El presidente Santos abre el diálogo
La tensión entre indígenas y la fuerza pública en la región del Cauca (Colombia) se incrementa por la muerte de un joven de 22 años a manos de los militares
La muerte de un joven indígena a manos de militares aumentó ayer el clima de tensión en el Cauca, departamento del suroeste colombiano, en el que las fuerzas de seguridad retomaron el control de una base de la que los aborígenes habían expulsado previamente a un centenar de soldados.
Por el fallecimiento del aborigen, los indígenas admitieron a que tienen "retenidos" a 30 soldados, mientras se esclarece esa muerte registrada en momentos en que el lugareño caminaba por una carretera rural de Caldono, población del Cauca (suroeste).
El consejero de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (Acin), Feliciano Valencia, señaló, igualmente, que la guardia indígena tiene en su poder a cuatro supuestos guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), capturados en Toribío, entre ellos un menor de edad.
El armamento, fusiles y cargas explosivas, quedaron el poder de la guardia indígena, según se pudo constatar en el lugar.
El joven que falleció, quien pertenecía al pueblo de los nasas, recibió un tiro de fusil cuando caminaba por una carretera rural de Caldono, localidad vecina a la de Toribío, centro de una movilización de indígenas para desalojar de sus tierras ancestrales a todos los "actores del conflicto".
La víctima, de nombre Fabián Cuetía, de 22 años y miembro del "movimiento campesino de la región", procedía del domicilio de su novia en La Venta, aldea rural de Caldono, agregó Calambas.
La responsabilidad de los militares en el caso fue admitida por la Tercera División del Ejército, con sede en la ciudad de Cali, que, a través de un comunicado, señaló que esa muerte ocurrió cuando las tropas realizaban "operaciones militares para neutralizar cualquier pretensión terrorista en contra de la comunidad".
El hecho coincidió con el avance de un contingente policial de elite movilizado a Toribío por decisión del presidente colombiano, Juan Manuel Santos, para que retomara el control de una base militar que había sido ocupada la víspera por los nasas o paeces.
"No quiero ver un solo indígena en las bases militares. Esa es la orden desde anoche", escribió Santos en su cuenta de Twitter pocas horas después de que las autoridades policiales confirmaran que los aborígenes habían desalojado el campamento militar, situado en Berlín, cerro en la zona rural de Toribío.
Mientras que el Consejero de la Acin señaló que por las acciones, lanzadas por el Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad), al menos 30 indígenas resultaron heridos.
Mientras tanto, el presidente Santos acusó a las FARC de forzar a la población indígena del Cauca a exigir el retiro de la fuerza pública de esta parte del país.
"Repartir propaganda en los municipios del norte del Cauca para que la población exija a la fuerza pública el retiro de las áreas pobladas, esas son las instrucciones de Édgar López Gómez, alias Pacho Chino", dijo hoy Santos al leer una parte de un mensaje hallado, según explicó, en un computador del jefe guerrillero de las FARC, incautado a finales de mayo en un operativo en contra del grupo insurgente.
También por Twitter, Santos escribió que el ministro del Interior, Federico Renjifo, estaba "autorizado para abrir mesa de diálogo con indígenas", pero solamente "cuando cesen agresiones". (EFE-AFP)
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El comandante de Policía de la región del Cauca, Ricardo Alarcón, informó que a las 05:30 (local) se retomó el control de la base militar ubicada en el cerro de Berlín, en Toribío.
desde hace una semana los nasa exigen la salida de sus territorios tanto de la fuerza pública como de las FARC y que la seguridad del lugar quede a cargo de la guardia indígena.