Quito. 19 dic 97. Canchas deportivas, jeeps con aire
acondicionado, pintura y además caminos vecinales y muros de
contención piden para enfrentar a El Niño

En Milagro, en septiembre, nunca ha llovido más de cuatro
milímetros. En las tres primeras semanas de septiembre de este
año el porcentaje de lluvias se incrementó en 1.100%. El
resultado: la zafra del ingenio Valdez está a punto de
fracasar porque los caminos están lodosos y el producto no
puede extraerse. Si no se termina la zafra habrá escasez de
azúcar en todo el país. El anunciado fenómeno de El Niño
empieza a causar estragos en la economía nacional. Las
acciones para prevenirlo son pocas, sin planificación y, en
año electoral, con más interés político que colectivo.

La Defensa Civil calcula en 129 millones de dólares los daños
que se producirán. En el Plan de Contingencias se presupuestó
apenas 65 millones de dólares de los cuáles solo cinco
millones han sido ya entregados a 70 de los 90 municipios más
vulnerables. El resto deberá esperar hasta que haya recursos,
quién sabe cuándo. El escaso reparto de dinero ya ha generado
renuncias y críticas sobre malversaciones.

CENTRALISMO

El dos de julio de 1997 se declaró la emergencia nacional y se
dispuso que la Defensa Civil "Coordine las acciones necesarias
con todas las autoridades nacionales y seccionales que
conforman el Sistema Nacional de Defensa Civil, para prevenir,
enfrentar y disminuir los efectos de El Niño".

En la práctica fue el Secretario General de la Administración,
Arturo Gangotena, y no el director de la Defensa Civil,
coronel Gustavo Burbano, quien empezó dirigiendo las acciones.
El 19 de septiembre, en medio ya de las primeras lluvias, se
nombró al ingeniero Luis Carrera de la Torre como director del
Plan de Contingencias.

A esa fecha ya se habían producido las renuncias de los
gobernadores de Los Ríos y Manabí, quienes como jefes de las
respectivas juntas provinciales de Defensa Civil se veían
impotentes de enfrentar los requerimientos de sus
conciudadanos. Los municipios de Manabí y Guayas, por su
parte, anunciaron un paro de actividades si no se entregaba
dinero para obras emergentes.

El funcionario recién nombrado, ex consultor de varios
organismos como el Bid, la Fao y la Caf, enseguida reunió a
los alcaldes y empezó el reparto. Antes, prohibió a todas las
autoridades que están bajo su control para que emitan
comentarios públicos, declarándose él como único vocero,
ejecutor, coordinador y jefe del plan. "Lo que se quiere
llamar centralización no es sino un hecho de un mínimo sentido
común. Si es que dos, 10 o 100 personas hablan de lo mismo en
diferentes lenguajes, producen caos, confusión y
entorpecimiento de las cosas", explicó el funcionario.

ENTREGAS AL APURO

En todo el Ecuador existe un Plan de Contingencias preparado
por Defensa Civil que está sustentado en lo que ya pasó
durante la crisis climatológica del 82-83. De allí se deduce
que las zonas de mayor riesgo en el Litoral son la cuenca baja
del Guayas, las cuencas de los ríos que desagüan en el Golfo
de Guayaquil y las zonas de influencia de los ríos Chone y
Portoviejo en Manabí y de los ríos Santiago y Cayapas en
Esmeraldas.

Cuando hubo algo de dinero, se llamó a los alcaldes y, en el
caso de Guayas, lo que se hizo es repartir 200 millones de
sucres a cada uno, sin importar su población ni el riesgo
potencial que enfrentan ni las verdaderas necesidades de cada
zona. Esto sucedió a pesar de las declaraciones del secretario
de la Administración quien aseguró que: "El dinero no ha sido
entregado con fines políticos sino mediante una lista que
establece el nivel de vulnerabilidad, que compara las zonas de
riesgo con la densidad poblacional de todos los cantones".

Para el resto de cantones de la Costa, se pidió un plan
emergente, se tachó lo que en Quito se consideró innecesario y
se asignó la mitad de lo presupuestado sin reparar si era o no
necesario para enfrentar el fenómeno.

