Quito. 05 ago 96. El 10 de agosto inician 360 días de
decisiones políticas y económicas. En esa fecha, el presidente
electo de la República empezará a colocar los puntos sobre las
íes. Comenzará a dictaminar las reglas del juego de los
próximos cuatro años.

Día a día, mientras llega la fecha esperada, la preocupación
se apodera más de los agentes económicos. Sus miradas reflejan
incertidumbre y expectativa. Desde su perspectiva, los
anuncios de Abdalá Bucaram han sido flechas dirigidas a todas
partes, palabras contradictorias que combinan ideas alagadoras
con resoluciones confusas.

Por eso toman medidas para evitar una posible devaluación de
la moneda. Demandan dólares en el mercado financiero y obligan
a una intervención del Banco Central para que la divisa no
escape del techo de la banda cambiaria.

Al parecer, todo esto es producto de vacilaciones acerca de la
política económica que tendrá el nuevo régimen en el corto
plazo. Las opciones son distintas, el problema es uno solo:
Bucaram necesita dinero. Deberá buscar financiamiento para
cumplir con un ambicioso programa social sin desestabilizar la
economía del país.

¿Cómo lo hará? Podría gastar la reserva monetaria ecuatoriana
en tres meses, iniciar su programa de vivienda con esos
fondos, y dejar al país en el colapso. Por otro lado, el
presidente tiene la posibilidad de no dejarse influenciar por
las presiones políticas, conseguir estabilidad y confianza,
para después empezar a crecer.

En fin, las posibilidades son muchas. Y lo que viene en los
próximos 360 días tiene distintas interpretaciones.

UN PUNTO A FAVOR

Los inversionistas y empresarios ven en Augusto de la Torre,
gerente del Banco Central, la imagen del próximo régimen. En
el foro organizado por Multienlace, la mayor parte de
preguntas fueron dirigidas a él.

De la Torre, por su parte, ha asumido una actitud
conciliadora. Su ponencia fue la menos crítica de las tres que
se escucharon en el foro. No obstante, se lo vio imparcial y
conocedor de la realidad económica que enfrenta el país.

El gerente del Banco Central, PHD en economía de la
Universidad de Notre Dame (Estados Unidos), genera confianza
en los "hombres de negocios" del Ecuador y de diversas partes
del mundo.

Su permanencia en el escritorio principal de la más importante
institución financiera del país es un aspecto que Abdalá
Bucaram deberá valorar, porque a nivel de empresarios e
inversionistas tiene buen efecto.

De la Torre considera necesario consolidar los logros
alcanzados hasta ahora en materia económica. Reconoce que el
talón de Aquiles del gobierno al que representa fue no lograr
bajar las tasas de interés.

Así, plantea que el reto del presidente electo es generar
suficientes ingresos fiscales, para que los intereses bajen
sin afectar los índices de inflación.

"La base será mejorar las tasas de ahorro e inversión y hacer
más eficientes a los mercados -destaca- a través de un régimen
de comercio exterior transparente y un mercado cambiario
eficiente".

El gerente del Banco Central señala que no existen todavía
visos claros de lo que pasará en materia de participación
privada en empresas del Estado: "habrá que decidir qué hacer
en relación a los puertos, carreteras, aeropuertos, etc.",
cuál será su destino.

En tanto que las políticas de estabilidad, de control del
gasto fiscal, de incentivo al ahorro y a la inversión den
resultado, De la Torre supone que se podrá crecer a niveles de
seis y ocho por ciento anual, lo que generaría de 500 mil a
600 mil plazas de trabajo en los próximos cuatro años.

Subsidios dirigidos

No olvida los compromisos sociales que ofreció Bucaram.
Augusto de la Torre sostiene que el presidente electo debe
canalizar una política de subsidios directos. Es decir, sin
intermediarios.

Por ejemplo, considera que en vivienda lo más conveniente es
entregar un cheque con la cantidad que necesite el
beneficiario para construir su casa y después anotarlo en el
presupuesto.

El motivo fundamental para adoptar ese sistema es evitar que
los subsidios terminen en manos de quien no los necesita. "Los
programas sociales deben mantener esa filosofía", señala.

Su perspectiva plantea también que ha llegado el momento de la
concertación. El momento en que el Estado y la sociedad civil
deben ser socios. En que la inversión privada se constituye en
el motor del desarrollo.

No obstante, Augusto de la Torre culmina su ponencia
ratificando la importancia del Estado: "éste debe jugar su
papel, corregir las fallas del mercado a través de
instituciones pequeñas pero fuertes".

CON LAS CARTAS SOBRE LA MESA: PACHANO

Desde la perspectiva de Abelardo Pachano -presidente ejecutivo
de Produbanco, ex gerente del Banco Central y ex presidente de
la Junta Monetaria- las cartas están puestas sobre la mesa.

Cree que el Ecuador digirió ya los procesos mundiales de
globalización económica, al punto que no existe, ni en el país
ni en ninguna otra parte del mundo occidental, "soberanía
económica absoluta".

