Quito. 13 may 98. Desde el aire, por entre los resquicios que
deja la gruesa capa de nubes, se puede ver la magnitud de la
tragedia y los destrozos causados por el fenómeno de El Niño
en Bahía de Caráquez y sus zonas aledañas. Semeja un inmenso
lago, donde parece que el mar ha invadido todo y se ha unido a
los ríos desbordados. Las casas parecen islotes perdidos en la
inmensidad de ese lago artificial amarillento.

La situación es catastrófica. Se ve cómo los enormes
desprendimientos de las montañas han llegado hasta las partes
bajas, y han arrasado e inundado lo que encontraron a su paso.
También se observa que grandes grietas en las montañas están a
punto de ceder, por los incesantes y torrenciales aguaceros.

El agua llega a todas partes. Incluso está presente en el
aeropuerto Los Perales de San Vicente.

Esa ciudad y Bahía ha sufrido los estragos del invierno y gran
parte de sus habitantes no tienen dónde trabajar ni qué comer.

Con el propósito de ayudar a los damnificados, la Asociación
de Ganaderos de la Sierra y Oriente, las Fuerzas Armadas, el
MAG, Pasteurizadora Quito y otras empresas privadas como
diario EL COMERCIO, implementaron un programa de solidaridad.
Este consiste en traer a Pichincha a las familias afectadas
que deseen viajar. Para ello, deben reunir ciertos requisitos:
no tener cuentas pendientes con la ley y venir con ánimos de
trabajar.

El programa se inició hace aproximadamente dos meses y medio,
cuando llegaron las primeras treinta familias. "Fue muy
emotivo recibirlas. No sabían a que venían y todo lo que
traían puesto era lo único que tenían. Lo habían perdido
todo", señala el presidente de la Asociación de Ganaderos de
la Sierra y Oriente, Juan Pablo Grijalva.

El pasado lunes se realizó el segundo vuelo de las familias
damnificadas, cuando desde Bahía de Caráquez fueron
transportadas 80 personas (22 familias) en un avión Hércules
C-130 de la Fuerza Aérea, refiere Nicolás Guillén, un
empresario privado.

Pero, "muchos aprovecharon la presencia de la nave y se
embarcaron porque querían llegar a Quito para tratarse de
varias dolencias". Sorprende la desesperación por salir. La
multitud se agolpa ante la puerta de acceso a la pista, y
buscala posibilidad de subirse al avión, de cualquier manera.
Por todo eso que hay que evitar las avalanchas y traerlas
organizadamente, dijo Guillén. "En quince días esperamos traer
a familias de Chone y, talvez, de Manta".

La situación empeoró, pues mientras abordaban la nave las
familias damnificadas, se tenían noticias de que otro deslave
había afectado a San Vicente.

La expectativa de esas familias es el común denominador. Han
esperado desde tempranas horas de la mañana, aunque el
gigantesco Hércules solo despegó a las 17h30.

Elizabeth Nieves, una de las afectadas señaló, junto con su
esposo José Leones, que la única meta que tienen es trabajar,
porque lo han perdido todo y "tenemos que comenzar desde
cero". Además, "como ya hemos escuchado hablar del programa
vamos confiados porque sabemos que allá nos darán trabajo.
Aquí, no tenemos nada, salvo esta pequeña funda de ropa,
porque los ríos o los deslaves nos han dejado sin nada.
Nuestra casita se la llevó el agua".

Además, Leones, que es del sector de Progreso, aseguró que
algo conoce de agricultura y ganadería. "Sabemos que vamos a
lo seguro porque ya hemos escuchado hablar de ese plan de
solidaridad".

Pedro Sevillano, junto con su familia, viajó lleno de
optimismo porque la Reina de Bahía, Jennifer Manosalvas, y la
hermana de ésta le comentaron sobre las perspectivas que
tenían en Quito. Sevillano es del sector Los Perales, donde la
fuerza del agua se llevó a la mayoría de las casas.

