Jairo Humberto Giraldo ha confesado solo cinco de los 10 crÃmenes ocurridos este año.
En la madrugada del 12 de octubre, el joven David Suárez llegó al departamento que compartÃa con su hermano Ernesto Daniel, en la avenida González Suárez, en Quito. Apenas ingresó, fue agarrado del cuello por alguien que se ocultó detrás de la puerta. â¿Quieres vivir?â, le preguntó el atacante, quien lo amenazaba con un cuchillo. El sà de David le salvó la vida. No asà la de su hermano. En el interior del departamento ya estaba muerto Ernesto Daniel, de 23 años, la última vÃctima del asesino en serie.
En la comunidad gay del Ecuador no era un secreto lo que estaba ocurriendo y la alarma era general. âEl rumor de una serie de asesinatos de homosexuales en Quito asusta y desconcierta. Al parecer, un asesino escoge vÃctimas que tengan departamentos, se va con ellos y luego los estrangula. El estrangulador ha sido visto por guardias de seguridad y otras personas, pero nadie sabe a ciencia cierta qué aspecto tieneâ, se escribió en una página web de esa comunidad. El 25 de octubre, el jefe de la PolicÃa Judicial de Pichincha, coronel Mario AlbarracÃn, presentó a Jairo Humberto Giraldo MarÃn, colombiano de 18 años, como el autor de cinco asesinatos. El caso queda aparentemente resuelto, sin embargo, deja en el aire otros cinco crÃmenes, cuyo autor se desconoce.
Las investigaciones comenzaron en enero de este año. La primera vÃctima, un hombre mayor, apareció estrangulado en su departamento, desnudo y amarrado a una silla de manos y pies. Sobre este caso, aún la policÃa no determina quién es el asesino. En abril, ocurrieron tres crÃmenes más. El seis de ese mes, Fidel Assad Buenaño Carriel, gerente de una sucursal bancaria; el 12, Carlos Abel Ponce Ponce, cientÃfico mexicano que hacÃa estudios en agricultura; y un dÃa después, el sacerdote Pablo Alejandro Garcés Calero, capellán muy querido del barrio Santa Rita. Todos murieron en sus departamentos, estrangulados. Las vÃctimas eran menores de 30 años, solteros, vivÃan solos, tenÃan vehÃculo, de buena apariencia y una cómoda posición social.
Javier Fernando Guanga Villegas, pareja de Giraldo. Es ecuatoriano.
Según la policÃa, el joven criminal trabajaba prostituyéndose en la avenida Amazonas, en Quito, y ahà se embarcaba en los vehÃculos de sus clientes, asegurándose de que éstos vivieran solos. Una vez al interior de sus departamentos, los mataba y se llevaba objetos de valor y ropa.
Los crÃmenes causaron alarma en la comunidad gay. Algunos aseguraban conocer los rasgos fÃsicos del criminal e incluso su identidad, pero nunca la proporcionaron a la policÃa. El problema, según Jorge Corral, miembro de la comunidad, es que por la falsa discreción âNo se podÃa advertir a las ovejas las caracterÃsticas del lobo que las rondabaâ. En todo caso, la policÃa logró realizar un primer identikit del asesino en base al relato de los guardias de los edificios donde habitaron sus vÃctimas. Pero lo cierto es que los casos siempre se manejaron con reserva. âPorque era preferible que se calle sobre estos hechos, pues incluso podÃan perjudicar la imagen de la Iglesiaâ, sostiene Francisco GuayasamÃn, otro integrante de la comunidad y quien denunció la presencia del psicópata por internet y en los sitios frecuentados por gays.
Según los datos de la policÃa, Jairo Giraldo ingresó a Ecuador en febrero de este año junto a su pareja, un travesti guayaquileño, Javier Fernando Guanga Villegas, de 28 años, a quien conoció en Bogotá y quien tenÃa la intención de someterse a una cirugÃa plástica en Quito. Después de los tres primeros crÃmenes, en abril, la pareja regresó a Colombia. Y Giraldo volvió a nuestro paÃs en septiembre. El 20 de ese mes mató a Carlos Jorge Zavala Barona, de 26 años, accionista de una compañÃa de seguros, y el 12 de octubre a Ernesto Daniel Guzmán Vera, quien trabajaba como ejecutivo en una empresa textil. En el último crimen, Giraldo cometió un error: utilizó el teléfono celular de su vÃctima, y esta fue la pista para su captura. El 22 de octubre, la policÃa detuvo a Javier Guanga en el aeropuerto Mariscal Sucre, luego de armar una presunta cita para servicios sexuales, y minutos después llegaron hasta Giraldo.
Para la comunidad gay el caso no está resuelto, pues de acuerdo a los registros de Francisco GuayasamÃn las vÃctimas son 10 e incluso algunas habrÃan muerto en las fechas en que, según la policÃa, Giraldo no estaba en el paÃs. Además, están los casos de tres crÃmenes en Cuenca y dos más en Guayaquil, que aunque no presentan caracterÃsticas exactas a los ocurridos en Quito también dan indicios de la actuación de un psicópata.
APARIENCIAS
Francisco GuayasamÃn expuso en la página web de la comunidad gay el perfil exacto del asesino, con datos proporcionados por la policÃa y algunos miembros de la comunidad, para que sirva como alerta. âEs un psicópata. Homosexual que acusa a los homosexuales por su condición, ya que fue violado de pequeño. Tiene metido en su cabeza, que es asÃ, por culpa de esa violación. No tiene idea de la diferencia que existe entre homosexualidad y pedofilia. No distingue entre el bien y el mal y no siente ningún malestar cuando mata. Es atractivo, de un metro setenta de estatura y blanco, pelo castaño oscuro. Nadie cree que tiene pinta de asesino, por su presenciaâ.
El dÃa en que Jairo Giraldo fue presentado a la prensa todo coincidió. El coronel AlbarracÃn confirmó que éste fue violado cuando tenÃa ocho años y que de niño vivió en las calles de Bogotá, pidiendo limosna, drogándose y robando. De su padre no sabe nada y de su madre, sólo que vive en MedellÃn. En Colombia, los niños de las calles son conocidos como los âgaminesâ, palabra de origen francés que significa âchiquillos traviesosâ. Ahora que está preso y con la posibilidad de una sentencia máxima de reclusión, justifica su actuación en el hecho de que fue violado en la calle cuando era niño y eso le ocasionó un trauma. âMe venÃan a la mente esos recuerdosâ, trata de explicar, âY después se me nublaba todo, sólo actuabaâ. El estudio sicológico que le realizó la policÃa revela que es un psicópata y no se descarta que en Colombia haya cometido crÃmenes similares.