Quito. 14 oct 97. A la Confederación de Nacionalidades
Indígenas del Ecuador (Conaie), la marcha casi se le va de las
manos. Alrededor de 5 mil indígenas y representantes de los
movimientos sociales llegaron a Quito.

Ayer, varias comunidades expresaron sus deseos de disolver el
Congreso y tomarse el poder, por medio de su Asamblea
Constituyente.

La pasión política fue tan intensa que quisieron derribar las
puertas del Congreso y tomarlo por la fuerza. A las 13h00 de
ayer, los ánimos de los manifestantes estaban tan eufóricos
que la Policía tuvo que intervenir dispersándolos con gases
lacrimógenos. Andrés Bisurco, de la provincia de Zamora y uno
de los protagonistas de este hecho, sostuvo que "los
dirigentes nos traicionaron, nos dejan solos a enfrentarnos
con la Policía. Lo que necesitamos son dirigentes que
entiendan nuestra lucha y que sean de coraje. Si hay que
cambiar a los dirigentes de la Conaie, los cambiamos".

Las propuestas acerca de la autodisolución del Congreso, la
renuncia del presidente Fabián Alarcón y la destitución de los
nuevos jueces de la Corte Suprema de Justicia, ganaban terreno
entre las comunidades. Hoy, a partir de las 09h00, la Asamblea
se instala y elige a su presidente y secretario. Ayer, cerca
de las 18h00, Antonio Vargas, presidente de la Conaie, la
declaró inaugurada. La vicepresidenta Rosalía Arteaga asistió
al acto, pero fue sonoramente abucheada. Unos 400 delegados
conformarían el nuevo organismo.

La Asamblea tiene que plantear la reforma del Estado, en
materia de derechos civiles, económicos, sociales y
culturales, sostuvo Julio César Trujillo, quien encabeza la
lista de candidatos para la Asamblea de diciembre por
Pachakutik, en respuesta a estas actitudes radicales de las
organizaciones indígenas.

Para Napoleón Saltos, diputado de Pachakutik, tampoco eran
viables los planteamientos como esos. Más bien los explicaba
como "un sentimiento de desconfianza, después de ver que los
políticos tradicionales traicionaron al pueblo luego de la
movilización de febrero".

Miguel Angel Colango, presidente del Consejo Ejecutivo formado
para la marcha, sostuvo que esa clase de planteamientos son
para la reflexión del pueblo. "No necesariamente debe cursar
esa propuesta, pero pensemos, ¿hay Gobierno o no hay Gobierno?
Vamos a debatir eso. Pero este es un proceso normal y
tranquilo. Creo que no llegaremos a medidas de hecho
radicales, necesitamos la estabilidad del país".

La redacción de una nueva Constitución es el objetivo
principal de la Asamblea Popular. Los participantes consideran
que los cambios deben ser totales porque los parches (18) no
han surtido efecto y la Carta Política ha excluido a varios
sectores y privilegiado a unos pocos.

Para incluir las propuestas de todos los sectores, desde ayer
se comenzó a analizar los planteamientos. En esta primera
fase, los asambleístas discutirán sobre cuatro grandes temas.

Permanecerán reunidos hasta el miércoles o jueves. Según
Fernando Villavicencio, de la Federación de Trabajadores
Petroleros (Fetrapec) y diputado alterno, no es posible decir
con certeza qué día terminarán las reuniones de trabajo, pues
todo dependerá cómo se avance en el análisis de los ejes
temáticos propuestos por lo movimientos sociales.

Una vez terminada esta fase, las propuestas (consensos)
volverán a las provincias para ser estudiadas y discutidas en
asambleas provinciales.

Los movimientos sociales y movimientos indígenas se volverán a
reunir antes del 20 diciembre para determinar el articulado de
la Constitución, como denominan a su propuesta.

Ricardo Urcuango, uno de los líderes, explicó que con la
Asamblea paralela se intentará desconocer la validez de la
Nacional, "porque la popular recogerá las posiciones de todos
los sectores mientras que la del Gobierno solo reflejará los
intereses de ciertos sectores hegemónicos. De no lograrse se
exigirá que se acoja la propuesta popular".

Urcuango adelantó que si no se toma en cuenta la Constitución
popular se realizará un levantamiento indígena y que se
solicitará al Presidente de la República convocar a una
Consulta Popular para que sean los ecuatorianos quienes
decidan si aceptan o no.

Villavicencio advirtió que si no se acepta la "Constitución
del pueblo", las jornadas de febrero se revivirán para
desconocer al Gobierno central, al Congreso y la Corte Suprema
de Justicia.

