Quito. 12.12.93. En el marco del último congreso de la
Confederación de Nacionalidades IndÃgenas de la AmazonÃa, se
acaba de crear el "Parlamento Indio".
¿Ha comenzado a caminar un proyecto polÃtico indio?
El parlamento es uno de los ejes de una propuesta india
prefigurada con motivo del levantamiento de 1990, cuando se
comenzó a plantear una reformna constitucional para convertir al
Ecuador en un Estadio plurinacional y el traspaso de los
gobiernos locales a las autoridades indÃgenas tradicionales. La
propuesta india ha avanzado, en realidad, poco. No se han
despejado las profundidades que implica ni tampoco el resto de la
sociedad ecuatoriana ha intentado comprenderla y debatirla por
más allá de un lugar común: los indios quieren crear un estado
dentro de otro estado". Lo cierto es que, este nuevo actor
social, exige un reconocimiento que no puede soslayárselo. El
cómo, esmateria de un proceso en el que se han de entender las
particularidades en el marco de las crecientes globalidades del
mundo, las diversidades en el marco de unidades cada vez mayores.
Hemos entrevistado sobre el tema en este número de "Cultura
PolÃtica" a un atropólogo con amplia experiencia en el tema, a un
joven dirigente quichua, un directivo de la CONAIE, el
subsecretario administrativo del Ministerio de Agricultura.
SE REGISTRA UN DECAIMIENTO DE LA CUESTION INDIGENA (Entrevista a
Francisco Ron)
- El movimiento indÃgena ha planteado como eje de su proyecto
polÃtico la construcción del "Estado plurinacional", pero hay
quienes lo interpretan como un nuevo proyecto civilizatorio: la
construcción de una sociedad pluricultural autogestionaria, a
partir del paradigma comunitario andino. ¿Se trata de un problema
de interpretación de lo indio? ¿Una visión utópica?
Creo que se trata de un nuevo problema de interpretación. AsÃ
como hay un fundamentalismo neoliberal, también hay la tendencia
a ver lo indÃgena como categorÃa paradigmática.
Me parece que el tema indÃgena hay que entenderlo en el contexto
mundial actual que es uno de globalización, pero al mismo tiempo
de una revitalización de lo local, donde hay esperanza para la
construcción de las identidades, y de la democracia.
A fines del 90, hay que reconceptualizar también la categorÃa de
"movimiento social", se debe entender el problema en términos de
identidades colectivas que han tenido esta larga duración, como
en el caso indÃgena.
Luego de tres años del levantamiento, lo que se ve es que se ha
registrado un decaimiento de la cuestión indÃgena, contra su
pronosticado ascenso y su continuidad en la escena pública. Lo
que esto nos dice es que esa construcción de identidades es un
proceso que debe ir madurando.
- ¿El movimiento indÃgena estarÃa desorientado en la construcción
de su proyecto polÃtico, entendido en su sentido más amplio?
No sé si está desorientado, creo que, en algunos casos, está
interpelando espacios equivocados. No interpela, por ejemplo, el
espacio de la descentralización, donde podrÃa lograr mayorÃas.
Además, me parece importante que los indÃgenas definan cuestiones
como la territorialidad... ¿qué es lo que quieren? No está claro.
Y más aún, los análisis deben centrarse en los hechos prácticos:
¿a dónde va el espacio ganado al capital por parte de los
otavaleños? ¿A dónde va el Parlamento IndÃgena de la CONFENIAE?
Me parece que los indÃgenas no han logrado definir un proyecto en
democracia. Deben empezar a jugar las reglas del juego
democrático, estableciendo la concertación. Como decÃa un ilustre
abogado: "digamos que la Constitución reconoce el Estado
plurinacional... ¿y qué?" Es mucho más valioso cuando ellos han
logrado insertar a nivel del Estado la educación bilingüe como
una necesidad. Entonces, se trata de definir los problemas
prácticos.
