Quito. 25 ago 97. En el mundo hay tres técnicas que están
revolucionando el tratamiento de las enfermedades
neurológicas. El neurólogo español Eduardo Tolosa las explicó.


En la familia se hizo cotidiano ver a doña Zoila, a sus 55
años, con su leve temblor permanente, a pesar de los
medicamentos. "A veces también les ocurre a cuarentones, decía
ella, así que a mí me llegó con clemencia y ustedes pueden no
estar muy lejos de sufrirla".

La enfermedad de Parkinson, llamada así por el médico inglés
que la describió por primera vez, es progresiva, de un temblor
de un lado del cuerpo, el movimiento involuntario de doña
Zoila podría avanzar hasta que pierda el control y se vuelva
tan rápido que casi no se lo pueda distinguir.

Ella tiene plena conciencia de que esto puede ocurrirle. Lo
único que teme es que sea muy pronto. Cuando estaba en la cima
de su carrera y era la experiencia personificada en su
profesión había aceptado que la enfermedad la haya envuelto
poco a poco. Pero no soportaba la idea de quedar postrada en
tan corto tiempo, pues en algunos pacientes, no se sabe por
qué, avanza más rápido que en otros.

En el Ecuador no hay estadísticas sobre la incidencia de esta
enfermedad. El número de pacientes en los Estados Unidos es de
160 por cada 100.000 habitantes. De ser igual en este país, y
no hay motivos concluyentes para negarlo, la cifra es
elevadísima. Si se compara solamente con cáncer de estómago,
el Ecuador ocupa uno de los primeros lugares del mundo con 30
por cada 100.000 personas.

De cualquier forma, el aumento de la esperanza de vida es una
razón para que ahora estemos observando más enfermedades
neurológicas en personas mayores, según el neurólogo Jorge
Pesántez.

Los más avanzados métodos para eliminar los síntomas de esta
enfermedad, en mayor grado que con fármacos, son las cirugías
llamadas palidotomía y estimulación cerebral profunda. Pero
también, en los últimos meses se han dado pasos
importantísimos para hallar la cura de la enfermedad.

En el país, después de los remedios (el tratamiento mensual
cuesta cerca de dos millones de sucres), los pacientes como
doña Zoila no tienen otra alternativa. Por la novedad y el
costo de esas operaciones (entre 25.000 y 35.000 dólares) solo
les queda aprender a convivir con cadenas y cárceles
invisibles.

Para que los ecuatorianos puedan beneficiarse de esas
operaciones, el país tiene que recuperarse de un atraso de
unos quince años en tecnología.

Los dos hospitales más importantes de Quito son la prueba.
Para Felipe Egas, jefe de Neurocirugía del Hospital Andrade
Marín, el problema no sería de recursos humanos que podrían
ser capacitados. Pero antes de adquirir el equipamiento para
estereotaxia y estimulación profunda, Neurocirugía tendría que
equiparse con otros aparatos para atender patologías más
frecuentes. El principal hospital del IESS no se ha reequipado
desde hace viente años y el conjunto para estereotaxia
costaría unos 200.000 dólares, más el entrenamiento al
personal.

El caso del Hospital Eugenio Espejo es singular: al momento,
por falta de instrumental se está practicando casi técnicas de
trepanación de comienzos de siglo, con instrumentos de
ferretería adaptados para cirugía, según Edgar Guarderas, jefe
de Neurocirugía. Sin embargo, él sí justificaría la inversión
del Ministerio de Salud ya que con la estereotaxia se corrigen
varios problemas además del Parkinson.

Pero doña Zoila nunca llegará a beneficiarse de estos avances
de la medicina en el mundo si se queda en el Ecuador. Por
ahora sus hijos están reuniendo el dinero para viajar al
exterior en busca de ayuda.

En países de Europa y Norteamérica, la tecnología de
estereotaxia ha hecho posible ingresar en lo más profundo del
cerebro del hombre, con menor riesgo.

Quitar del camino a un factor del cerebro que causaba
problemas a un paciente, con la palidotomía, es algo que se
perfeccionó en solo una docena de años. Pero casi enseguida,
esta técnica agresiva está siendo reemplazada por otra que no
lesiona los nervios, la estimulación profunda. Los nervios
quedan con la posibilidad de restablecerse con futuros
fármacos.

