La revista Cambio publicó un reportaje de cómo los niños y adolescentes de la frontera norte ingresan a las filas de las FARC. En Ecuador, presencia de BSB preocupa a militares
Las FARC reclutan a menores de edad para sustituir a los desertores. Fue la conclusión a la que llegó el último número de la revista colombiana Cambio.
Según el artÃculo, los miembros del grupo armado reclutan a jóvenes desde una edad promedio de 12,9 años. Christian Salazar, director de la Oficina de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en
Colombia, señaló que los integrantes de las
FARC empiezan a enrolar a niños a partir de un promedio de 11,8 años.
De hecho, Pedro Arenas, alcalde de San José del Guaviare (capital del departamento de Guaviare), indicó que "instructores milicianos tratan de llevarse "por las buenas" a niños y adolescentes, entre 12 y 14 años que pertenecen a hogares numerosos", y señaló que cuando la guerrilla sabe que hay mucha pobreza "empiezan a prometer cosas o se los llevan a la fuerza, si se resisten".
La agrupación irregular -agrega la revista- se ha caracterizado por hacer visitas a las escuelas, afirmó el sacerdote Luis Grajales, director del Hogar del Niño y la Niña Adolescente que acoge a infantes desplazados que huyeron del reclutamiento.
A decir del religioso, los miembros de las FARC "llegan, se presentan y les enseñan a los niños "las bellezas de la guerra" y como por su corta edad no pueden entender el riesgo que corren, se van con ellos, y a los que se resisten o quieren quedarse, los amenazan con matarlos o con asesinar a sus padres o hermanos. Presionado, el niño termina camuflado", dijo Grajales.
La realidad. Según la publicación colombiana, la ConsultorÃa para los Derechos Humanos y el Desplazamiento (Codhes) alertó que el reclutamiento forzado está cambiando la dinámica del conflicto y de los desplazados.
Héctor López, defensor del Pueblo en Guaviare, aseguró que es imposible establecer el número de niños y adolescentes que están en las FARC, puesto que la gente tiene miedo de denunciar el hecho, e incluso las madres temen que si cuentan que su hijo está en las FARC, el Ejército las señale de "auxiliadoras de la guerrilla". López señaló que además de que se llevan a los muchachos, la guerrilla somete a las familias a una "ley del silencio".
Además, queda prácticamente roto el contacto entre el menor reclutado y su familia. Los niños que logran huir de las FARC dijeron que luego de ser reclutados, abandonan su identidad, les asignan un nuevo nombre o alias, y los comandantes guerrilleros se convierten en sus nuevos padres. "Otros buscan de vez en cuando a sus familias, pero siguen como esclavos", advirtió el defensor.
Los reemplazos. Para suplir deserciones, las FARC se concentran en poblados como Calamar, El Retorno, San José y Miraflores, localidades en donde la guerrilla efectuó un censo. "Tienen registrados cuántos niños están en la escuela, cuántos llegaron a ser adultos, cuánto ganan los campesinos, cuántas escuelas y hectáreas de tierra tiene cada habitante...", contó un lÃder comunitario, a la revista Cambio.
Análisis. Esta situación, además de reprochable, es preocupante para el analista militar, Patricio Haro. El experto manifestó su inquietud porque la Brigada Simón BolÃvar (BSB) haya ejercido actos de adoctrinamiento en instituciones secundarias del paÃs.
Haro indicó que la BSB es parte integrante de la Coordinadora Continental Bolivariana (CCB), una organización de extrema izquierda que acoge, auspicia y apoya a movimientos subversivos de América Latina. De ahà que las charlas de la Brigada estén orientadas a la ideologÃa insurgente de la CCB.
El analista cuestionó cómo fue posible que un grupo de este tipo haya podido ingresar a un establecimiento escolar. "El instante en que ellos hablan de una relación directa con los movimientos insurgentes en América Latina, se está dando un adoctrinamiento", concluyó.
Luis Hernández, coronel en Servicio Pasivo, explicó que "los jóvenes están despiertos para aceptar posiciones polÃticas". Añadió que el Ecuador es un paÃs democrático en donde se permite la diversidad de pensamiento polÃtico, pero no se puede tolerar "un adoctrinamiento con el objetivo de actividades subversivas". Eso -sentenció Hernández- "no serÃa aceptado en una nación que siempre ha rechazado la violencia". (GCA)