Jorge Perero, trabajador del petróleo que caminó desde Lago
Agrio, cree que la Asamblea alternativa permitirá que los
indígenas, los mestizos y los negros tengan derecho a
participar en la vida política del país. "Ahora sí vamos a ser
escuchados y oídos. Los políticos tienen que aceptarnos porque
somos pueblo, somos mayoría, si el cinco de febrero hubo un
pequeño levantamiento, si no nos aceptan habrá una revolución.
Estoy satisfecho por la nueva Asamblea y me siento orgulloso
por la movilización. Hay mucha miseria en el pueblo
ecuatoriano".

El círculo de la unidad...

Las primeras comunidades llegaron el viernes. Y desde el
primer momento utilizaron la superficie del Parque de la
Cultura para vender desde ropa y artesanías hasta hongos secos
y otros alimentos.

La fría llovizna no los desanimó. Al contrario, al centro de
un círculo formado por seis banderas con los colores del arco
iris (rojo, naranja, verde, lila, púrpura...) había una
pequeña fogata. Dos hombres sentados con las piernas cruzadas
se encargaban de mantenerla viva. A los extremos de la fogata
había dos tipos de estandartes, con cuatro plumas en su parte
superior.

Al pie del círculo, estaba un hombre de unos 50 años con un
poncho rojo, era el guardián de la lumbre. "El círculo
simboliza la unidad nacional de los pueblos indígenas y la
unidad misma del pueblo ecuatoriano plurinacional y libre de
divisiones".

El fuego también tiene su significado: representa uno de los
descubrimientos más importantes de los ancestros indígenas,
producto del roce de dos palos o de dos piedras. El guardián
también aprovechó para explicar la aspiración de las
comunidades a administrar su propia justicia.

La música típica de albazos y sanjuanitos se abrió paso en la
fría mañana. Al mediodía tres danzantes, con guitarras, su
rostro cubierto con una especie de máscara y sus sombreros
multicolores bailaron la "Danza de la Circunferencia",
alrededor del círculo de fuego y única fuente de calor en el
frío quiteño.

Era la bienvenida al resto de marchas indígenas que se iban
abriendo paso por la ciudad.

El Agora de la Casa de la Cultura poco a poco se fue llenando
de diversidad étnica. Estaban los representantes de la
Confenaie (indígenas amazónicos). Y al pie de la tarima un
grupo de afroecuatorianos que preparaban su presentación de
marimba. Pero la mayoría parecía provenir de la Sierra. Todas
las provincias desfilaban a través de la representación de
Ecuarunari. Pero la ocasión de la Asamblea no solo fue para
las comunidades étnicas. La Coordinadora de Movimientos
Sociales, la Coordinadora Política de Mujeres y los
trabajadores de Fetrapec, el sindicato petrolero, también
hacían notar su presencia en la llamada "Asamblea
Alternativa".

En el parque no solo había miembros de comunidades, pronto los
turistas anglosajones se convirtieron en la segunda población
en importancia.

Uno de ellos se acercó hasta el guardián del círculo, pero no
le permitieron el ingreso. Había que salvaguardar la unidad.

El alojamiento y las comidas están aseguradas

Cada delegación provincial que llegó a Quito para la Asamblea
paralela tiene asignado un local para dormir y alimentarse
hasta que culmine esta jornada.

Se tratan de albergues pertenecientes a organizaciones como la
Conaie, Ecuarunari, Mujeres luchando por la vida y el Seguro
Social Campesino.

También están escuelas, locales comunales, ubicados en las
parroquias del norte y sur de la ciudad.

Cada uno de ellos fueron adecuados para recibir a los
indígenas que participan en esta toma simbólica de la capital.


La comida, entrega de cobijas, colchones y, en general, la
logística está a cargo de cada delegación. Por ejemplo, las
mujeres de Chimborazo, Imbabura, Cotopaxi llegaron con sus
propios productos para preparar sus comidas: básicamente son
granos y tubérculos. Ellas participan también en una feria
artesanal desde el 8 de este mes.

En cada recinto habían grandes ollas donde se preparaban
diferentes comidas propias de cada región, sobre todo de la
serranía. Esta es una forma de mantener las tradiciones, aún
fuera de su tierra.

Ayer, la situación fue diferente, pues se preparó un almuerzo
para todos las personas que participaron en los actos que se
realizaron en el Agora de la Casa de la Cultura Ecuatoriana.
De esta manera se celebró su llegada.

Sin embargo no fueron suficientes. Alrededor de siete mil
raciones de arroz, tallarín y pollo estofado se prepararon (un
plato para dos personas), según Virgilio Hernández, miembro
del Comité Ejecutivo y de la Coordinadora de Movimientos
Sociales.

Para estos inconvenientes se creó un fondo común con la ayuda
de algunos grupos sociales e instituciones privadas.

El primer día, mujeres, hombres, niños y ancianos, se
sirvieron básicamente en arroz, papas y mote.