Wilfrido Jama, junto con su familia, también se inscribió en
el programa ya que en el sector donde vivió, Bellavista, la
situación es crítica porque la totalidad de las viviendas fue
destruida. Jama perdió la suya. Además, "casi no hay trabajo
en ninguna parte y ya no sabía cómo mantener a mi esposa e
hijos".

Para Juan Pólit y Tanyi Alvarado, la situación también es
grave. "Aunque aquí trabajaba en algunas piscinas camaroneras,
sé que allá en Quito todo es diferente y estoy dispuesto a
trabajar en lo que se me presente. Sé que del trabajo
dependerá el futuro de toda mi familia". Además, "este
programa debería continuar porque aquí hay demasiadas personas
damnificadas. Somos de la ciudadela Norte, pero vivíamos
albergados en la Escuela 3 de Noviembre, porque mi casita se
perdió".

Luego de que las familias arribaran al aeropuerto de Quito,
fueron transportadas en carro hacia el recinto ferial de la
Asociación Holstein, en Conocoto. Allí se les dio de comer,
ropa, un colchón, sábanas y almohadas. La expectativa es tan
grande, que ya muchos empresarios estaban allí para conocerlos
e inmediatamente darles trabajo y ya en esa misma noche,
varias familias salieron a conocer su nuevo sitio de trabajo y
morada.

Cómo nació el programa

El presidente de la Asociación de Ganaderos de la Sierra y
Oriente (AGSO), Juan Pablo Grijalva, reveló que la idea nació
del empresario Nicolás Guillén.

Guillén reveló que todo surgió de la iniciativa de ayuda que
hubo en 1945 cuando hubo el problema bélico con el Perú,
cuando "miles de personas abandonaron los campos en Loja y El
Oro y vinieron a las ciudades; y, en esa época hubo mucha
solidaridad. Por ello creí que ahora, con el fenómeno de El
Niño, pasaría lo mismo, y no me equivoqué".

"Hice un proyecto que le presenté al Ministro de Agricultura,
que lo ejecutamos junto con las FF.AA., la AGSO y
Pasteurizadora Quito". El plan pretende incorporar a las
familias damnificadas a las actividades agropecuarias de la
Sierra.

Con el primer grupo de 87 personas procedentes de Chone, la
iniciativa ya ha tenido resultados, calificados de exitosos
por sus mentalizadores.

Por otra parte, en la Base Aérea de Quito, el teniente coronel
José Sánchez, comandante encargado del Grupo de Vuelo Nº 111,
señaló el lunes que la FAE no es la entidad encargada de la
organización del puente aéreo que se ha implementado. "Solo
transportamos la carga".

También ayudan en el traslado de las familias que desean venir
desde Manabí a Pichincha, para encontrar una nueva ocupación.
Previamente, en el vuelo a San Vicente, se transportaron 2.500
raciones que Enprovit envió a Bahía y San Vicente, por pedido
del Presidente de la República y del Ministro de Agricultura,
señaló Wilson Paredes, gerente general de esa institución.
Cada funda vale 10.000 sucres y consta de un kilo de arroz,
uno de azúcar, una funda de tallarín, medio kilo de sal, una
funda de harina de plátano, atún, un paquete de fósforos y
cocoa.

Para que salga el avión, que tiene una capacidad de entre
30.000 ó 40.000 libras , debe reunirse ese volumen de carga,
porque cada hora de vuelo cuesta 4.000 dólares". Asimismo, se
llevó un cargamento de 4.070 kilos donados por el Banco del
Pichincha y una carga de diveros alimentos.

USD 5 millones se pierden

El pasado 30 de enero llegó al puerto marítimo de Guayaquil un
contenedor de 40 pies con mercaderías valoradas en 320 mil
dólares. Más de tres meses después no se ha presentado ninguna
solicitud de trámite para su desaduanización.

El caso no tendría nada de particular si no se tratase de
insumos médicos y otras donaciones obtenidas por el Consulado
del Ecuador en New Orleans (Estados Unidos) y consignadas a
favor del Copefen (La Unidad Coordinadora del Programa de
Emergencia para el Fenómeno de El Niño).

