HASTA 2004 había 1 717 casos de rubeola y no había casos de sarampión. Fue una inmunización masiva: 4 892 760 personas.

Vacunan a 9.042.000 personas contra el sarampión, pero este fue erradicado en 2001

En 2004, la organización PANAMERICANA DE LA SALUD (OPS) aseguró que había descendido la incidencia de la rubeola en el Ecuador tras la campaña desarrollada en 2002.

Entre 1999 y 2004, las autoridades de salud habían detectado 1 717 casos de rubeola en el Ecuador y se establecieron 163 casos de sarampión entre 1999 y 2000.

Estas cifras constan en un informe entregado al Congreso Nacional por el Programa Ampliado de Inmunización (PAI), del Ministerio de Salud Pública, en marzo pasado.

La rubeola es una enfermedad infecciosa transmisible, de evolución generalmente benigna que puede afectar al feto si la infección ocurre durante el primer trimestre del embarazo.

A su vez, el Síndrome de Rubeola Congénita (SRC) es una enfermedad de recién nacidos, hijos de mujeres que padecieron rubeola durante los primeros tres meses de embarazo. Este puede causar cataratas, sordera, defectos del corazón y retraso mental.

Así lo señala el Departamento de Salud del Estado de Virginia (EEUU).

El sarampión es una enfermedad producida por la infección de un virus muy contagioso. El cuadro clínico se desarrolla en tres fases: incubación (prácticamente sin síntomas), una fase precoz (enrojecimiento intenso de la mucosa oral y de la garganta) y una erupción en la piel en forma de manchas rojas diseminadas. También se presenta tos con fiebre y enrojecimiento de las conjuntivas oculares.

En el informe entregado al Congreso, el PAI no reportó casos de sarampión a partir de 2001. Mientras la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en un documento de 2004, señala: “Desde 1998 no se ha confirmado ningún brote de sarampión en el Ecuador”.

Ese análisis de las tendencias de salud en el Ecuador añade: “La incidencia de la rubeola descendió en todos los grupos de edad, excepto los menores de un año, después de la campaña de vacunación de 2002”. Entonces fueron vacunadas 4 150 000 personas, de 6 meses a 14 años de edad.

Esta se hizo en el Gobierno de Gustavo Noboa; el ministro de Salud era Patricio Jamriska. Él dejó ese cargo luego de que la Contraloría lo responsabilizó de la presunta entrega irregular de $3 millones a varios alcaldes para fumigaciones.

La campaña fue retomada en 2004, cuando fueron vacunadas 4 892 760 personas, comprendidas entre los 16 y 39 años de edad. (AA/MCV)

La meta era inmunizar a los grupos vulnerables

La planificación se orientó hacia los niños menores de 5 años y a las mujeres en edad fértil

En la reunión anual de los ministros de Salud, efectuada en 2003, se acordó realizar la “Campaña de Vacunación de las Américas” la última semana de abril del siguiente año.

Un boletín de prensa de la OPS señalaba, entonces, que se habían identificado como áreas de alto riesgo las zonas pobres de las ciudades, las fronteras, las comunidades indígenas, las poblaciones desplazadas o aisladas y las zonas de intenso turismo.

Esta campaña para prevenir diferentes enfermedades fue coordinada por la OPS. Estaba enfocada hacia “niños de zonas rurales de frontera, y los grupos más vulnerables, incluyendo mujeres y adultos mayores”.

Las metas de la OPS eran inmunizar a niños menores de 5 años que nunca habían sido vacunados o que no habían recibido todas sus dosis, y mujeres en edad reproductiva.

En el Ecuador, la intención era preservar la erradicación del sarampión y continuar con la erradicación de la rubeola y del síndrome de rubeola congénita.

Antes, en 1999, la OPS recomendó hacer campañas de vacunación masiva para mujeres de 5 a 39 años de edad, contra la rubeola y el sarampión.

También sugirió realizar una campaña entre hombres y mujeres de 5 a 39 años. (AA/MCV)

La OPS recomienda a los ministerios de Salud de las Américas tener reservas de vacunas para situaciones de emergencia, como brotes y circulación de los virus; en el país también se hacen cercos epidemiológicos

Vigilancia: el Ecuador no registra un solo caso de sarampión en 2002

Un documento de la oficina de Vigilancia del sarampión en las Américas, actualizado el 3 de abril de 2003, indica que en el país no hubo casos de sarampión durante 2002.