De esta manera en Jujan por ejemplo, los 200 millones
entregados apenas alcanzarán para lastrar cinco kilómetros de
caminos vecinales, de los 158 kilómetros de vías que unen a
los 52 recintos de éste, uno de los cantones más pequeños de
Guayas. En la cabecera cantonal se necesitan por lo menos 500
metros de un muro de contención que evitaría el desbordamiento
del río y la consiguiente inundación del poblado donde habitan
unas 12 mil personas.

En Vinces, considerado uno de los más vulnerables de la
provincia de Los Ríos, se construirán, si el ya crecido río lo
permite, 78 metros lineales de muro de contención en una zona
donde la erosión del correntoso río Vinces ya amenaza los
portales de las casas. Cuatro alcantarillas y dos motores para
estaciones de bombeo completarán las obras de prevención que
suman 400 millones de sucres.

En Colimes los 400 millones ofrecidos, de los cuales se han
entregado solo 200, servirán para lastrado de caminos, una
alcantarilla y mangueras para llevar agua potable a algunas
poblaciones rurales. El necesario dragado del río quedará
quizá para después del invierno.

PRECIOS DIFERENTES

"Si un alcalde malversa tendrá que responder por esa
malversación. Hay una cláusula en los convenios que firmamos
con los municipios que si no se ha invertido el dinero en
obras para prevenir el fenómeno de El Niño queda el Estado en
capacidad de debitar el dinero mal utilizado de la cuenta
normal del municipio", dice el ingeniero Carrera, director del
plan de Contingencias. "Antes de entregar los recursos los
proyectos son revisados por delegados de la Contraloría y el
Conade", añade Carrera.

En la investigación de Vistazo, llamó la atención las grandes
diferencias de precios que existen para una misma clase de
obra en diferentes cantones. Como ejemplo tomamos la
construcción de muros de gaviones o de contención que es una
de las obras más comunes y que evitan el desbordamiento de los
ríos.

Un muro de gaviones está constituido por cajones de tela
metálica rellenos de piedras que se adosan uno sobre otro en
la margen de un río. Lo más caro de ellos es el transporte de
la piedra que oscila alrededor de mil sucres por metro cúbico
y por kilómetro de distancia desde la mina. El promedio de
costo de un muro ya instalado es de 300 mil sucres por metro
cúbico. Eso es lo que cuesta en Vinces y también en Jujan. En
Vinces los 468 metros cúbicos costarán 142 millones de sucres.

Pero llama la atención que en Jipijapa, Manabí, un metro
cúbico de muro de gaviones cueste un millón trescientos mil
sucres según el presupuesto aprobado. Un millón más que el
costo promedio ¿será que la mina está a mil kilómetros de
distancia, en Colombia o Perú? En Las Lajas, provincia de El
Oro, cada metro cúbico costará dos millones 400 mil sucres. Si
mantenemos el costo promedio y seguimos considerando que el
precio se eleva por la distancia de la mina, las piedras
viajarán dos mil kilómetros. Funcionarios municipales
explicaron que las diferencias también se deben al tipo de
terreno y a la profundidad del gavión que depende de la
erosión que el río haya ocasionado. Se nos explicó también que
por el estado de emergencia lo que los consejos han hecho para
establecer los costos es contactar con expertos y poner
precios referenciaales. "Recién estamos pidiendo las
cotizaciones definitivas y buscando la mejor oferta. Al final
debemos presentar los justificativos y en base a ellos nos
asignarán el resto de recursos", explicó el alcalde de Vinces.

En un informe a la nación publicado el 28 de septiembre, se
detallan las obras contratadas pero se omite el valor que ha
sido asignado a cada una de ellas, limitándose a
cuantificarlas en su totalidad.

PINTURA, ASFALTO Y VEHICULOS

Tras la renuncia del coordinador de la Defensa Civil del
Guayas, Eduardo Estrada, se conoció cómo algunos consejos
cantonales estaban desviando los recursos recibidos y los
dedicaban a la pintura de la fachada de los municipios, al
asfaltado de calles y hasta la compra de vehículos con aire
acondicionado.

La oportuna llamada de atención, hecha sobre todo a Salinas,
Salitre y San Carlos habría corregido la anomalía. Durante la
sesión de la Asociación de Municipalidades de Guayas, los
representantes de esos cantones rechazaron la acusación. Sin
embargo, el director del Plan de Contingencias no descarta que
esos intentos de desvío de fondos se produjeron:
"Lastimosamente debe haber casos de esos. Es una infamia que
con esos pocos recursos se hagan esas cosas. En uno de los
casos felizmente por una denuncia a tiempo, logramos parar el
hecho".

