Esmeraldas. 30.08.94. Su boca gruesa se mueve rápido y se
despinta cada vez que dice algo en medio de risotadas. Cuando
camina sus caderas parecen hechas para el danzón, la rumba, el
merengue, la marinera... Me dice que se llama Carmen, que
tiene 19 años y seis hermanos. Me cuenta que vive en Nueva
Esperanza -un barrio marginal de Esmeraldas poblado casi
exclusivamente de negros, como en Guayaquil el Esmeraldas
Chiquito y en Ibarra el Alpachaca-; que no ha oído nunca
hablar de Alonso de Illescas -un héroe negro que lideró las
luchas anti-esclavistas en el Ecuador-; y que la leyenda de la
Tunda la ha escuchado muy pocas veces.
Cuando le hablo de los negros esmeraldeños cambia de cara. Se
pone incómoda como si le hablara de algo que no conoce, o como
si le extrañara que, a pesar de su pelo estirado y rojizo,
hubiese descubierto sus rasgos negros. "¿Negros?, y usted para
qué quiere saber de eso, usted es blanca así que no tiene nada
de que preocuparse, nosotros somos los fregados...". Sus ojos
se apagan. Ya no está alegre como antes. Se queda pensando,
escucha atenta y me mira de reojo. "Yo no sé muy bien de donde
hemos venido. Mis papás nunca hablan mucho de eso", dice por
fin. De repente sus ojos se vuelven a encender: "pero los más
mayores saben decir que tenemos la piel obscura porque una vez
diosito llevó a la gente para que se bañe en un río de leche,
y los negros solo asentaron las manos y los pies...". Y vuelve
a reír, como las otras estudiantes saltarinas que se van
acomodando en las gradas del Colegio Eloy Alfaro de
Esmeraldas, para asistir a la inauguración de un seminario
subregional sobre "Intercambio de experiencias de comunicación
con poblaciones negras", organizado por UNICEF entre el martes
y jueves pasado.
Cuando se despide me dice casi a carcajadas, "también he oído
que somos negros porque hemos comido muchas barras de
chocolate". Y se va despreocupada, mientras cerca de 50
personas de varias organizaciones negras de Ecuador, Perú y
Colombia se preparan para hablar de la realidad negra, y
contar las alternativas de comunicación que tienen para
difundir su cultura y hacer valorar los aportes que han
entregado en cada uno de sus países.
Los negros en Ecuador
El representante de nuestro país, Renán Tadeo -del Centro
Cultural Afroecuatoriano- explica que los principales
asentamientos negros del Ecuador están en la cuenca del Río
Mira, provincia del Carchi, el valle de Chota en Imbabura, y
fundamentalmente en la provincia de Esmeraldas. Y tiene razón
cuando dice que "donde están los negros hay pobreza": en
Esmeraldas -una provincia con el 60% de población negra- el
índice de mortalidad es del 103 por mil habitantes, en
contraste con el 81.9 por mil que es el promedio nacional, y
hay 1,27 médicos por cada 10.000 habitantes, a diferencia de
los 3,52 del resto del país.
Según datos oficiales, los negros representan el 4% del total
de la población ecuatoriana; aunque las organizaciones negras
-que rechazan este porcentaje porque lo consideran parte de
una "cultura del silencio"- aseguran que los afroecuatorianos
son alrededor de 700.000, es decir, un 7% de la población
total.
Y en este porcentaje no solo están voces como Nelson Estupiñán
Baas, Adalberto Ortiz o el cátala, catún balé/ catún balé,
caté, cátala, de Antonio Preciado. También están los poemas y
reflexiones de Juan García, Orlando Tenorio, Julio Micolta y
quien sabe cuantos otros negros que escriben sobre negros y
desde una visión negra, pero no tienen oportunidad de publicar
sus trabajos.
Así están las cosas, y como no parecen tener salida desde el
lado oficial, los afroecuatorianos se han organizado por su
cuenta y riesgo para ver qué se puede hacer. Organizaciones
como la Coordinadora Nacional de Grupos Negros del Ecuador, la
Federación Nacional de Grupos Negros, Asociación Nacional de
Negros y la Confraternidad de Negros Ecuatorianos trabajan en
varias provincias del país; aunque son más las organizaciones
provinciales, principalmente en Esmeraldas y Guayaquil. Claro
que el hecho de que haya tantas organizaciones no parece ser
lo óptimo. Según Orlando Tenorio, ex presidente de la Casa de
la Cultura núcleo de Esmeraldas y ex director provincial de
educación y cultura, "la necesidad de buscar alternativas ha
hecho que los negros se agrupen en decenas de organizaciones
que desgraciadamente trabajan aisladamente y tiran cada una
para su lado". "Pero estamos trabajando duro -dice en cambio
Juan García-, todo esto es un proceso y algún día vamos a
llegar".