En el informe constan datos de 47 países. En el casillero de "casos sospechosos notificados" en el Ecuador se reportan 766. Ese número se repite en el casillero correspondiente a "casos descartados".

La directora nacional del Programa Ampliado de Inmunización (PAI), Nancy Vásconez, indica que ante la sospecha de un caso de sarampión, esa dependencia tiene como política el realizar un cerco epidemiológico para evitar la propagación del virus, hasta confirmarlo o descartarlo.

En 1999, la OPS recomendó contar con una reserva de vacunas en caso de detectarse brotes de sarampión en los países miembros de la Organización. (AA/MCV)

Rubeola: en 2004 no se registra un solo caso en la provincia del Guayas

La Dirección Provincial de Salud del Guayas, en un informe estadístico sobre la incidencia de las enfermedades sujetas a vigilancia epidemiológica, señaló que en 2004 no se registraron casos de rubeola y sarampión en esa provincia.

El documento fue elaborado por el Departamento Provincial de Estadística e Informática.

En un análisis comparativo sobre la rubeola, esa dependencia señaló que hubo 337 casos en 1999; asimismo se registraron 833 en 2000; 227, en 2001; 19 casos, en 2002 y cinco casos de rubéola, en 2003.

En el país(excepto Guayas) se registraron 249 casos de esa enfermedad en 1999; 529, en 2000; 500, en 2001; 266, en 2002; 94, en 2003 y 79 casos confirmados, en 2004.

El informe sobre los casos confirmados de rubeola en el país consta en un mapa que entregó el PAI al Congreso. (AA/MCV)

EN BOLIVIA, PERÚ Y COLOMBIA VACUNAN A GRUPOS DE RIESGO

Orientaron LA CAMPAÑA hacia las zonas de frontera, comunidades indígenas y sectores periféricos de las ciudades.

No todos los países que participaron en la “Campaña de vacunación de las Américas” hicieron campañas masivas. Las focalizaron en las áreas de alto riesgo como zonas fronterizas y sectores periféricos.

El 26 de abril de 2004, un boletín de la OPS, del centro de noticias de La Paz, Bolivia, señalaba que la campaña buscaba garantizar coberturas homogéneas con la vacuna SRP (sarampión, rubeola y paperas) en niños menores de 1 año.

La información añadía que uno de los objetivos centrales era “inyectar a 44 mil niños de 12 a 23 meses con la vacuna SRP”. La campaña fue coordinada con el Perú y se centró en la zona de frontera de ambos países.

La entonces ministra de Salud del Perú, Pilar Maceti, dijo que ese acto significaba para su país “consolidar la campaña de eliminación del Síndrome de Rubeola Congénita”. También estimaba vacunar a 100 mil adolescentes de 16 a 20 años.

El 30 de agosto de 2004, un boletín desde Colombia señalaba que la campaña estaba focalizada en niños de cero a 12 meses. Otra información de septiembre de ese año señalaba que se aplicaron 68 782 dosis de la vacuna SRP a niños de 1 año de edad . (AA/MCV)

"Solo hacían falta 240 mil dosis"

El MSP reconoció que fueron vacunadas 1 291 mujeres en estado de gestación. Esto puede provocar malformaciones en el embrión.

El inmunólogo clínico guayaquileño Leonidas Miranda Neme, de 62 años de edad, sostiene que la campaña de vacunación de 2004 debió haber sido focalizada entre la población que no tenía cobertura.

“Si el Ecuador era el país mejor vacunado de América contra el sarampión (95% en niños mayores de 1 año de edad), solo debió haberse aplicado la vacuna para la rubeola en niñas de 11 años en adelante y en mujeres en edad fértil “cero-negativas” (sin anticuerpos) y con pruebas de laboratorio que demuestren que no tenían anticuerpos contra esa enfermedad”.