- ¿Se puede hablar de un proyecto común indÃgena?
Creo que hay varios proyectos, pero una sola razón: el derecho
que tienen a ser respetados, a ser parte de la comunidad, con sus
propios valores, su propia identidad, en eso hay una razón
homogénea. Pero hay diversidad de proyectos como diverso es el
sector indÃgena.
- Hay quien piensa que existe un problema de representación en la
organización indÃgena. Como que la CONAIE, en un afán por
centralizar los conflictos, podrÃa entrar en contradicción con la
dinámica local y regional, poner en peligro la cohesión interna
de los indÃgenas. ¿Qué opina?
Creo que uno de los errores es entender al movimiento indÃgena
con las mismas categorÃas con que entendemos lo gremial. Es un
error de los intérpretes, como de ellos. La dirigencia debe
representar la diversidad, y hacer lo que hizo en el 90: sumarse
a las propuestas que establecieron cada una de las identidades
que se están conformando. No debe entenderse como una cosa
estática, gremial, de cúpula. Ahora, creo que los que vemos desde
fuera la cosa, les exigimos que se manifiesten como gremio, por
lo tanto nos preguntamos: ¿por qué no han respondido al paro de
la UNE? Es un gran error.
- ¿Cómo ve el escenario polÃtico actual para el debate sobre
estos diversos proyectos indÃgenas?
El escenario es poco apto para avances sociales, pero hay que ir
madurando propuestas. El gobierno actual ha simplificado el
problema indÃgena como un problema de pobreza. Hoy los indÃgenas
están sujetos a los famosos proyectos que inventa la ministra
Butiñá.
Se trata de una visión asistencialista que no soluciona nada.
Esto tiene un peligro y es que en la medida en que se cierra el
espacio polÃtico y que van madurando estas identidades
colectivas, en algún momento van a tener que aflorar. Y depende
en mucho de cómo la sociedad, los polÃticos y el Estado acepten
el diálogo, el que estos no erupcionen en la manera que lo han
hecho en otros paÃses.
CONSTITUIR PRIMERO LAS NACIONES INDIAS
Carlos Viteri pertenece a una generación de dirigentes jóvenes.
Más cercana a la pequeña comunidad local que a las estructuras
regionales o nacionales. Originario de Sarayacu, miembro del
pueblo quichua, piensa que la noción de nación indÃgena se
construye desde la base y que mientras no se consoliden los
pueblos indios es difÃcil hablar de la construcción de un
proyecto polÃtico indio y un Ecuador plurinacional. Y allÃ, en
esa condición particular que encarna al mismo tiempo una
contradicción con las formas de organización asumidas por el
movimiento indio en la actualidad, reside para él el futuro...
-¿Y tienen claro los pueblos indios en qué consiste una propuesta
polÃtica nacida al calor del levantamiento de 1990?
Tienen una cierta claridad, pues el debate al interior del
movimiento, sobre los ejes de una propuestas polÃtica apenas ha
comenzado. Pienso que lo primero debe ser un reconocimiento por
parte de toda la sociedad ecuatoriana de los gobiernos
tradicionales de las comunidades como únicas autoridades que
tomen las decisiones a nivel local. Esta condición no ha sido
considerada incluso en la forma de organización de nuestras
federaciones y confederaciones indias. Optamos por una forma de
organización de estructura occidental que era necesaria en su
momento para proponer a la sociedad nuestras demandas,
territoriales, culturales. Pero su rol se ha deteriorado. Surgen
élites, la gestión se centraliza, se vuelve asistencialista. Se
contraponen con el desarrollo de la autodeterminación de las
comunidades. El reconocimiento de las autoridades originadas en
la tradición supone asumir el rol de pueblos y empezar a delinear
un proyecto de nación en el que se va a decidir qué sociedad
india vamos a producir en el futuro. Esto ha comenzado a darse en
las comunidades.
-Pero se inició organizando el Parlamento indio.
