Río de Janeiro. 04.10.94. Ganador en la primera vuelta de las
elecciones presidenciales en Brasil, el socialdemócrata
Fernando Henrique Cardoso quedó con las manos libres para
marcar el ritmo de su tarea de gobierno, que comenzó inclusive
antes de conocer el veredicto de las urnas al abrir el juego
hacia su izquierda en el cierre de la campaña electoral.

La prioridad del aún senador Cardoso, en su flamante condición
de presidente electo, será respaldar el fin del período de
Itamar Franco, con la intención de dar continuidad y
coherencia a su tarea, y facilitar su propio pasaje de la
legislatura a la máxima responsabilidad en el poder ejecutivo.

Pero esa ligazón, que ya había comenzado a preparar cuando
dejó en marcha el Plan Real al abandonar el Ministerio de
Hacienda, incluye tareas concretas y hasta urgentes, puesto
que aparece en el horizonte una urgencia por reformar la
Constitución, acto aún posible para el actual Congreso antes
de ceder paso a la camada de sucesores.

Cardoso necesita, de ser posible sin pérdida alguna de tiempo,
contar con un nuevo sistema tributario que erradique de la
Carta Magna las leyes que le dan forma, para disponer de la
flexibilidad reclamada por una situación económica siempre
fluctuante.

Privado de la posibilidad de modificar la legislación sin
encarar reformas de los textos constitucionales, el futuro
Gobierno podrá encontrarse -como ya le ocurrió a sus
antecesores- encerrado en un cepo que sólo le dejará en
libertad para ocuparse de lo superficial.

Por el contrario, el socialdemócrata aliado a las fuerzas más
conservadoras de las regiones eternamente postergadas del
Norte y del Nordeste se verá pronto con problemas sin
modificar conceptos básicos sobre temas como la naturaleza de
los "monopolios estratégicos", en especial referidos a la
riqueza minera, la petrolífera y la alta tecnología de sus
comunicaciones.

El programa de Cardoso se apoya fuertemente en temas como la
privatización de empresas y servicios públicos, pivote de
reformas estructurales del Estado en países como Argentina,
originadas en las fortísimas presiones ejercidas por los
intereses siempre en busca de nuevos filones para invertir su
riqueza, y multiplicar de ese modo sus beneficios hacia el
infinito.

Más todavía cuando el país en cuestión posee la mayor deuda
externa en el mundo en vías de desarrollo, y por lo tanto es
más vulnerable que otros en el mercado internacional, como
ocurre con Brasil.

Para desmontar los monopolios estratégicos brasileños, el
pasaje obligado es la reforma de la Constitución, y esa tarea
por un lado dará la medida de la habilidad política de Cardoso
y, por otro, le permitirá descubrir la identidad y medir la
lealtad de los dirigentes y partidos que lo apoyaron o se le
opusieron en las elecciones.

Políticamente, el presidente electo ya manifestó la intención
de buscar una apertura hacia su izquierda, inclusive en
diálogo con su derrotado rival Luiz Inacio Lula da Silva,
simplemente porque su flanco derecho quedó bloqueado con su
alianza con el PFL (Partido Frente Liberal, derecha), que
además de aportar a Marco Maciel como vicepresidente de la
fórmula ganadora, mantendrá su fuerte bancada en el Congreso y
acendradas ambiciones ministeriales.

Por el momento, la fuerza de Cardoso reside en el bien
engrasado equipo que montó en el área económica de Itamar
Franco.

Pero el senador socialdemócrata sabe ya que es imposible
avanzar con una sola pierna, y que su tendencia a dar
equilibrio a las cargas lo llevará a hacerse acompañar por
técnicos y políticos que hablen su mismo idioma, y se empeñen
también en promover cambios sin verse obligados a hacer
destrozos en las estructuras que recibirán el 1 de enero de
1995, cuando Cardoso instale su despacho en el Palacio de
Planalto.

FUE UNA BELLA CAMPAÑA

El candidato socialdemócrata Fernando Henrique Cardoso, el más
probable vencedor en los comicios generales del lunes en
Brasil, se encomendó hoy, domingo, a San Judas Tadeo, patrono
de las "causas imposibles y perdidas".