En consecuencia, el gobierno de Abdalá Bucaram carece, desde
antes del 10 de Agosto, de medidas que "a posteriori" sean
catalogadas de originales o novedosas.

Su argumento detenta algunas bases: "el Ecuador tiene
compromisos pendientes con diversas instituciones económicas
del mundo. Las reglas del juego están dadas: no se puede jugar
ni con los aranceles de la OMC ni con las condiciones que
ponen los organismos multilaterales de crédito para entregar
préstamos al país".

Algo desencantado, Pachano sostiene que Abdalá Bucaram
percibirá la necesidad de aventurarse al nuevo orden mundial:
"el gobierno entrante está supeditado a fuertes compromisos,
expectativas y esperanzas en el campo social. Pero su posición
se enfrenta a límites insuperables, ¿con cuántos recursos
cuenta?".

En consecuencia, asegura que Bucaram está abocado, con su
beneplácito o no, a guiar el destino de la nación bajo el
estricto control de la política económica mundial, que le
asegurará crédito e inversión productiva.

A la vez, el ex gerente del Banco Central ve algunos
planteamientos positivos en los discursos del presidente
electo. "Dar continuidad al programa iniciado por el gobierno
de Durán Ballén crea buenas perspectivas, porque el andamiaje
económico sigue bajo una misma ruta".

Cuatro medidas básicas

Aclara, sin embargo, que deberá devolverse la confianza al
país para resolver los problemas de inversión. Abelardo
Pachano determina la necesidad de lograr, en el corto plazo,
cuatro "aspectos de instrumentación rápida":

Corregir el déficit fiscal, clarificar la política cambiaria,
capitalizar al sistema financiero y evitar la volatilidad de
las tasas de interés.

Por ejemplo, sugiere modificar el tipo de cambio a través de
una variación de la pendiente de la banda cambiaria. "No
hacerlo, provocará que los agentes económicos queden a la
expectativa de cuándo se tomará la medida", anuncia.

También comenta que, con la eliminación del subsidio al gas y
el subsidio de energía -que representa dos por ciento del
Producto Interno Bruto-, se puede corregir el déficit fiscal.

Finalmente, Pachano destaca que al menos en 1996 no pasará
mayor cosa. Solo desde el primer día del próximo año se verán
de cerca los aspectos más fuertes de la política
macroeconómica de Abdalá Bucaram: ¿se mantiene el esquema
cambiario o no? ¿cómo se desarrollará la modernización del
Estado?

Solo en 1997 estarán definidas las concesiones a la empresa
privada, el sector externo estará consolidado y se podrá
contrarrestar los problemas del sistema financiero.

POSIBLES ESCENARIOS

Mauricio Pinto es el menos optimista de los tres analistas que
constan en esta página. Ve un futuro sombrío en el próximo
período presidencial. Asegura que los primeros anuncios de
Abdalá Bucaram guardaban la única intención de controlar el
sistema financiero y evitar que escapen las inversiones.

Por eso anuncia cuatro escenarios posibles y mira cuatro
presidentes distintos. Es su criterio que una de esas figuras
gobernará desde el 10 de agosto de 1996 hasta el año 2000.

Primera posibilidad

Abdalá Bucaram continúa con el proceso de estabilidad
económica iniciado por Sixto Durán Ballén, situación que
considera poco probable por las presiones políticas que se
ejercerán sobre él, dadas las descomunales ofertas de campaña.


Segunda posibilidad

El presidente electo asume una política populista similar a la
cumplida por Alan García en Perú cuando fue presidente. Esa
política implica que, con el fin de llevar a cabo prontamente
el programa social, se gasten todos los recursos del país en
180 días. El populismo económico significa, a breves rasgos,
gasto social sin que exista financiamiento.

Tercera posibilidad

Bucaram convertido en una figura similar a la del presidente
Carlos Menem de Argentina, líder del neoliberalismo en la
región. Eso implicaría desechar todos los ofrecimientos de
campaña y cumplir drásticas políticas económicas en el país a
un costo social sumamente fuerte.

Así se cumplirían medidas como la paridad del dólar y el
sucre, se incrementarían los índices de desempleo y subempleo
y se recibirían fuertes aplausos de instituciones financieras
internacionales como el Fondo Monetario Internacional, el
Banco Interamericano de Desarrollo o el Banco Mundial.
Este escenario también resulta poco probable desde la
perspectiva de Mauricio Pinto.

Cuarta Posibilidad

El país abocado a un mundo de decisiones contrapuestas,
enfrentadas, confusas. Decisiones que le permitirían
sobrevivir al gobernante día a día, sortear los problemas que
se presentan, aunque reine la incertidumbre acerca del futuro.

Esa es la posibilidad "más perjudicial para el país" y, a la
vez, la que Pinto considera que vendrá con el gobierno
roldosista. (DIARIO HOY) (P. 6-A)
EXPLORED
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