De los que llegaron, solo 300 delegados se quedarán por cuatro
o cinco días para participar en este evento. Para ellos está
previsto que en los lugares de concentración se les provea de
desayunos y meriendas. Mientras tanto, el almuerzo corre de su
cuenta. Ellos optarán por las alternativas más viables.

A partir de hoy en la tarde, el resto de indígenas retornará a
sus provincias.

Para la permanencia en los espacios verdes, el Municipio
Metropolitano puso a disposición algunos servicios en los
parques de El Ejido y El Arbolito: una batería sanitaria y se
conectaron varios metros de manguera a dos grifos de agua.

En el caso de los albergues, la mayoría contaba con agua, luz
y servicios higiénicos.

Los indígenas se comprometieron a dejar limpios los parques y
sitios de concentración. Para ello, trabajarán en comisiones
de limpieza que ya están conformadas. Así lo afirmó Hernández.


La bendición fue primero

El parque de El Arbolito estuvo de fiesta con música
folclórica, artesanías y comida. Pero las salvas por la
Asamblea paralelo y los vítores a la Conaie y Ecuarunari daban
el marco de la congregación.

Los indígenas ocuparon una de las mini plazoletas del parque
en la esquina de la Seis de Diciembre y Tarqui. Una carpa
servía de tarima y protegía de la lluvia a los oradores, los
músicos y la gente de Williams Disco Mix, responsables del
sonido.

Al medio de la plazoleta, un joven yachac fumaba con los ojos
cerrados en el centro de un círculo hecho de huipalas. Tres
guitarristas, el rostro cubierto con máscaras, giraban muy
cerca al público.

Ya que la audiencia crecía cada vez más, el personal de
Williams Disco Mix ponía a los curiosos en cintura. No era
posible cerrarse demasiado.

El círculo sería escenario de la bendición a la Asamblea
paralela.

Lentamente otros yachacs emergían de la multitud. El círculo
se completó: ocho hombres y una mujer, cigarrillos, botellas
de alcohol, y atados de hierbas indicaban que todo estaba
listo.

Uno de los más viejos se dirigió hacia la carpa y tomó el
micrófono. Su voz firme entonó una melodía en quichua, la
palabra "constituyente" se escuchaba intermitentemente. Según
Paucar, la imagen era "todos como una piedra".

Con la melodía inició la ceremonia. Aparecieron tantos
fotógrafos como yachacs. Luego cada uno de los médicos
indígenas tomó la palabra. "Traemos la sabiduría de las
plantas y venimos a bendecir a los asambleístas," dijo el
primero. "Los espíritus buenos están junto a nosotros" fueron
las palabras del segundo. El mensaje del tercero se
interrumpió. Alguien pisó el alambre del micrófono, pero
Williams Disco Mix vino al rescate.

Las mujeres yachacs aprovecharon la confusión para unirse a la
ceremonia. Luego de la bendición, pequeños petardos se
dispararon al cielo, y los yachacs ofrecieron una oración
tomados de la mano. Una líder del Oriente tomó la palabra: su
caminata desde el 28 de septiembre era para terminar con la
injusticia en la Amazonia. Su discurso le mereció el abrazo de
otras mujeres y una representante de la Unión Nacional de
Educadores aprovechó para tomar la palestra. Mientras tanto,
en el Agora se inauguraba la Asamblea. Varios indígenas
arengaban a sus compañeros a entrar, algunas comunidades
estaban dispersas almorzando. La mayoría entró al Agora, pero
algunos prefirieron el parque.

La marcha indígena

* El negocio fueron los plásticos *

La llovizna que cayó sobre el parque de El Arbolito antes del
mediodía fue la oportunidad para que varias vendedoras
ambulantes ofrecieran pedazos de plástico rojo para cubrirse
la cabeza. Los zanqueros del grupo "Los Perros Callejeros"
prácticamente se empaparon en la tarima principal, desde donde
cantaron algunas coplas. Ante la lluvia, los organizadores
invitaron a los indígenas a pasar al interior del Agora de la
Casa de la Cultura, cuya cubierta protegió a los asistentes.

* Una parada imprevista *

En la marcha del Norte de la ciudad, un vehículo que llevaba
víveres, se chocó con un carro militar. Esto provocó que el
militar afectado les quisiera cobrar alrededor de 10 millones
de sucres. Los indígenas se negaron y quisieron seguir la
marcha, pero fueron detenidos por un grupo de militares que no
querían dejarlos pasar hasta arreglar el caro inconveniente.
En el Sur, la marcha también tuvo que ser parada, hasta que
los otros también caminen. La idea era llegar al mismo tiempo,
y que no se adelante ninguna de las marchas.