Cardoso, que estuvo este fin de semana en Río de Janeiro para
los últimos actos de su campaña a la Presidencia de la
República, visitó hoy al cardenal Eugenio Sales y le pidió le
extendiera la bendición de San Judas Tadeo.

Al santo se le conoce como patrono de las "causas imposibles y
perdidas", que, en el caso de Cardoso y según las encuestas de
opinión, no parecen serlo.

El ex ministro de Hacienda y senador por el Partido Social
Demócrata Brasileño (PSDB) aparece como el más seguro sucesor
del presidente, Itamar Franco, en las elecciones generales del
3 de octubre.

Los sondeos dan a Cardoso el 47 por ciento de las intenciones
de voto, 24 por ciento más que las de su principal adversario,
el líder socialista Luiz Inacio Lula da Silva, que concurre
por el Partido de los Trabajadores.

Fuentes periodísticas locales dijeron que la reunión entre el
candidato presidencial y el cardenal y arzobispo de Río de
Janeiro tuvo lugar en un centro de estudios vinculado con la
archidiócesis.

CURIOSIDADES

Las elecciones brasileñas se iniciaron a las 20.00 hora local
de hoy, domingo (23.00 GMT), doce horas antes de que las mesas
electorales abran las urnas en el país, cuando Maria Hata, una
ciudadana brasileña residente en Tokio, depositó su voto.

La mesa de votación ubicada en la Embajada brasileña en la
capital japonesa, en donde están inscritos 505 de los cerca de
120.000 brasileños residentes en Japón, fue el primero de los
284.000 puntos de votación dispuestos por el Tribunal Superior
Electoral (STE) en abrir.

La apertura de la mesa electoral en Japón fue transmitida en
directo por la red Globo de televisión, pero los cerca de
quince electores que hacían fila en la Embajada, por
disposiciones legales, no pudieron ser interrogados por la
emisora sobre sus intenciones de voto.

Pese a que la votación en Tokio terminará antes de que los
puestos de votación dispuestos en Brasil abran las urnas, el
TSE prohibió la inmediata realización de los escrutinios en el
exterior.

Las Embajadas y Consulados sólo podrán informar del resultado
de las votaciones en el exterior cuando concluyan los comicios
en Brasil.

Un total de 94.768.404 ciudadanos brasileños habilitados -y
obligados por ley- a votar deberán elegir, en los comicios más
grandes que ha visto la mayor democracia latinoamericana, a su
presidente, su vicepresidente, 27 gobernadores, 513 diputados,
54 senadores y 1.059 legisladores estatales.

Los colegios electorales ubicados en territorio brasileño se
abrirán a las 08.00 de la mañana del lunes hora local (11.00
GMT) y sólo se cerrarán cuando terminen las filas en las mesas
de votación, lo cual se calcula que sucederá después de las
21.00 hora local (23.00 GMT).

Algunas mesas, sin embargo, sólo podrán cerrarse a la 01.00
GMT del martes debido a los problemas de diferencia de hora.
Tal es el caso de las ciudades del estado de Acre, donde hay
una hora menos con respecto a Brasilia.

El mayor interés de los comicios generales del lunes se
concentra en la elección del trigésimo sexto presidente que
gobernará Brasil desde que fue creada la República, hace
exactamente 105 años.

Los dos aspirantes con mayores opciones para suceder al
presidente de Brasil, Itamar Franco, son Luis Inacio Lula da
Silva, un líder sindical y operario mecánico de 48 años, por
el Partido de los Trabajadores (PT, socialista), y Fernando
Henrique Cardoso, ex ministro de Hacienda y sociólogo de 62
años, por el Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB,
socialdemócrata).

Cardoso, líder en las encuestas sobre intención de voto y
quien puede ganar la Presidencia sin necesidad de un segundo
turno electoral, cuenta además con el importante apoyo de los
conservadores Partido de Frente Liberal (PFL) y Partido
Laborista Brasileño (PTB); en tanto que a Lula lo respaldan
siete partidos de izquierda, desde el ortodoxo Partido
Comunista de Brasil (PC do B) hasta el moderado Partido
Popular Socialista (PPS). (EFE) (12A)
EXPLORED
en Ciudad N/D

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