacenes Rickie, Sukasa, Ecasa,
Productora Filmar y Veritas Publicitaria.

Se espera que en los próximos días lunes y martes se
incorporarán más empresas, pues la solidaridad ha sido y es un
signo relevante entre los ecuatorianos, a pesar y debido,
precisamente, a las enormes dificultades que afronta la
economía de las mayorías del Ecuador, desde hace mucho tiempo.
En ese panorama, la emergencia en la Costa impone acciones
efectivas e inmediatas.

Los recursos que se obtendrán el próximo jueves se destinarán
a labores de reconstrucción de viviendas, escuelas, vías,
cultivos y solares de las familias costeñas, muchas de las
cuales lo han perdido todo en este crudo invierno tropical,
incluso la esperanza. (DIARIO HOY) (P.6-A y 7-A)
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