Solo desde los Estados Unidos, la Embajada del Ecuador
registra quince embarques de donaciones de ayuda, que gestionó
para enfrentar la emergencia causada por la rigurosa temporada
invernal. La información está cortada al 6 de marzo, conforme
un documento de esa sede diplomática.

El problema reside en que aún tratándose de una emergencia,
las donaciones no han salido antes de los dos meses, desde que
llegaron a su destino.

El mismo documento señala que dos contenedores de 20 pies que
contenían cloro para potabilización de agua, por un valor de
58 mil dólares, llegaron al puerto ecuatoriano el 11 de enero.
Estaban consignados para el Copefen pero el beneficiario es el
Ministerio de Vivienda. En la Aduana, se registra el ingreso
del Documento Unico de Importación (DUI) el 6 de marzo. Algo
parecido sucedió con un contenedor de 20 pies con medicinas
llegadas a nombre de Rafael Guerrero (ex gobernador del
Guayas). Fue traído desde Los Angeles por Pacific Express Line
el 4 de febrero, pero el DUI se presentó el 6 de abril. La
mercadería ya fue entregada.

Otro contenedor de 40 pies con medicinas e insumos, valorados
en 1.3 millones de dólares, para el mismo consignatario llegó
el 26 de febrero y fue retirado el 27 de abril.

Pero otras caso revelan que no solo hay tardanza en el retiro
sino que ni siquiera la Aduana tiene registro de sus llegadas.
Por ejemplo, un contenedor de 20 pies con medicinas, insumos
médicos y maquinaria adicional, donadas por Global Operation
Development, que según el documento salió de Los Angeles el 9
de febrero y llegó el 15 del mismo mes. Para la Aduana no
consta en manifiesto de carga. El embarque estaba destinado a
la Gobernación del Azuay.

Tampoco está registrado un contenedor de 40 pies con medicinas
donadas por Universal Aid Society, llegada desde Vancouver
Canadá para el Copefen. Hay otros seis casos similares. El
valor total de las donaciones supera los 5 millones de
dólares.

Por el retraso del retiro de esas mercancías, el
vicepresidente Pedro Aguayo quitó a la Defensa Civil esa
responsabilidad. Designó al teniente coronel Luis Rueda para
que coordine la desaduanización. Según un funcionario de la
Vicepresidencia en la oficina de Guayaquil, la Defensa Civil
no cumplió con su obligación, pese a contar incluso con un
decreto (69) del Congreso, que la faculta a nacionalizar sin
ningún pago las donaciones para los damnificados.

El inicio de la salida de unos 14 contenedores desde la Aduana
de Guayaquil estaba previsto para la tarde de ayer, anunció
Rueda. Sin embargo, el número de contenedores con donaciones
represados en la Aduana puede ser mayor, reveló el coordinador
técnico de la vicepresidencia, Francisco Fernández.

Otro ejemplo de la demora en la nacionalización es un
cargamento de 506 toneladas de arroz procedentes de Australia,
donadas por el Programa Mundial de Alimentos al Ministerio de
Salud, que legó hace tres meses y sigue en el puerto. La
solicitud de desaduanización la presentó la agente de Aduanas
Laura Pinzón el 30 de abril. Nadie se ha presentado a retirar
la mercadería. Redacción Guayaquil

San Vicente: 200 personas protestan por la desatención
Las lluvias se incrementaron desde la noche del lunes y
madrugada del martes en el cantón manabita Sucre, que provocó
nuevamente el desbordamiento de la quebrada del río Burro, en
San Vicente.

El lodo hasta un metro de altura subió en embanque de tierra
en las calles de la pequeña ciudad , lo que provocó que 200
habitantes enardecidos por la falta de atención del Gobierno
se tomaran ayer, de manera simbólica, las instalaciones del
terminal aéreo Los Perales.