Asà es. Y en cierta forma un parlamento no deja de ser, todavÃa,
una forma de gobierno occidental. Pero al mismo tiempo es una
propuesta única y busca estructurarse de tal modo que reproduzca
al interior la sociedad indÃgena conocedora de su propia
historia. La conformación al interior del Parlamento se darÃa
sobre la base de los representantes de los pueblos indios,
elegidos por regiones culturales existentes al interior de una
nación india, cada miembro electo por consenso en asambleas
comunitarias, propuesta que se opondrÃa a aquellas sustentadas en
campañas internas y elecciones mediante votación y no por
consenso, y con juramentos de "Por Dios y por la Patria", máscara
de un estado sin rostro. Pero insisto, hay un paso previo: la
consolidación de los pueblos, de las naciones indÃgenas.
-¿No aparece claro el papel de un Parlamento en medio de un
conjunto de organizaciones indÃgenas: federaciones,
confederaciones. ¿Dónde reside el poder?
TodavÃa no está muy claro. Es un proceso, una transición. Por el
momento aparecerÃa que el movimiento indÃgena tiene muchas
cabezas. Es necesario ir reemplazando ese conjunto de
organizaciones por la autoridad del Parlamento, que organice la
sociedad de selva del futuro basada en los saberes milenarios del
hombre de selva (Sacha Runa Yachay), en los valores éticos de lo
comunitario, recÃproco, solidario e igualitario. El Sacha Runa
Yachai desarrolla la capacidad creadora y autogestionadora de las
comunidades de selva, principio de la real autonomÃa... La
búsqueda y conservación de la tierra prodigiosa y sin mal que
determina la descentralización de los asentamientos humanos, el
manejo cÃclico y armónico de los suelos, la conservación de áreas
sagradas que permitan la recreación constante de las vidas.
-¿Y cómo se relaciona todo ello con el resto de la sociedad
ecuatoriana?
Al Parlamento le corresponderá en un momento proponer con
claridad la forma de organizar un Estado plurinacional.
Necesitaremos encontrar un consenso con el resto de la sociedad,
pero eso supone, a la vez, el surgimiento de instancias
parlamentarias, de espacios de diálogo y participación en la
sociedad ecuatoriana.
-¿Quiere decir una democratización de la sociedad ecuatoriana?
Asà es. Una democratización, un crecimiento de los ciudadanos con
sus derechos, que la sociedad civil comience a opinar, que no sea
indiferente. Para conocernos y comprendernos es necesario que un
espacio de participación nazca no sólo en el movimiento indio
sino en el resto de la sociedad. En las sociedades urbanas no hay
discusión colectiva de los problemas.
No queremos imponer a nivel nacional una forma de organizarse. La
concepción de sociedades de selva eminentemente descentralizadas
no necesariamente es aplicable en el caso de la sociedad
blanco-mestiza. La coexistencia no significa imposición de
modelos. Y a su vez al interior del modelo indio hay muy diversas
expresiones. No es lo mismo una sociedad de selva que una andina.
-Si el proyecto indio significa control de territorios indios en
el marco de una sociedad consensual ¿qué propuesta de manejo de
los territorios tiene el movimiento indio para contrarrestar una
propuesta occidental que, aunque depredadora de la AmazonÃa, es
al fin y al cabo una propuesta?
Lo primero fue el reconocimiento de los territorios indios. El
segundo paso es el control sobre los recursos y estamos
comenzando, por ejemplo en Pastaza, a concretar un plan de
manejo.
-¿Cuáles son sus ejes?
El conocimiento indio de la selva y de sus recursos y de la
tecnologÃa para manejarlos. La sumatoria de este conocimiento con
la ciencia de otras culturas sin que ello signifique la
aplicación de paquetes tecnológicos en función del mercado y nada
más. (1C)
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Ciudad N/D
Publicado el 12/Diciembre/1993 | 00:00