Además, una persona que ha sido vacunada previamente, al recibir nuevas dosis contra las mismas enfermedades puede tener “parálisis inmunitaria”, es decir, el organismo deja de producir anticuerpos para esos virus.

Miranda señala que el país debió adquirir de 5 000 a 7 000 dosis de la vacuna antirrubeola, y contra el sarampión debieron haber sido vacunados 230 mil niños nacidos en 2003. Así, solo eran necesarias 240 mil dosis. “No se justificaba la vacunación masiva, por no haber brotes epidémicos de las dos enfermedades”.

Este médico, descubridor del proceso vacunal para la osteomielitis, cuestiona la inmunización de 1 291 mujeres embarazadas. Esto podría provocar -dice- malformaciones en el embrión o el aborto, al recibir la vacuna durante el primer trimestre de gestación.

Pese a que la campaña fue programada con un año de anticipación (2003), no se hizo conocer a la población sobre los efectos colaterales: fiebre, convulsiones, sordera, artritis, lesiones neurológicas que pueden causar daño cerebral permanente, añade.

Según el Departamento de Salud y Servicios Humanos de los EEUU, estos problemas pueden presentarse aunque no son muy frecuentes.

Otro componente de la campaña que preocupa a Miranda es la vacunación a hombres de 15 a 39 años, porque ni el sarampión ni la rubeola son enfermedades de transmisión sexual.

Asimismo, indica que en esa época se puso en peligro a la población, porque ninguna de las 4 892 760 personas vacunadas podían donar sangre durante un mes. Esta cantidad comprendería el 60% del total de donadores.

Esto lo confirmó el diario Expreso el 15 de junio de 2004, cuando publicó declaraciones del director técnico de la Cruz Roja de Guayaquil, César Romero, quien señaló que las donaciones se redujeron en 50% en ese mes, por la campaña.

A todo esto, Miranda afirma que el Ministerio de Salud incurrió en un sobreprecio por $6 444 000. Esto, en razón de que el Ecuador pagó $1,12 por cada dosis, mientras Haití pagó ¢15.

Haití solo compró la vacuna del sarampión. El Ecuador adquirió dos: sarampión y rubeola. (AA/MCV)

"Tenemos todos los justificativos"

Funcionaria desecha cualquier posibilidad de un sobreprecio en la adquisición de las 6.850 000 dosis
de la vacuna doble.

La directora del Programa Ampliado de Inmunización (PAI), Nancy Vásconez, dice que en la época de la vacunación había 1 717 casos de rubeola en el país. “Este es uno de los justificativos de la campaña”, puntualiza.

Ella sostiene que luego de la campaña de 2004, el año siguiente ya no se registró en el Ecuador un solo caso de esa enfermedad.

“Esos son los impactos de vacunar a la población masivamente y de una vez para siempre”, asegura.

La funcionaria explica que el Síndrome de Rubeola Congénita solo se presenta en recién nacidos, pero se vacunó a toda la población (hombres y mujeres entre 15 y 39 años de edad), “porque de lo contrario el virus no deja de circular”.

Cuando BLANCO Y NEGRO preguntó porqué se vacunó también contra el sarampión, pese a que desde 2002 no se habían presentado casos de esa enfermedad, Vásconez mostró estadísticas de la OPS que indican que esta no ha sido erradicada totalmente en otros países.

Por eso consideró que podrían ingresar al Ecuador personas infectadas y contagiar a la población.

Al ser consultada por qué el Ministerio compró 6.850.000 dosis de la vacuna doble (sarampión y rubéola) para vacunar a 4 982 760 personas, dijo que el cálculo se hizo con datos de la Dirección de Estadística del Ministerio de Salud.

Manfestó que, a través del Fondo Rotatorio de la OPS, se compraron 700 mil frascos de vacunas. Cada uno contenía 10 dosis.

Agregó que el manual del PAI permite desperdiciar hasta el 30% de las dosis.

Esto, porque en los lugares remotos del país las brigadas de vacunación encontraban cuatro, cinco o seis personas, entonces los frascos se abrían para aplicarles las dosis. Así se producía el desperdicio de las restantes.