"Nuestro pueblo ya no aguanta más, no es posible que los
problemas se focalicen solo en Bahía, el cantón Sucre tiene
ocho parroquias y todas están afectadas por la crudeza del
invierno", decía Lucía Santos, quien habita en uno de los
barrios ubicados en el malecón de la localidad.

Otro problema es la falta de agua, pues los pobladores no han
construido cisternas para almacenar el líquido y tan solo
cuentan con tanques metálicos que alcanzan para abastecer a
una familia de cuatro personas durante seis días.

Las raciones alimenticias se agotan rápidamente. Para hallar
una solución, el coordinador militar, coronel Jorge Hernández,
se reunió durante la mañana y tarde de ayer con las
autoridades del cantón.

El transporte de alimentos se realiza solo por vía aérea
mientras que combustible entre diesel, gasolina y gas de uso
doméstico se realiza a través de la gabarra que viene desde
Manta.

Las familias damnificadas siguen habitado en las calles donde
el lodo aún no ha llegado."La historia se vuelve a repetir con
la construcción de ramadas de caña y techos de plásticos al
igual que en Bahía", manifestó Karina Vélez, una joven que
vive en San Vicente y trabaja en Bahía de Caráquez

Ayer fue localizado el cuerpo de Carlos Quimís de 18 años
quien era oriundo de Chone y trabajaba en el sitio Bolívar de
la zona de Portovelo. Allí pereció en el deslave de la
madrugada del domingo.

Mientras tanto, la central telefónica de San Vicente sucumbió
ante la nueva arremetida de barro y palizada y sufrió daños de
consideración. La población quedó incomunicada por tierra y
también con el resto del país y mundo.

La vía que une Portoviejo y Manta con Guayaquil quedó
nuevamente cerrada por los deslaves en la zona de Montalvo,
muy cercana a Paján. Algo similar ocurre con la carretera
Tosagua-El Junco que presenta 13 cortes, que dificultan el
transporte de personas y carga hacia Calceta y Flavio Alfaro.
En Portoviejo la fuerte lluvia del lunes ayudó a los 300.000
habitantes para dotarse del líquido, pero volvió a causar
inundaciones en las partes bajas e incrementó la cifra de
damnificados. Redacción Manta

Quito: la limpieza de los siete barrios comenzó ayer
Los trabajos de limpieza continuaban en los barrios que están
ubicados en la zona de de influencia del colector de Guajaló
que colapsó hace tres días.

Una espesa capa de lodo todavía cubría las calles principales
de la parte baja del barrio Lucha de los Pobres. Los afectados
(40 familias) limpiaban, en las veredas y espacios verdes, los
muebles, las ollas y los platos manchados aun de lodo.

Mientras tanto, otros moradores comentaban el efecto del
taponamiento del colector y la inusual crecida del río
Machángara.

Según Bolívar Asladema, dirigente del sector, no es la primera
vez que esto ocurre. Cada que se presenta una fuerte lluvia el
río crece peligrosamente. A ello se suman los desperdicios que
son lanzados al río.

Los habitantes de la Lucha de los Pobres culpan del
taponamiento a los moradores de los barrios ubicados en el
extremo sur de la ciudad que lanzan basura. Son los habitantes
de Guamaní, Cutuglagua, Pueblo Nuevo, El Beaterio y Nueva
Aurora.

Ayer la limpieza estaba a cargo de un minicargador y un
volquete de la Empresa Municipal de Obras Públicas. Sin
embargo, los moradores solicitan que la Empresa de Agua
Potable y Alcantarillado realice el dragado del colector y del
acueducto. Hasta el momento no se han hecho presentes, pese a
que el peligro es latente en las viviendas construidas frente
al río. No se respetaron los 10 metros de la franja de
protección establecida a los dos lados del canal. Las
construcciones están a un metro y medio en su mayoría. Incluso
una pared de la fábrica de Levapan termina en la orilla misma
del río.

En cambio para los moradores de Guajaló, los responsables son
los moradores de la Lucha y del barrio Centro de Abastos. Les
acusan de haber construido sus viviendas cerca l río e
inclusive sobre el colector. (Texto tomado de El Universo)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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