PREVENIR EL CþNCER UTERINO Por Irlanda Miño Santacruz*
QUITO 13.12.91 En el mundo, una de las mayores causas de
mortalidad se atribuye al cáncer. En nuestro país, el tumor
maligno más frecuente en el sexo femenino es el de cérvix
(cuello) uterino y éste es definitivamente el de mayor
incidencia en la población general. Sin embargo, puede ser
fácilmente diagnosticado y curado en sus fases iniciales,
cuando existe una política preventiva de salud, adecuadamente
implementada.
Conviene resaltar, inicialmente, que la naturaleza propició el
mayor contingente de neoplasias (tumores cancerosos) en
ginecología, la oportunidad de detectarlas en fases
pre-malignas, considerando su favorable localización
anatómica. Así la vulva, la vagina, el cuello y cuerpo
uterinos y las glándulas mamarias, son estructuras que
contactan con el medio externo ofreciendo al examinador
atento, gracias a las ventajas proporcionadas por los exámenes
subsidiarios, la oportunidad de detectar lesiones peligrosas.
En particular, la detección de las fases pre-malignas e
incipientes del carcinoma cervical uterino se han beneficiado
con la colpocitología oncótica y la colposcopía. Estos
exámenes han propiciado el primero y único ejemplo en
cancerología de la especie humana, en que hay la posibilidad
de dominar al cáncer a través de la extinción de sus formas
pre-neoplásicas, si todas las mujeres se someten
rutinariamente a los exámenes adecuados.
NECESARIA EVALUACION GINECOLOGICA
Para prevenirlo, las mujeres en edad fértil (15-45 años) y
aquellas que tienen o tuvieron vida sexual activa, deben
acudir a una evaluación ginecológica, una vez cada seis meses,
para someterse a un estudio citológico (papanicolaou) y
colposcópico (método preventivo de reciente introducción en el
Ecuador), los cuales tienen bajo costo, son indoloros, no
invasivos y muy objetivos (cuando realizados por manos
expertas).
Así se faculta la detección precoz de cualquier anomalía
(neoplasia cervical intraepitelial, NIC, antiguamente conocida
como displasia), que en el futuro pueda convertirse en cáncer
o carcinoma (nombre científico) y curarla definitivamente con
métodos incruentos y sencillos que no conllevan ningún riesgo
para la persona, cuando son diagnosticados a tiempo.
PAPANICOLAOU Y COLPOSCOPIA
El papanicolaou es muy útil como rastreador del carcinoma
cervical uterino, pero el método no depende exclusivamente de
la capacidad del citólogo, sino que entran en juego una serie
de elementos en su ejecución: adecuada toma de muestra,
coloraciones de buena calidad, equipo de citotécnicos
entrenados y eficientes lecturas; ya que cualquier falla en
uno de los eslabones de esta cadena dan resultados
falso-positivos o falso-negativos.
La colposcopía usa una especie de microscopio (colposcopio),
ciertos reactivos y filtros, que permiten objetivizar
múltiples lesiones que no pueden ser observadas "a simple
vista". Así se establece un diagnóstico inmediato con ocasión
del primer examen ginecológico y permite -si el caso lo
requiere- la realización de una "biopsia dirigida" (por el
colposcopio).
Con este proceso, se obtiene sin dolor el espécimen afectado y
se envía a un estudio histopatológico, con lo que se consigue
una certeza diagnóstica en el 99 por ciento de casos. Es
decir, posibilita, confirma o descarta la presencia de
lesiones premalignas y/o cancerosas y con ello adopta la mejor
terapéutica. Sistema que se diferencia de las múltiples
biopsias a ciegas ejecutadas antiguamente, que con frecuencia
no llegaban al punto específico de la lesión investigada.
El ginecólogo en el examen de rutina, deberá incluir siempre
una inspección colposcópica como complemento indispensable del
examen especular vaginal, pues una lesión precursora o hasta
un cáncer incipiente pueden pasar desapercibidos, debido a que
estas patologías son completamente asintomáticas (es decir no
ocasionan ningún tipo de molestias en las personas).
En realidad la colposcopía no es apenas una técnica de examen
de la mucosa cervical, sino es un conjunto de procedimientos
diagnósticos destinados a optar por la más acertada decisión
terapéutica.
La colposcopía además de permitir el diagnóstico precoz del
cáncer de cuello de útero; ayuda a descubrir, controlar y
tratar una multitud de lesiones cervicales benignas, que
sometidas a un correcto tratamiento curan fácilmente. Por otro
lado, tiene valor pronóstico notable y es muy importante para
el seguimiento de los casos ya tratados, sean incruentos o
quirúrgicos.
El campo más importante de la colposcopía es el de la
participación en planes y programas de prevención de cáncer
cérvico-uterino, que se van implementando y difundiendo,
justificados por la frecuencia y la gravedad de la dolencia.
Así concebida la colposcopía (examen que abarca grandes
conglomerados humanos), hace del colposcopista un
ultraespecialista, ubicado en centros de complementación
diagnóstica ginecológica.
Ha sido victoriosa y saludable la idea de que los tres métodos
sean elementos de una sola subespecialidad: la Patología
Cervical Uterina. Ellos han permitido ubicar a las personas
de alto riesgo, que pueden desarrollar este tipo de tumoración
maligna, las cuales son: multíparas, vida sexual precoz e
intensa, exposiciones a múltiples compañeros sexuales (más de
dos), infecciones virales, tabaquismo, estrato socio-económico
bajo. Cabe recalcar que la causa biológica de cualquier tipo
de cáncer aún es desconocida.