Vásconez explica que el PAI no tuvo nada que ver con la compra de las vacunas. Ese Programa se limitó a justificar ante el Ministerio la necesidad de adquirirlas, pero los trámites de compra, importación y desaduanización los realizó el MSP.

En todo caso, desecha la posibilidad de que hubiese habido un sobreprecio en ese proceso, porque el proveedor es el Fondo Rotatorio de la OPS.

Este se encarga de adquirir grandes cantidades de las vacunas para luego venderlas a precios menores. A manera de ejemplo indicó que una vacuna que cuesta $20 en el comercio, el Fondo la vende a $4.

Ella refuta a Miranda al indicar que el costo operativo fue de ¢56 por cada dosis de la vacuna doble (sarampión y rubeola).

La compra se hizo en el último trimestre de 2003. En cambio, Haití adquirió solo la antisarampionosa, con la escala de precios de 1996 (¢15).

Vásconez admite que en la campaña fueron vacunadas 1 291 embarazadas, no obstante asegura que sus hijos no tuvieron problemas de salud provocados por la inmunización. (AA/MCV)

"UNA CAMPAÑA MASIVA DEBE TENER COMO META INMUNIZAR CON VACUNAS NUEVAS: HEPATITIS B"

LA DESPROTECCIÓN contra las paperas es una de las causas de infertilidad masculina. En la actualidad se aplica la triple viral (sarampión, rubeola y paperas), en tres etapas.

El médico Rodrigo Carrión Eguiguren, pediatra del Hospital Metropolitano de Quito, manifiesta que la mayor parte de la población está cubierta contra el sarampión y la rubeola.

Indica que el Ministerio de Salud cumple bien su función de aplicar las vacunas en hospitales, centros y subcentros. También lo hacen los pediatras privados en sus consultorios.

Por eso considera que no era necesario realizar una campaña de vacunación masiva como la de 2004. También califica de “inusual” la combinación de las vacunas antisarampión y antirubeola.

Dice que estas casi no se usan, porque la demanda es baja. Actualmente se aplican estas vacunas en sus presentaciones individuales: sarampión o rubeola. También se combinan las vacunas para la rubeola y paperas.

Carrión aplica en su consultorio tres vacunas combinadas: sarampión, rubeola y paperas (SRP). Así lo hicieron en la campaña de 2004 países como Colombia, Bolivia y Perú.

La desprotección contra las paperas es un factor importante en la infertilidad masculina, indica. Así coincide con el inmunólogo clínico Leonidas Miranda Neme.

La vacuna SRP se aplica a los niños de entre 12 y 23 meses de edad. Entre los 4 y 6 años de edad reciben un segundo refuerzo y entre los 12 y 14 años se aplica el tercero.

Carrión señala que una persona mayor de 25 años puede recibir otro refuerzo, aunque este no es imprescindible, por lo que no debe ser obligatorio.

El pediatra consultado dice que una campaña masiva debe tener como meta inmunizar a toda la población con vacunas nuevas como la hepatitis B. Por ello considera que una campaña contra el sarampión y la rubeola, enfermedades
“prácticamente superadas”, constituyó un desperdicio de recursos.

Añade que en estos casos, el objetivo de los epidemiólogos debe ser el buscar los grupos de personas que no han sido vacunados.

Para Carrión, no fue una mala idea aplicar el refuerzo (rubeola) entre personas de 16 a 39 años, porque ese rango estaba desprotegido, pero insiste en que el esquema estuvo mal planteado, porque esa vacuna no es tan importante para los varones. No así en las mujeres, ya que, pese a ser una enfermedad benigna, afecta al feto.

Añade que la campaña demostró poco respeto a los fondos públicos y se puso en riesgo a mujeres embarazadas. (AA)

"Teníamos que evitar la circulación de los virus"

EX MINISTRO afirma que nadie ha demostrado que la revacunación ocasione parálisis inmunológica.

El ex ministro de Salud, Ernesto Gutiérrez, dice que en 2004 en el Ecuador estaba controlado el sarampión en un 95% y hasta ese año se habían detectado más de 1.500 casos de rubeola.

Indica que se hizo la campaña masiva para evitar la circulación de esos virus, más aún en el caso del sarampión que se lo había detectado en varios países vecinos.

