Quito. 01.08.94. Es fundamental que se elabore un nuevo Ãndice de
precios al consumidor que tome en consideración los actuales
patrones de consumo y que inclusive sea desagregado en función de
otros elementos, considera el Centro de Estudios y Análisis (CEA)
en un estudio que realizó sobre las restricciones de la canasta
familiar.
Según el CEA la elaboración de un nuevo Ãndice de precios al
consumidor es necesaria a fin de que los efectos de la inflación
en los reajustes de precios, ya se trate de sueldos o salarios,
la adquisición de bienes, prestación de servicios o construcción
de obras, estén acordes con la realidad económica del paÃs.
En virtud de que no solo en el Ecuador sino en varios paÃses de
América Latina, probablemente por la defectuosa estructura de los
Ãndices de precios, entre otras causas, no se da una relación
directa entre la inflación interna y la devaluación, es
importante tomar en cuenta esta realidad a fin de que no solo los
Ãndices de ajustes de inventarios estén en relación con el origen
de los bienes, según lo ha propuesto el Ministerio de Finanzas
últimamente, sino que también se considere el nivel de inflación
que se produce en los paÃses que nos prevén materias primas y
bienes de capital, para calcular con precisión la llamada
"inflación importada" y sus efectos, dice el CEA.
Añade que en la teorización del costo de la canasta familiar y la
capacidad de financiarla es importante tener en cuenta que el
salario mÃnimo, sea cual fuese el número de miembros de familia
que aporta con ingresos al hogar, es meramente referencial. Por
lo mismo, es preciso medir la productividad total del paÃs a fin
de establecer la posibilidad del incremento del salario mÃnimo,
pues no es aceptable que este sea superior al ingreso per cápita
de los ecuatorianos.
Se debe propiciar estÃmulos a la generación de empleo a fin de
mejorar el ingreso real de las familias, puntualiza el CEA.
Indice de precios es obsoleto
El Ãndice de precios al consumidor que actualmente utiliza el
paÃs y que sirve como referencia para medir la inflación y el
crecimiento de la economÃa es un indicador estadÃstico
configurado sobre la evolución de los precios de un conjunto de
artÃculos y servicios que utilizan las familias del área urbana
del paÃs.
Dicho Ãndice, precisa el CEA, tiene como base una encuesta de
presupuestos familiares del área urbana realizada en 25 ciudades
del paÃs entre julio de 1975 y junio de 1976, tomándose en cuenta
únicamente los hogares de ingresos medios y bajos y excluyéndose
a las familias de ingresos altos.
De esta manera, se continúa apreciando que se destina a alimentos
y bebidas un 39,5%; los gastos en vivienda que incluye
alquileres, alumbrado, lavado, muebles y artÃculos del hogar,
representan el 24,6%; los gastos de indumentaria el 10,7%; y, los
gastos misceláneos entre los que se encuentran el cuidado a la
salud, recreación, educación, transporte, comunicaciones, un
24,9%.
El CEA puntualiza que es indiscutible que este Ãndice está
obsoleto, pues en la década de los 70 el transporte, la gasolina
y el alumbrado estaban subsidiados directa o indirectamente y
desde luego la educación oficial, secundaria y superior, atendÃan
en mayor grado las demandas de la clase media y hasta alta,
situación que no ocurre actualmente, incrementándose notablemente
el costo en estas áreas al igual que en la salud dado el
deterioro de las prestaciones del Seguro Social.
Salarios, inflación y tipo de cambio
Uno de los problemas más difÃciles de asimilar en la sociedad
ecuatoriana, determina el CEA, es el relacionado con la pérdida
adquisitiva de los salarios reales debido a las fluctuaciones
inflacionarias, por un lado, y la relación entre los ingresos y
los gastos ligados con la divisa norteamericana, a cuyo efecto es
importante conocer la evolución del tipo de cambio.
Lamentablemente, el alto nivel de intervencionismo del Estado
para fijar el tipo de cambio, en la década pasada, provocó una
simetrÃa en la evolución del valor de la divisa frente a la
inflación y los salarios. Con el propósito de tener una idea más
clara de esta situación se compara los dos primeros años de los
tres últimos Gobiernos advirtiéndose una disparidad total en la
evolución de estos 3 indicadores.
Asà por ejemplo, en el Gobierno de Febres Cordero los salarios
crecen 17 puntos porcentuales por encima de la inflación, pero 11
puntos porcentuales por debajo de la devaluación. En los dos
primeros años del Gobierno de Borja los salarios se distancian en
casi 100 puntos porcentuales por debajo de la inflación y apenas
14 puntos en relación con el tipo de cambio. En el actual
Gobierno los salarios crecen 72 puntos porcentuales por encima de
la inflación y más de 100 puntos porcentuales sobre la evolución
del tipo de cambio. Este último elemento es precisamente el que
ha sido esgrimido por el Gobierno para señalar que en apenas 2
años el salario mÃnimo del trabajador ecuatoriano calculado en
dólares alcanza $ 127 y es superior al de hace 12 años.
Con la última elevación de los salarios ha surgido nuevamente la
inquietud sobre la relación que existe entre el salario mÃnimo y
la canasta familiar para un hogar tipo de 5 miembros cuyo patrón
de consumo ha sido establecido de diferentes maneras lo que ha
provocado una gama de interpretaciones sobre su costo. El CEA
considera importante analizar la evolución tanto de los patrones
de consumo cuanto de la inflación, los salarios y el tipo de
cambio en los últimos 12 años a fin de obtener importantes
conclusiones.
La canasta familiar de 1982
En noviembre de 1982 se estructuró para fines de investigación
una canasta familiar básica para un hogar tipo de 5 miembros con
1.53 perceptores de salario mÃnimo vital. La canasta por
consiguiente alcanzaba a S/. 10.760. De acuerdo con el
comportamiento del gasto de esa época y la evolución de los
precios ocurridos en los últimos 12 años, esta canasta se ha
encarecido en un 6.701%. Para mantener el mismo patrón de
consumo, de esa época, el rubro alimentos y bebidas absorbe casi
el 42%, vivienda el 15.6%, la indumentaria el 8.76% y los
misceláneos un 33.8%. Es obvio que el rubro que más ha crecido en
los últimos 12 años es el gasto en misceláneos (salud, educación,
transporte, recreación), mientras de alguna manera ha perdido su
importancia relativa la indumentaria y la vivienda.
Canasta familiar de pobreza.-
Con el cambio de Gobierno, en agosto de 1992 se estableció una
canasta familiar de pobreza para un hogar tipo de 5 miembros, en
esta vez con 1,61 perceptores por familia, del salario mÃnimo
vital y adicionales. El valor de esta canasta alcanzó por lo
mismo S/. 175.579 y de acuerdo con el incremento de precios de
los diferentes rubros, actualmente, para mantener el mismo patrón
de consumo de hace 2 años, deben destinar un 48.28% a alimentos y
bebidas, un 19.4% a vivienda, un 8.68% a indumentaria y un 23.55%
a misceláneos. En promedio, respecto a agosto de 1992, esta
canasta se ha encarecido en un 81.7%, le sigue en importancia el
cuidado de la salud en un 161%, siendo el rubro de mayor
crecimiento el de tubérculos y derivados en un 152%, y luego
alquileres en un 120%. (3A)
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Publicado el 01/Agosto/1994 | 00:00