Los afroperuanos
En Perú la situación para los negros no es mejor. Allá los
afroperuanos son a penas el 1% de la población, o sea, una
minoría completamente relegada que ha encontrado como única
salida mezclarse con el resto de la población para procurar
"blanquearse", según cuenta la representante del Perú, Susana
Baca, cantante que ha hecho investigaciones sobre el aporte de
la música negra en el arte popular peruano.
En Perú los negros están regados por todos lados, aunque
tienen sus asentamientos principalmente en la costa: Piura
alto y bajo, Chiclayo, Chincha y Cañete. Desgraciadamente allá
los negros no están organizados; no existe una organización
nacional, aunque hasta el año pasado los negros se reunían
alrededor de la agrupación "Francisco Congó" -héroe Palenque-.
Sin embargo, así, relegados y olvidados en medio de una
población de un alto porcentaje indígena, los negros peruanos
se han arreglado para dejar su huella en géneros musicales
como el toro mata, landó, festejo, zamacueca, golpe tierra,
marinera; en instrumentos como la caja de percusión peruana;
en bailes, comidas típicas y vocablos utilizados a diario por
la población.
AFROCOLOMBIANOS: AL MENOS ELLOS ESTAN EN LA CONSTITUCION
Antes de llegar a formar parte de la Constitución Nacional,
los negros de Colombia tuvieron que trabajar mucho. Nadie les
dio nada gratis.
En 1991, las organizaciones populares del Chocó se reunieron
en el encuentro "Kunta Kinte", donde se nombró un
representante para que lleva las propuestas del grupo negro a
la Asamblea Nacional Constituyente. En los diferentes lugares
del Pacífico se hicieron mesas de trabajo que se encargaron de
recoger las propuestas de las comunidades negras. En Quibdó
funcionó con la participación de organizaciones populares, la
Iglesia, los profesores. En mayo del 91 cuatro organizaciones
negras hicieron una toma pacífica a las instalaciones de la
alcaldía mayor y la Catedral en Quibdó, y la embajada de Haití
en Bogotá, con el fin de exigir que los derechos de los negros
queden plasmados en la nueva Constitución que se estaba
preparando.
Y claro, después de tanta insistencia, al gobierno no le tocó
otra que acceder. Y aunque con trabas y en forma transitoria,
el artículo 55 fue parte de la Constituyente. Dos años
después, el 27 de agosto de 1993, el artículo 55 se convirtió
en la Ley 70 de la Constitución Nacional, como reconocimiento
a los derechos territoriales, sociales, culturales, económicos
y políticos de las comunidades negras.
Según datos oficiales, los afrocolombianos son cerca de dos
millones y medio de personas, aunque las organizaciones negras
aseguran que son alrededor del 15% de la población total. Sus
asentamientos están sobre todo en el litoral Pacífico, en los
departamentos de Chocó, Valle del Cauca, Cauca y Nariño, donde
-a decir de uno de los representantes colombianos en este
seminario- existen los más bajos indicadores de nivel de vida:
no hay comunicación terrestre con el interior del país; la
mortalidad infantil es del 130 por mil, a diferencia del 35
por mil en el interior del país; el 48% de la población rural
es iletrada, en contraste con el 22% del resto de Colombia....
Por todo ésto era imprescindible luchar por la Ley 70, que hoy
reconoce a las comunidades negras como grupo étnico; establece
su derecho a la propiedad colectiva y sus prácticas de
producción tradicional; su derecho al uso de la tierra y
protección de los recursos naturales y del medio ambiente; al
desarrollo de su identidad cultural, garantizando un proceso
educativo acorde a sus necesidades y aspiraciones
etnoculturales. Asimismo, la Ley 70 establece la
"circunscripción especial para elegir a dos miembros de las
comunidades negras del país, asegurando su participación en la
Cámara de Representantes", y crea en el Ministerio de Gobierno
la dirección de asuntos para las comunidades negras con
asiento en el Consejo de Política Económica y Social.
Aunque los delegados colombianos dicen que el gobierno ha
logrado meterles ciertos "goles", también aseguran que las
organizaciones negras siguen peleando fuerte para que la Ley
70 no se quede solo en letras. ¿Cómo lo hacen? Las
experiencias de comunicación de los pueblos negros, las
alternativas para organizarse y difundir su cultura y hacer
respetar sus derechos, todo eso lo conoceremos mañana en una
nueva entrega sobre este tema. (6B)
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Ciudad N/D
Publicado el 30/Agosto/1994 | 00:00