Los ministros de Defensa y Relaciones Exteriores sudamericanos
buscarán bajar la tensión entre Venezuela y Colombia por las bases militares que este país puso al servicio de Estados Unidos, durante una reunión el viernes en Quito marcada además por la crisis entre
Perú y
Chile.
Es el tercer encuentro de la
Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) sobre la cuestión de las bases tras la cumbre de presidentes de Bariloche (Argentina), en agosto, y una cita ministerial el pasado septiembre en Quito.
"Va a ser la continuación de un proceso orientado a profundizar las medidas de confianza mutua", dijo el ministro ecuatoriano de Seguridad, Miguel Carvajal, cuyo país ejerce la secretaría pro témpore del grupo.
La cita ocurrirá en medio del incidente por el supuesto espionaje de un militar peruano a favor de
Chile,
aunque de momento no está previsto que el foro aborde el tema pues Santiago estima que es "estrictamente bilateral".
"Unasur es un mecanismo de consenso y no puede emitir declaraciones sobre un
conflicto entre dos países, tiene que haber resoluciones conjuntas", explicó Carvajal.
Bogotá y Washington firmaron el 30 de octubre un acuerdo contra el
narcotráfico y las guerrillas izquierdistas que permite a militares estadounidenses el uso controlado de siete bases colombianas. El pacto inquieta ante la posibilidad de que desborde las fronteras del país andino.
Más allá de coincidir en que la presencia estadounidense "no puede amenazar" su "soberanía e integridad", como quedó plasmado en las anteriores reuniones, los 12 países de la
Unasur no han logrado un acuerdo de garantías específicas.
Al contrario, tras la firma del convenio la tensión entre Bogotá y Caracas escaló al punto que el presidente
Hugo Chávez llamó a los militares y al pueblo venezolano a "prepararse para la guerra", aunque luego negó estar propiciando un
conflicto armado con Colombia.
Por su parte, Bogotá denunció ante el Consejo de Seguridad de la
ONU las "amenazas de Venezuela de usar la fuerza" en su contra, y puso al Ejército en máxima alerta en la frontera de 2 200 km, donde en el último mes fueron asesinados ocho colombianos y dos militares venezolanos.
Chávez, que llama mafioso a su par colombiano
Alvaro Uribe, asegura que el pacto configura una plataforma de ataque a
Venezuela por parte de
Estados Unidos -al que culpa del golpe de Estado que sufrió en 2002- y una estrategia para recuperar su hegemonía en la región.
"El sustrato, no hay que confundirse, es la preocupación regional por la presencia de fuerzas extrarregionales en Colombia", justificó el ministro ecuatoriano, señalando empero que "hay que hacer esfuerzos de distensión".
Carvajal indicó que para ello las cancillerías están realizando "esfuerzos de intercambio de notas y búsqueda de textos y puntos de convergencia".
Pero a priori la reunión se vislumbra álgida por el anuncio de Venezuela de que presentará "pruebas" sobre el fondo del acuerdo militar, y las críticas de Bogotá a lo que consideró el silencio de Unasur ante las "amenazas" de Chávez.
El presidente ecuatoriano,
Rafael Correa, se defendió indicando haber enviado una carta a sus homólogos manifestando preocupación por las tensiones entre Colombia y Venezuela y de Perú con Chile, y remarcó que el "problema real" son las bases.
Correa se ha mostrado escéptico frente a un consenso, advirtiendo que no hay cómo verificar que los destacamentos serán utilizados de forma adecuada.
Para ello pone como ejemplo una base estadounidense que operó hasta septiembre en su país y un bombardeo colombiano contra la guerrilla de las FARC en Ecuador, el 1 de marzo de 2008, que dejó 25 muertos y en el que sospecha participó Washington. (AFP)
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