Defiende la aplicación de la vacuna (rubeola estaba mezclada con sarampión) en el caso de los hombres, con el argumento de que ellos son parejas de las madres: “Si el varón no está protegido, puede afectar con el virus a la mujer embarazada”.

En el caso de las mujeres en estado de gestación que recibieron la vacuna, Gutiérrez afirma que (desde la creación de la vacuna contra la rubeola) ningún estudio ha demostrado que los embriones hayan sido afectados por esa causa.

Para el ex ministro de Salud del Gobierno de Lucio Gutiérrez, no era necesario vacunar contra las paperas, porque “la parotiditis no es una amenaza tan grande como es la rubeola o el sarampión”.

También afirma que la revacunación (hubo miles de personas que ya tenían la vacuna) no causa parálisis inmunológica, como sostiene el denunciante Leonidas Miranda. (MVB)

"El lema de mi gestión fue silencio epidemiológico"

Lama dice que no era necesario preguntar a las personas si antes habían recibido dosis de las vacunas

El último ministro de Salud del Gobierno anterior, Teófilo Lama (sus antecesores fueron Francisco Andino y Ernesto Gutiérrez), coincide con todos los argumentos de la directora nacional del PAI, Nancy Vásconez.

Manifiesta que el lema de su gestión fue: “Silencio epidemiológico y paz laboral”.

Esto implicaba realizar campañas de vacunación masiva contra todas las enfermedades virales de la época: sarampión, rubeola, tosferina, tétanos, tuberculosis.

Para Lama no era necesario preguntar a las personas si habían recibido las vacunas (sarampión y rubeola) anteriormente, porque “las nuevas refuerzan la inmunidad”. Indica que por eso no había razón para practicar exámenes previos a los niños.

Sostiene que en el caso de las mujeres en edad fértil se les preguntaba si estaban o no embarazadas, antes de aplicarles la vacuna. Afirma que a las gestantes no se las inmunizaba.

El ex ministro dice que el país no compró la vacuna triple (sarampión, rubeola y paperas), porque esta última enfermedad solo produce alteraciones en los ovarios y en los testículos.

“Las paperas no es una enfermedad masiva como rubeola o sarampión. Se trató de prevenir enfermedades que afectan a los niños y jóvenes”. (MVB)

PUNTO DE VISTA

Necesidad de aclarar las cosas

En un país como el Ecuador, en el que la inversión estatal en las áreas sociales tales como la salud llega prácticamente a cuentagotas, la sola posibilidad del desperdicio de recursos es prácticamente criminal.

Por eso resulta necesario que se aclare totalmente la denuncia que realiza en esta edición de BLANCO Y NEGRO un inmunólogo guayaquileño sobre el desperdicio de recursos en que se habría incurrido con la campaña de vacunación contra el sarampión y la rubeola ejecutada en 2004.

De acuerdo con el denunciante, debido a la relativamente baja cifra de casos de ambas enfermedades existente en el país en aquella época, resultaba innecesaria la realización de una campaña masiva de inmunización, tal como aconteció.

Esto habría significado que mientras hubieran sido necesarias únicamente 240 mil dosis, se habría aplicado la vacuna a casi cinco millones de personas.

Con el agravante de que se habría incluido en la campaña a madres embarazadas, con el riesgo de generar malformaciones en sus hijos.

Y como si ello fuera poco, de acuerdo con la misma denuncia, se habría incurrido en un sobreprecio en la compra de las dosis por $6.440.000.

Las autoridades del Programa Ampliado de Inmunización (PAI) se defienden con el argumento de que una campaña masiva era necesaria para evitar la circulación de los agentes propagadores de la rubeola y el sarampión.

Sin embargo, detalles de campañas similares efectuadas en países como el Perú y Bolivia muestran que la inmunización en esas naciones se ha realiza en los últimos tiempos solo entre los grupos poblacionales vulnerables.

El PAI alega, además, que la inmunización realizada a aproximadamente 1 291 mujeres embarazadas no produjo resultados negativos. También desmiente el sobreprecio.

Pero, sea como sea, urge una aclaración satisfactoria, en un tema delicado e importante como el que nos ocupa.(Blanco y Negro)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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