* Los gringos estaban encantados *

Varios extranjeros presenciaron la concentración en el parque
de El Arbolito. Algunos de ellos llevaban cámaras de fotos y
tomaban a los indígenas. Los extranjeros se concentraron luego
en los puestos de comida típica que acompañaban a la
movilización indígena. Probaron motes y tostados.

La mayoría lucía la bufanda multicolor ("huipala") y prendas
confeccionadas en Otavalo.

* Dos políticos cansados *

Antonio Vargas, Napoleón Saltos y Julio César Trujillo,
llegaron a encabezar la marcha cuando ya estaba por el sector
de el Recreo. No caminaron desde Guamaní, pero en el sector de
la Recoleta, ya se les notaba más cansancio que a los
indígenas que venían detrás suyo. Napoleón Saltos saludo
telefónicamente a Carlos Vallejo, que le preguntaba sobre el
estado de la marcha. Saltos no perdió oportunidad para
invitarle a que "se asome en el Parque de El Arbolito".

* La Policía miró de lejos *

Unos pocos policías, provistos de bombas lacrimógenas,
estuvieron presentes en las cercanías. En la avenida Seis de
Diciembre los policías cuidaban que las movilizaciones no
provocaran mayores interferencias en el tráfico. Sin embargo,
en el Norte y Sur de la ciudad se producieron congestiones y
embotellamientos por el paso de los marchantes.

* Los indígenas fueron mayoría *

La concentración fue esencialmente indígena. Por los
micrófonos instalados en el costado sur del parque, dirigentes
de la Ecuarunari hablaban de las antiguas tradiciones y los
cultos animistas precolombinos. Inclusive, cuando empezó a
llover, saludaron la llegada de la lluvia y recordaron que
esta sirve para hacer crecer los campos. Había una gran
variedad de ponchos, desde los más oscuros que usan los
habitantes del sur de la Sierra hasta los más coloridos que
son utilizados en las provincias centrales y del norte. La
mayoría estaba sentada sobre el césped.

* Una comida compartida *

Los indígenas, especialmente de la Sierra, a la hora de
almuerzo se alejaron del grupo y buscaron rincones discretos
para comer el "cucayo". El menú era choclo cocinado, tostado,
fréjol y arvejas, en los platos de los de mejores condiciones
económicas se veía unos pequeños trozos de fritada o carne
cocinada. Todos los alimentos los pusieron en un mantel largo
y alrededor se sentaron los integrantes de la familia o
quienes decidieron formar grupo para venir en las marchas.

* ¡Afuera Grefa! *

Los participantes de la marcha que vino de la Amazonia
impidieron que en Tumbaco se les una un grupo liderado por
Valerio Grefa, de la Fecunae. La objeción era que Grefa
participó en el Gobierno y fue fiel colaborador de Abdalá
Bucaram. Además, su grupo no estuvo a lo largo de la caminata,
ellos habrían venido a Quito en carro y solo en Tumbaco
quisieron unirse al otro grupo. Esta actitud molestó a los
trabajadores petroleros, a los eléctricos, y a los indios:
Secoyas, Zaparos, al Frente de Defensa de la Amazonia y al
Seguro Campesino. A Grefa y a su grupo no les tocó más que
venir solos desde Tumbaco. Pero la decisión de los integrantes
de la marcha que salió el 6 de octubre era más drástica. Por
unanimidad resolvieron pedir en la reunión que se desaloje a
Grefa y a su grupo.

* Sin Evaristo ni J.J. *

La Coordinadora de Movimientos Sociales tenía previsto pedir
en la reunión que se inicie una campaña para rechazar la
utilización de las figuras de Evaristo y Julio Jaramillo en
propagandas políticas, como es impulsar la privatización.
Además, advierten que si en ocho días no retiran la propaganda
se iniciará una campaña par a pintar las paredes con la frase:
Evaristo y J.J. privatizadores, bajo la responsabilidad de
Rodrigo Paz Delgado, presidente del Conam.

* Lanzas contra gases *

En el Congreso, indígenas de la Amazonia querían romper los
candados con sus puntiagudas lanzas, hasta cuando una mano
policial sacó un gas en espray y lo roció en la cara del
principal agitador provocando más d e un estornudo.

* La gala de los indios *

La mayoría de las nacionalidades indígenas lució su traje
típico: lanzas, plumas, cueros, sombreros, anacos, faldas
bordadas, mantas hacían que el Agora sea multicolor. Pero se
los pusieron en interior del Agora. Por la lluvia y la
caminata, los indígenas llegaron con otros vestidos.

Solo en el Agora, en forma muy discreta, cambiaron su modestas
ropas y sus plásticos por sus trajes elegantes y llamativos.
(Texto tomado de El Comercio)
EXPLORED
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