Un caso singular sucedió en Los Ríos, provincia que ha tenido
tres prefectos en los últimos 90 días. El actual titular
Miguel Velázquez, pidió 30 jeeps con aire acondicionado para
que los alcaldes y sus consejeros provinciales puedan
transitar sin enlodarse durante el fuerte invierno que se
avecina. Por supuesto que el plan fue rechazado, pero eso no
es sino una muestra de la ligereza con que algunas autoridades
seccionales piensan enfrentar un evento que ya ha cobrado
cuatro vidas humanas y que seguramente causará al país mucho
más daño económico que el que calcula la Defensa Civil.

La amenaza

Los gobiernos latinoamericanos se preparan para lo peor. El
evento de El Niño ha guardado parte de su fuerza destructiva
para el Perú

Por Brook Larmer

Si un grupo de turistas buscara el nacimiento de El Niño,
probablemente terminaría en el Callao, un puerto a 20 millas
de Lima. Un siglo atrás los pescadores se dieron cuenta de la
enorme masa de agua caliente que aparece en el océano Pacífico
cada cierto tiempo. Lo bautizaron como El Niño, porque
misteriosamente aparece alrededor de la Navidad.

Hoy los pescadores no lo consideran tan divino, después que en
1982 mató a más de 300 personas y causó pérdidas por mil
millones de dólares, principalmente en la industria pesquera.
Hoy que los latinoamericanos enfrentan un nuevo asalto del
fenómeno, bautizado como El Niño travieso.

Los efectos más graves no se apreciarán en América Latina sino
hasta fines de año. La amenaza ya se siente desde México a
Chile. Ha causado devastadoras lluvias y sequías y ha afectado
los bancos de peces. El efecto reciente más visible fue el
huracán Nora. Pero hay otra multitud de señales, casi de
proporciones bíblicas, que sugieren que este nuevo Niño trae
una estela de desastres. Estas señales van desde fuegos
forestales en la cuenca amazónica hasta plagas de insectos en
América Central. Los gobiernos de la región, castigados por la
experiencia y asistidos por la nueva tecnología toman acciones
preventivas. Pero pese a todos los planes, el mundo no parece
estar listo para la venganza de El Niño.

Las condiciones se han vuelto tan dramáticas en América
Latina, que algunos gobiernos inclusive recurren a la
intervención divina. "Solo un milagro nos puede salvar del
desastre", dice Marvin Solórzano, presidente de la compañía
estatal eléctrica nicaragüense. La severa sequía en América
Central ha terminado con las cosechas. Nicaragua perderá la
mitad de sus cereales. Igualmente seria es la amenaza de
paralización eléctrica en la región, donde la mayoría depende
de energía hídrica y las presas se están secando.

En septiembre, la sequía que afecta a Costa Rica y Colombia ha
hecho que se hagan predicciones para racionamiento de energía.
Chile, por su parte, ha perdido más de 200 millones de dólares
en infraestructura vial.

El Niño ha guardado buena parte de su fuerza destructiva para
el Perú. Por el momento, el gobierno ha creado un fondo de más
de 27 millones de dólares para reparar caminos. Los
agricultores esperan salvar algunas de sus cosechas usando
semillas más fuertes y canales de riego adecuados. En la
última semana, el Banco Mundial y el BID prometieron créditos
por 250 millones de dólares al presidente Fujimori, para
ayudarlo a sobrellevar el fenómeno.

El dinero sería bueno, pero solo cuando El Niño trevieso
descanse, cambiarán las cosas. (Texto tomado de la Revista
Vistazo edición # 123 del 02. Oct 97.)
EXPLORED
en

Otras Noticias del día 19/Diciembre/1997

Revisar otros años 2014 - 2013 - 2012 - 2011 - 2010 - 2009 - 2008 - 2007 - 2006 - 2005 -2004 - 2003 - 2002 - 2001 - 2000 - 1999 - 1998 - 1997 - 1996 - 1995 - 1994 1993 - 1992 - 1991 - 1990
  Más en el