Por: Dayana Vinueza

Desde Medellín



Las primeras pasarelas de la Semana de la Moda de Colombia estuvieron llenas de brillo y color. El aporte sensual y femenino estuvo a cargo de las marcas Ipanema, con su maravilloso universo de vestidos de baño, que se inspiraron en el trópico, y Leonisa, que presentó una nueva temporada en apoyo a las mujeres con cáncer de seno.

Ipanema fusionó los colores del trópico con los sonidos de la música electrónica. Las modelos usaron grandes audífonos para representar el concepto de la colección.

Noche de magia se tituló la pasarela de Leonisa, que fue una de la más esperadas de la jornada del martes 22. “Ella es fascinación, irresistible mujer encantadora. Ella sabe lo que tiene, sabe lo que es. Ella es magia y sabe cómo hacerte creer. ¡Respira profundo y siéntela!”. La voz sensual invadió la pasarela y dio inicio a los colores y las formas sensuales.

La colección se dividió en cinco momentos: magia de la seducción, de la pasión, del misterio, de la tierra y de la noche. Colores pasteles, colores vibrantes y eléctricos… La paleta fue desde el blanco y el rosa, y pasó por el rojo, fucsia, verde y morado sin problemas.

La seriedad no estuvo presente, las modelos coquetearon con las cámaras sin ningún tipo de recelo. Lanzaron besos volados, sonrieron pícaramente y guiñaron el ojo en varias ocasiones.



Los trazos florales de Sepúlveda

Carolina Sepúlveda en colaboración con Agua Cielo continuó una fuerte propuesta en la que la mujer depuró su feminidad. Su colección Trazos se basa en el proceso geométrico de la creación de prendas. Es todo eso que pasa antes de llegar al resultado final de una prenda.

Como es costumbre de la diseñadora colombiana, la pasarela se convirtió en una obra teatral. En el centro del escenario construyó una fábrica natural rodeada de hermosas flores rojas, fuentes de agua e hilos. A los lados unas máquinas de coser, en las que unas simpáticas costureras diseñaban las prendas.

Las modelos desfilaron alrededor de estas costureras que tejían sin parar. Tal como el nombre de su colección lo indica, la colección de Sepúlveda se diseñó con trazos sencillos. Vestidos, faldas y blusas, en su mayoría de color blanco, tienen formas sencillas que caen despacio y marcan las formas de las modelos.





Tennnis volvió al viejo oeste

Custo Barcelona y Tennis acapararon los universos del jeanswear y el casual. El primero manejó una propuesta de colores más depurados, llenos de sofisticación. En la colección Mixtura predominó el negro combinado con tonos fucsias, azules y verdes tenues.

El diseñador usa estampados brillantes con formas geométricas y looks compuestos por una esfera de oro y transparencias. Su colección representa la unión de líneas, figuras, trazos, colores y formas. Es una estética trival y étnica en la que se muestra la originalidad, el colorido y la psicodelia de su estilo personal.

Tennis cerró la noche al estilo del oeste. Apliques, desgastados, estampados tribales y mucho folk fue lo que se vio en sus prendas. Pantalones, camisas, chalecos y una infinidad de chaquetas al estilo de los westerns desfilaron por la pasarela. Las botas y sombreros vaqueros fueron el complemento de una colección muy fresca y atrevida.

La música tejana y el sonido de los caballos al correr por la pradera marcaron el ritmo de los modelos. En el fondo del escenario se colocó un video en el que se recordaba cómo era el viejo oeste: cantinas, riñas, tiroteos, trenes a gran velocidad y monturas. Tras el desfile hubo una fiesta al estilo vaquero.

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