Quito. 19 jul 2001. Con la incineración de mandiles y llantas en las
unidades de salud, los médicos radicalizan las protestas contra la
desatención del Gobierno y el pedido de incremento salarial.
En asambleas efectuadas ayer con los dirigentes del paro, los galenos de
la maternidad Enrique C. Sotomayor, pediátrico Roberto Gilbert y
siquiátrico Lorenzo Ponce ratificaron la decisión de suspender la
atención por consulta externa por el lapso de 48 horas.
Aunque los pacientes están afectados con la resolución, respaldan las
protestas. MarÃa Castro, quien esperaba ser atendida en consulta externa,
cree que los médicos deben recibir un mejor sueldo para que trabajen con
voluntad y eficiencia.
El cierre de la calle Julián Coronel, a la altura del hospital de
InfectologÃa, impidió durante toda la mañana el tráfico vehicular.
os trabajadores de la salud y médicos del Francisco de Ycaza Bustamante
marcharon por la avenida Machala con pancartas.
Los profesionales de la salud rural planifican una caminata hacia la
capital para presionar al Estado.
En Quito, Ricardo López, director de Emergencias del Eugenio Espejo,
afirma que el sector se siente frustrado e indignado por la actitud del
régimen.
Descarta el cierre de emergencias y una renuncia masiva de médicos. "Solo
es un rumor y un plan de la Federación Médica. Unicamente las cirugÃas
programadas continuarán suspendidas", agrega.
A la marcha programada para hoy, desde el hospital Eugenio Espejo hacia
el Ministerio de Finanzas, se sumarán la Asociación de Trabajadores.
Para intentar detener el paro, el ministro del ramo, Patricio Jamriska,
envió un pedido a EconomÃa para que el presupuesto del sector, a partir
del 2002, sea del 6,9 % del presupuesto general del Estado. Al momento el
gremio espera una respuesta de esa cartera de Estado. (MFA)
Militares ecuatorianos se enfrentaron y dialogaron con miembros de las
AUC tras el robo de un vehÃculo
"Paras" controlan puente fronterizo
La situación en el puente sobre el rÃo San Miguel parece normal. Los
"paras" aparecen sin anunciarse.
Mientras el presidente ecuatoriano no descarta la posibilidad de dialogar
con miembros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC),
los paramilitares de ese paÃs han decidido controlar el paso en el puente
internacional sobre el rÃo San Miguel y los robos continúan.
La presencia de los paramilitares en el sector es cada vez más frecuente.
Vigilan el paso de vehÃculos que cruzan la frontera ecuatoriana hacia la
nación del Norte para evitar que las FARC se aprovisionen de armas.
En el departamento colombiano del Putumayo, los paramilitares ejercen
control sobre los municipios de El Placer, La Dorada, La Hormiga y Puerto
AsÃs, donde con un ejército de unos dos mil hombres imponen su ley con
acciones violentas y hasta delictivas.
Ellos son los supuestos autores del robo de las camionetas sobre el
puente San Miguel , del 16 de abril, las que fueron devueltas hace una
semana tras el pago del "impuesto de guerra".
Los miembros de la cooperativa de camionetas General Farfán, que operan
en la zona, indican que los irregulares aparecen cuando menos lo esperan.
"En ese momento impera el silencio, las covachas que venden comida
cierran y la gente desaparece del puente". ¿Qué se les ocurrirá hacer
esta vez?, se preguntan, siempre ocultando su nombre por temor.
Enfrentamiento oculto
El 6 de junio estuvieron frente a frente a una patrulla ecuatoriana y un
grupo armado de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
Nuestros uniformados han mantenido el hecho en silencio.
Esa mañana fueron vistos en el puente fronterizo unos 150 paramilitares
fuertemente armados, los mismos que robaron un Jeep Mitsubishi Montero a
Edison Mocha.
Una patrulla ecuatoriana de cincuenta hombres acudió a brindar auxilio a
Mocha, una vez que el teniente Eddy Ordóñez recogió la denuncia. En el
puente internacional ya se encontraba el grupo del ejército B-56
Tungurahua, que viene diariamente desde Santa Cecilia.
Eras aproximadamente las 11:30, los paramilitares estaban en el otro lado
del puente, se escuchó una ráfaga de metralla y el silencio de nuestro
sector se rompió también con el tableteo de metralla.
Un cabo del ejército ecuatoriano relata que los paramilitares, que se
podÃan observar a lo lejos, hicieron señas interpretadas como una
invitación a pasar para dialogar. Nadie se atrevÃa, mas en unos minutos
él y otro soldado pidieron consentimiento al teniente para dar el paso.
Cruzaron... Según el cabo los paramilitares vestÃan de verde y en el
brazo derecho portaban una insignia de las AUC.
Cuenta que un hombre alto y rubio, que parecÃa ser uno de los jefes
preguntó: ¿no nos tienen miedo? Acto seguido advirtió que el vehÃculo no
será devuelto porque ahà se trasladaba armamento para las FARC, no
obstante dejó abierta la posibilidad de que mediante el pago de impuesto
de guerra se pueda recuperar el automotor.
Un informe de la policÃa judicial indica que el afectado por el robo del
jeep Mitsubishi Montero nunca presentó la denuncia, seguramente por miedo
a retaliación de los paramilitares.
Se pudo conocer que el robo de vehÃculos ecuatorianos se ha incrementado
considerablemente en la frontera.
El jefe de la PolicÃa Judicial de SucumbÃos, Galo Moreno, sostiene que el
caso del último jeep no es sino uno de los hechos usuales en esta zona.
Diálogo con el Gobierno
Al tiempo que esto ocurre en la frontera, el régimen ecuatoriano, según
ratifica el ministro de Gobierno, Juan Manrique, piensa que "en un
momento dado, en que las circunstancias sean realmente crÃticas y no
exista otra salida de solución a los problemas, podrÃa ser factible un
diálogo con las FARC".
Comenta que el diálogo estarÃa marcado para establecer lÃmites
consagrados en los derechos soberanos de un paÃs, que merece ser
respetado, y sin que pueda calificarse como una arbitraria
intervención en asuntos internos de Colombia.(GR-MS)(Texto tomado de
El Expreso)