SE DIBUJAN NUEVAS TENDENCIAS. Por Milagros Aguirre

Quito. 01.12.91. Pleno fin de siglo, siglo contrariado al
final de su camino, por fenómenos que, de hecho, traen
consecuencias en la literatura, la plástica, y cualquiera de
las expresiones, de los gritos, de las propuestas.

La literatura ecuatoriana, obviamente, no se queda atrás. Y se
sigue produciendo. El fenómeno se hace más evidente con el
pretexto de concursos y bienales.

Es esta vez la segunda bienal de novela ecuatoriana, la que
trae consigo nuevas obras, y más de treinta narradores que,
motivados por un buen premio, se lanzaron por la vía de la
novela, y han planteado, de una u otra forma, nuevas
propuestas dentro de la literatura ecuatoriana.

Si bien la literatura en el siglo pasado estuvo encaminada por
la vía del romanticismo, la primera mitad de este siglo tuvo
el dominio del realismo social, del realismo mágico. Luego se
impuso una tendencia más política, más comprometida. ¿Y ahora?
Valga el pretexto, valga la bienal de novela, para que sean
algunos de los miembros del jurado, todos entendidos en el
campo literario, quienes, a través de la lectura de treinta y
siete novelas, cuenten un poco más de las nuevas tendencias de
la literatura ecuatoriana.

"Las tendencias de la literatura contemporánea no pueden estar
de ningún modo tan bien dibujadas -además porque el hecho es
demasiado reciente como para establecer ya conclusiones
mayores- como lo estuvieron hace unas décadas", dice Abdón
Ubidia al respecto.

Jorge Dávila Vásquez anota que "dentro de las 37 novelas
participantes, hubo de todo, cosas buenas, cosas malas, en
general, un nivel medio. Las tendencias... de todo, desde la
historia de amor, hasta las historias de humor, preocupaciones
por la existencia misma, hasta cosas pretendidamente
garciamarquianas."

"Ser jurado ha sido poder ver lo que empieza a aflorar como
nuevas tendencias del relato ecuatoriano, sin que se pueda
afirmar que hay ya tendencias marcadas, sí pudiéramos afirmar
ya, unos cuantos derroteros. Hay claramente una línea que pasa
por el relato histórico, en la que estaría incluida la novela
de Eliécer Cárdenas ("Que te perdone el viento" )", añade
Ubidia.

"La segunda bienal recibió treinta y tantas novelas de muy
diversas calidades, de la obra del aficionado entusiasta, sin
conocimientos básicos del arte de narrar, ni siquiera del
idioma, al trabajo bien estructurado", comenta Bruno Sáenz.

Coinciden, Ubidia y Dávila Vásquez, en que en general hay una
línea que continúa la vieja saga de la literatura americana,
la de los pueblos perdidos, la rural, la que hace de la aldea
la representación del mundo, (a lo "Pedro Páramo" y "Cien años
de soledad"). Y otra tendencia, la de los relatos de amor, en
el que aflora la subjetividad, un poco dada con los modos
modernos, adquisiciones de la novela latinoamericana venida
del boom.

Jorge Dávila comenta en breve, las tres novelas premiadas: "no
me sorprendió que Jalil, hubiera estado mucho tiempo afuera,
en principio creí que se trataba de un extranjero, en la
novela "El triestino James-Joyce Francescoli" se siente esa
amplitud de horizontes, incluso me recuerda a "Los pasos
perdidos", de Alejo Carpentier".

"La novela de Carlos Carrión, a mi modo de ver, mejor que la
que fuera mencionada en la anterior bienal" dice Dávila (y en
eso coincide con Ubidia, quien afirma "que "Un día en la vida
de un amor"- a excepción del título que parece más bien de
novela de Corín Tellado- es mejor que "El deseo que lleva tu
nombre")."La novela de Carrión es una historia de amor, una
pareja y una hija que se convierte en la manzana de la
discordia, y una tragedia también, en la que se desata el amor
frente a una hija muerta. Y la novela de Eliécer Cárdenas,
"Que te perdone el viento", es un muy buen relato histórico,
un bello monólogo de González Suárez desde el arrastre a los
Alfaro en el Ejido, que tuvo algunas fallas", dice Dávila. La
novela ganadora es muy diáfana. En ella se nota un dominio muy
hermoso del idioma, un modo de contar muy ágil, un
planteamiento novelístico bastante inteligente, coinciden los
jurados.

