Y AHORA SE VIENE EL FMI

Quito. 15.09.92. Los integrantes del equipo económico del
gobierno preparan sus maletas para viajar el próximo viernes a
la reunión anual del Fondo Monetario Internacional y del Banco
Mundial, que se realizará del 22 al 24 de septiembre en
Washington.

A la reunión irán en representación del Ecuador el ministro de
Finanzas, Mario Ribadeneira, designado gobernador ante el
Banco Mundial; la gerente del Banco Central, Ana Lucía
Armijos, actual gobernadora ante el FMI; y el presidente de la
Junta Monetaria, Roberto Baquerizo.

Las autoridades económicas no han hecho pública todavía la
posición que asumirá el gobierno de Sixto Durán Ballén frente
al Fondo Monetario Internacional, y concretamente si está
dispuesto a entrar en una negociación para llegar a la firma
de un nuevo acuerdo de estabilización.

El último programa entre el Ecuador y el FMI se suscribió el
11 de diciembre de 1991, por un plazo de un año y por un monto
de 101,2 millones de dólares. Sin embargo, el último boletín
informativo del FMI señala que el Ecuador ha utilizado solo
26,8 millones de dólares del convenio, correspondientes al
primer desembolso. Los otros desembolsos no se han hecho
efectivos.

El régimen anterior firmó el acuerdo con el FMI con la única
intención de cumplir una condición exigida por el Club de
París para renegociar la deuda de gobierno a gobierno, pero en
ningún momento intentó ajustar el manejo de variables
económico del país a las metas que constaban en el programa de
estabilización. El nuevo gobierno ha dicho que esta actitud
del anterior gobierno perjudicó la imagen internacional del
Ecuador ante la comunidad financiera.

El nuevo gobierno

El cambio de gobierno y la adopción del nuevo plan de
estabilización dejaron de hecho en suspenso el programa
suscrito en diciembre del año pasado, lo cual pone al régimen
actual ante la disyuntiva de negociar un nuevo acuerdo o
mantener las relaciones con el FMI tal como están al momento,
es decir, en suspenso.

HOY supo de buenas fuentes que el gobierno no ha definido
todavía su posición porque no ha establecido aún qué hará
frente a los bancos acreedores. Si bien el ministro de
Finanzas, Mario Ribadeneira, informó la semana pasada que tuvo
ya su primera reunión de trabajo con el comité de gestión de
los bancos, que lo visitó en Quito, el régimen no ha definido
la estrategia ni las condiciones concretas bajo las cuales
aceptaría un programa de renegociación. Hasta ahora se ha
limitado a decir, en su plan de estabilización macroeconómico,
que una renegociación debería buscar los siguientes objetivos:
evitar que el pago de la deuda afecte la posibilidad de
crecimiento de la economía ecuatoriana; permitir la apertura
del Ecuador al flujo de capitales internacionales; recuperar
capitales ecuatorianos que están fuera del país; y atraer
tecnología y técnicas de producción, así como conseguir la
apertura de nuevos mercados.

Fácil negociación

Analistas consultados por HOY creen que después de las medidas
del 3 de septiembre al gobierno no le resultaría difícil
negociar un acuerdo con el FMI, en el que se incluyan los
fondos no desembolsados del convenio anterior.

"Lo que ha hecho el gobierno hasta ahora en su política
económico es más o menos coincidente con lo que habría exigido
el FMI", dijo un analista consultado por HOY.

Quizá el único punto sobre el cual tendría que negociarse y
discutirse sería el relativo a la política cambiaria, pues el
FMI no ve con agrado la vigencia de un sistema como el puesto
en práctica por el gobierno, en el cual se combinan varios
tipos de cambio.

Un acuerdo con el FMI, creen algunos observadores, sería más
positivo que negativo para el país. En primer lugar, dicen,
porque es una condición necesaria para una renegociación con
la banca acreedora, ya que sirve más o menos como carta de
presentación y de buena conducta hacia futuro. Si el gobierno
tiene interés en renegociar la deuda comercial, debe entonces
llegar a un acuerdo con el Fondo.

Por otro lado, si los ajustes que se tendrían que hacer al
plan puesto en marcha son mínimos, dicen los mismos analistas,
un convenio con el FMI por alrededor de unos 170 millones de
dólares -el nuevo crédito más los no desembolsados del
anterior- , ayudaría a reforzar la posición de la balanza de
pagos del Ecuador y la reserva monetaria internacional, ambos
señalados como objetivos de corto plazo del gobierno.

Si el régimen está dispuesto a negociar un acuerdo con el FMI,
la siguiente decisión que debería tomar es si firma un
convenio por un año o por tres años. El primero, tendría como
objetivo comprometerse exclusivamente a la aplicación de un
plan de estabilización de corto plazo, mientras el segundo
(extended fund facility) buscaría, adicionalmente, la
ejecución de un programa de reformas estructurales, muchas de
las cuales ya han sido anunciadas por el gobierno.

Sin embargo, las autoridades, según supo HOY de buenas
fuentes, no están absolutamente convencidas de la necesidad de
negociar con el FMI, en especial porque siempre la firma de
acuerdo reduce el margen de maniobra de un gobierno en la
conducción económica, y el incumplimiento de otro plan podría
ser más grave que no firmarlo.

La reunión que se inicia el 22 en Washington permitirá a las
autoridades económicas del gobierno tomarles el pulso de los
acreedores privados y del propio FMI respecto de la economía
ecuatoriana y el último plan de ajuste, y definir una posición
más clara frente al fondo y a la renegociación de la deuda.2 A
EXPLORED
en Ciudad N/D

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