El gobierno ratificó que solo tras acuerdo final cesará el fuego
Iván Márquez, jefe de las FARC, dijo que la paz debe incluir un cambio del Estado y de la economía. Su par por el Gobierno, Humberto de la Calle, dijo que eso no está en agenda
Los negociadores del Gobierno de Colombia y de las FARC mostraron ayer sus discrepancias sobre el modelo de Estado y de sistema económico tras constituir en Oslo (Noruega) la mesa de diálogo para la paz que empezarán a negociar en La Habana el 15 de noviembre.
El jefe negociador de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Iván Márquez, alias de Luciano Marín Arango, dijo que la paz no significa el silencio de los fusiles, sino que abarca transformar la estructura del Estado y de la economía.
En el acto de constitución de la mesa de diálogo en Hurdal, en las afueras de Oslo, el jefe de la guerrilla añadió que con esa política seguirán la violencia y el conflicto, independientemente de la lucha armada. Se mostró opuesto a lo que llamó una paz exprés, y criticó con dureza la política económica del Gobierno de Juan Manuel Santos.
Márquez lanzó dardos contra la reforma agraria del Gobierno, los beneficios a las trasnacionales, los tratados de libre comercio, el Plan Colombia y la corrupción.
Además, los negociadores de las FARC leyeron el preámbulo del acuerdo de La Habana, en donde se alude al desarrollo económico y social para justificar que sí se pueden discutir esos temas.
Por su parte, el principal negociador del Gobierno, Humberto de la Calle, precisó que el modelo económico o la inversión extranjera no están en la agenda, que se ceñirá a los cinco temas acordados en La Habana: desarrollo rural, garantizar la oposición política, fin del conflicto armado, solución al narcotráfico y derechos de las víctimas.
De la Calle advirtió que si las conversaciones no avanzan, el Gobierno de Juan Manuel Santos no será rehén de este proceso e informó que la delegación oficial regresará hoy a Colombia.
El exvicepresidente De la Calle invitó a las FARC a realizar un esfuerzo mutuo para acabar con el conflicto luego de elogiar la manera rigurosa en que la guerrilla y el Gobierno han mantenido sus compromisos en la primera fase del proceso de paz, a pesar de las complejidades logísticas que han tenido.
Las delegaciones de ambas partes comparecieron juntas para la lectura del comunicado, en una señal clara de compromiso de diálogo, aunque no se estrecharon la mano y luego dieron ruedas de prensa separadas.
De la Calle ratificó la decisión del Gobierno que la negociación se realizará sin poner un alto al fuego, algo que reclaman los insurgentes de las FARC.
El vocero gubernamental enfatizó: "No se tratará el cese al fuego a no ser al final del proceso ". Agregó que el Ejecutivo quiere trabajar rápido, que es la mejor manera de evitar lo que está ocurriendo en Colombia.
Resaltó la necesidad de alcanzar acuerdos eficaces y llamó al respeto y a la discreción, lo que no implica -aclaró- que la opinión pública sea mantenida al margen de la negociación.
Él negociador gubernamental volvió a decir que nada está acordado si todo no está acordado y enfatizó que la agenda pactada es audaz y progresista.
Mostró su deseo de que las FARC puedan exponer sus ideas sin armas y puso de ejemplo otros movimientos de izquierda en América Latina que han logrado el poder en las urnas.
Iván Márquez aseguró que la guerrilla acude con un sueño colectivo de paz y con un ramo de olivo en sus manos.
El objetivo de la guerrilla, agregó, es buscar la paz con justicia social y con el pueblo colombiano como protagonista.
Esto dijeron los negociadores luego de que las autoridades noruegas y cubanas, garantes del proceso, constituyeron la mesa de diálogo en Oslo. (EFE-AFP)
Nuevas reuniones
La primera fase se realizó en La Habana, en contactos secretos, y la segunda proseguirá el 15 de noviembre en la isla caribeña.
En la habana los negociadores entrarán de lleno al primero de los cinco puntos de la agenda pactada, sobre desarrollo agrario.
Una tercera fase se inciaría con la implementación de mecanismos de verificación de un eventual acuerdo final de paz, para el cual no hay plazos.
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