Y haciendo un balance, o diagnóstico de la novela, a partir de
esta bienal, comentan que, evidentemente, hay una mejor
calidad en relación a la bienal anterior, que hay quien
escribe porque le sobra tiempo, hay cosas bien escritas, hay
peros... "Si se quería grandes, o al menos importantes
novelas, no creo que se haya encontrado eso entre las de la
segunda bienal, pero tampoco es malo haber constatado que en
el Ecuador hay varios escritores dedicados a la narración de
alguna envergadura. Ojalá que esa envergadura se refleje
pronto, en el logro poético, la trascendencia del tratamiento,
la calidad y el interés de contar...", comenta Bruno Sáenz.

Como actuó el jurado

Tanto Jorge Dávila como Bruno Sáenz explican un poco más la
actuación del jurado y la forma en la que se escogieron las
novelas ganadoras.

El sistema de eliminación se llevó a cabo mediante la división
del trabajo: se asignó una parte del total a grupos compuestos
por tres miembros del jurado. La primera selección fue de
nueve novelas, "de las que siete u ocho no parecían
desdeñables", dice Sáenz. Tanto las eliminatorias como la
selección de los tres premios, se llevaron a cabo a partir de
un sistema de puntuación (de 0 a 3, según el criterio de cada
miembro del jurado). Esta puntuación dio lugar a la ubicación
de las tres primeras novelas. Y "El triestino James Joyce
Francescoli", de Guido Jalil, (ingeniero agrónomo, 54 años,
nacido en Borbón, Esmeraldas) tuvo un 24,5, sobre 27 puntos...

"No hubo dificultad en la concesión del primer premio",
aseguran los jurados, y coinciden en que fue una de las
novelas mejor logradas, más vitales e interesantes. "Queda por
discutir si el mensaje que parece desprenderse de ella se
ajusta a la realidad americana, o es un sueño, sueño muy
personal del autor. Me inclino por la segunda opción", dice
Sáenz.

En cuanto a las dos novelas siguientes, se nota cierta
inquietud entre las posiciones logradas por Cárdenas y
Carrión. "Una de las dos pudo lograr un sitial más alto, si no
hubiera incurrido en una serie de pecados contra el
castellano...", afirman tanto Jorge Dávila como Bruno Sáenz.

De las otras novelas y autores... ni hablar, nunca se sabrá
quiénes fueron los culpables de las treinta y tantas novelas
presentadas al concurso porque se destruyeron los sobres con
los nombres que correspondían a los otros participantes.

En síntesis

-La literatura no es precisamente pasión nacional, y el hecho
de que haya 37 participantes, demuestra el poder de
convocatoria de la bienal.

- Los jurados coinciden en señalar que está en boga la novela
que afirma los conflictos de las ciudades, en la que se
plantean problemas de la soledad, problemas existenciales y de
las neurosis modernas.

- Este tipo de novela no le que quitado vigencia a la novela
rural, de los pueblos perdidos.

- Como novedad y con gran empuje, están en boga las novelas de
amor y la novela histórica.

- Los géneros policial y fantástico están también entrando en
la literatura ecuatoriana.

- Si bien un premio estimula, los jurados coinciden en que hay
novelas muy mal escritas, otras que demuestran gran talento,
unas en las que sobran páginas, otras en las que se desconoce
el idioma... en fin, de todo un poco.

- Hay que destacar las virtudes de las novelas, insistir en
sus defectos, debatir sobre las tendencias que se están
dibujando en la narrativa ecuatoriana.

- Existe determinada tendencia al profesionalismo, falta
minuciosidad en algunos de los textos; sin embargo, por la
forma de trabajar del jurado, no se puede hablar en
porcentajes de novelas malas, buenas, o medias. (1C)

EXPLORED
en Ciudad N/D

Otras Noticias del día 01/Diciembre/1991

Revisar otros años 2014 - 2013 - 2012 - 2011 - 2010 - 2009 - 2008 - 2007 - 2006 - 2005 -2004 - 2003 - 2002 - 2001 - 2000 - 1999 - 1998 - 1997 - 1996 - 1995 - 1994 1993 - 1992 - 1991 - 1990
  Más en el