Se calcula que la estimulación profunda tiene una mortalidad
inferior al dos por ciento y lesiones secundarias en un 5 por
ciento, según Eduardo Tolosa, jefe de Neurología del Hospital
Clínico de Barcelona.

Luego de una explicación amplia y detallada doña Zoila está
dispuesta a viajar, lo hará a fines de año, para que la
intervengan, aunque está consciente de que las consecuencias
secundarias pueden ser graves como la parálisis de un lado del
cuerpo.

En fin, son técnicas que producen escalofrío, pero a los
neurocirujanos solo provocan el mayor respeto. En los albores
del siglo XXI, ellos se rodean de equipos de computación, de
imagenología e instrumental de precisión... y manos a la
obra...

Un gen culpable se conoció

Luego de quince años de investigaciones genéticas, se logró
encontrar un gen (parte de la células que transmite la
herencia) que puede ser responsable de la enfermedad de
Parkinson. Este es el descubrimiento más importante y fue
publicado hace tan solo un mes. Una fuente de la investigación
fueron familias que presentan varios enfermos, y el gen que se
descubrió pertenece a una italiana. Para Tolosa, cuando se
sepa cómo se desarrolla la enfermedad, se podrá interferir en
el mecanismo que la produce, e incluso curarla. Lo más
probable es que sean varios los genes culpables, pero el
conocer a uno de ellos abre una puerta de esperanza para que
en un futuro cercano, de unos cinco a diez años, se pueda
encontrar terapias más eficaces que las que existen hoy. Hay
alrededor de quince centros de investigación en Estados Unidos
y Europa dedicados a buscar la causa genética de la
enfermedad.

Una técnica revolucionaria

La estimulación cerebral profunda es una revolución en la
cirugía del Parkinson. Consiste en introducir un electrodo en
una zona profunda del cerebro que actúa en forma hiperactiva
y, a través de él, pasar una corriente eléctrica de alta
frecuencia con lo cual se logra desactivarla. Desactivar
resulta más atractivo que lesionar las zonas dañadas, que es
lo que se hizo hasta hace unos dos años. Este método tiene un
menor riesgo quirúrgico. Además se puede cambiar el electrodo
de un sitio a otro. La cirugía se realiza con el paciente
despierto, durante una diez horas. Así puede sentir un
calambre o ver unas luces lo que hará al cirujano mover la
posición del electrodo porque estará topando nervios
importantes. Después se queda en el hospital por quince días
en el ajuste de voltaje. Luego, el paciente puede estimular
los nervios a su voluntad a través de un generador de impulsos
eléctricos que se implanta debajo de su clavícula y se conecta
al electrodo. Desde el exterior se prende el generador con un
imán. Se usa también en la enfermedad de Gilles de la
Tourette, tics nerviosos, hemiespasmos faciales, resecar
tumores, destruir cisticercos y tomar biopsias.

La medida perfecta

La estereotaxia computarizada es un sistema de instrumentos
que se fijan al paciente para medir con exactitud las
coordenadas (distancias a un centro) del punto del cerebro al
que se quiere llegar. A través de polos eléctricos fijos
unidos a conductores se envía a una computadora los datos
exactos que se extraen del cerebro con una tomografía y una
resonancia magnética y la máquina repite el mapa en una
pantalla. La imprecisión es máximo de uno a tres milímetros.
Sobre el punto buscado se realiza un agujero en el cráneo por
el que se introduce una aguja u otro instrumento, según el
objetivo. Si se trata de una palidotomía, se introduce una
aguja con un electrodo en la punta que va a quemar el globus
pálido. Esta sección está funcionando mal y causando el
descontrol motriz característico del Parkinson.

Si se trata de estimulación profunda, se introduce un
electrodo que se va a dejar ahí para transmitir estímulos.
Esta técnica se puede aprovechar también para localizar
lesiones como tumores muy pequeños o de localización muy
difícil en áreas estratégicas y acceder a zonas de riesgo. Se
han operado más de 3.000 pacientes en la docena de años que se
practica. La mayoría han mejorado visiblemente los síntomas.
Ha sido tan eficaz que las aseguradoras médicas en Estados
Unidos cubren los gastos. Pero por medio de este proceso no se
puede llegar a desactivar otros núcleos como el tálamo porque
se considera muy arriesgado. En cambio, con la estimulación
nerviosa profunda sí se llega a ellos. (Texto Tomado del
periódico El Comercio)
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