De la misma manera el cáncer del cuello uterino (endometrio),
puede afectar predominantemente a mujeres obesas, hipertensas,
diabéticas y nulíparas, a quienes se las debe someter más
frecuentemente que al resto de la población general a estudios
endometriales (curetajes diagnósticos) en vigencia de
sangrados anormales en la peri y post menopausia, pues ellas
son acometidas predominantemente por el cáncer de endometrio.
En definitiva para prevenir el cáncer de cuello uterino las
mujeres debemos realizarnos cada seis meses un examen
ginecológico que incluya el test de papanicolaou, la
colposcopía y si es necesario una biopsia dirigida con el
consiguiente estudio histopatológico.
(*) Doctora en ginecología y colposcopía.
QUITO 13.12.91 En el mundo, una de las mayores causas de
mortalidad se atribuye al cáncer. En nuestro país, el tumor
maligno más frecuente en el sexo femenino es el de cérvix
(cuello) uterino y éste es definitivamente el de mayor
incidencia en la población general. Sin embargo, puede ser
fácilmente diagnosticado y curado en sus fases iniciales,
cuando existe una política preventiva de salud, adecuadamente
implementada.
Conviene resaltar, inicialmente, que la naturaleza propició el
mayor contingente de neoplasias (tumores cancerosos) en
ginecología, la oportunidad de detectarlas en fases
pre-malignas, considerando su favorable localización
anatómica. Así la vulva, la vagina, el cuello y cuerpo
uterinos y las glándulas mamarias, son estructuras que
contactan con el medio externo ofreciendo al examinador
atento, gracias a las ventajas proporcionadas por los exámenes
subsidiarios, la oportunidad de detectar lesiones peligrosas.
En particular, la detección de las fases pre-malignas e
incipientes del carcinoma cervical uterino se han beneficiado
con la colpocitología oncótica y la colposcopía. Estos
exámenes han propiciado el primero y único ejemplo en
cancerología de la especie humana, en que hay la posibilidad
de dominar al cáncer a través de la extinción de sus formas
pre-neoplásicas, si todas las mujeres se someten
rutinariamente a los exámenes adecuados.
NECESARIA EVALUACION GINECOLOGICA
Para prevenirlo, las mujeres en edad fértil (15-45 años) y
aquellas que tienen o tuvieron vida sexual activa, deben
acudir a una evaluación ginecológica, una vez cada seis meses,
para someterse a un estudio citológico (papanicolaou) y
colposcópico (método preventivo de reciente introducción en el
Ecuador), los cuales tienen bajo costo, son indoloros, no
invasivos y muy objetivos (cuando realizados por manos
expertas).
Así se faculta la detección precoz de cualquier anomalía
(neoplasia cervical intraepitelial, NIC, antiguamente conocida
como displasia), que en el futuro pueda convertirse en cáncer
o carcinoma (nombre científico) y curarla definitivamente con
métodos incruentos y sencillos que no conllevan ningún riesgo
para la persona, cuando son diagnosticados a tiempo.
PAPANICOLAOU Y COLPOSCOPIA
El papanicolaou es muy útil como rastreador del carcinoma
cervical uterino, pero el método no depende exclusivamente de
la capacidad del citólogo, sino que entran en juego una serie
de elementos en su ejecución: adecuada toma de muestra,
coloraciones de buena calidad, equipo de citotécnicos
entrenados y eficientes lecturas; ya que cualquier falla en
uno de los eslabones de esta cadena dan resultados
falso-positivos o falso-negativos.
La colposcopía usa una especie de microscopio (colposcopio),
ciertos reactivos y filtros, que permiten objetivizar
múltiples lesiones que no pueden ser observadas "a simple
vista". Así se establece un diagnóstico inmediato con ocasión
del primer examen ginecológico y permite -si el caso lo
requiere- la realización de una "biopsia dirigida" (por el
colposcopio).
Con este proceso, se obtiene sin dolor el espécimen afectado y
se envía a un estudio histopatológico, con lo que se consigue
una certeza diagnóstica en el 99 por ciento de casos. Es
decir, posibilita, confirma o descarta la presencia de
lesiones premalignas y/o cancerosas y con ello adopta la mejor
terapéutica. Sistema que se diferencia de las múltiples
biopsias a ciegas ejecutadas antiguamente, que con frecuencia
no llegaban al punto específico de la lesión investigada.
El ginecólogo en el examen de rutina, deberá incluir siempre
una inspección colposcópica como complemento indispensable del
examen especular vaginal, pues una lesión precursora o hasta
un cáncer incipiente pueden pasar desapercibidos, debido a que
estas patologías son completamente asintomáticas (es decir no
ocasionan ningún tipo de molestias en las personas).
En realidad la colposcopía no es apenas una técnica de examen
de la mucosa cervical, sino es un conjunto de procedimientos
diagnósticos destinados a optar por la más acertada decisión
terapéutica.
La colposcopía además de permitir el diagnóstico precoz del
cáncer de cuello de útero; ayuda a descubrir, controlar y
tratar una multitud de lesiones cervicales benignas, que
sometidas a un correcto tratamiento curan fácilmente. Por otro
lado, tiene valor pronóstico notable y es muy importante para
el seguimiento de los casos ya tratados, sean incruentos o
quirúrgicos.
El campo más importante de la colposcopía es el de la
participación en planes y programas de prevención de cáncer
cérvico-uterino, que se van implementando y difundiendo,
justificados por la frecuencia y la gravedad de la dolencia.
Así concebida la colposcopía (examen que abarca grandes
conglomerados humanos), hace del colposcopista un
ultraespecialista, ubicado en centros de complementación
diagnóstica ginecológica.
Ha sido victoriosa y saludable la idea de que los tres métodos
sean elementos de una sola subespecialidad: la Patología
Cervical Uterina. Ellos han permitido ubicar a las personas
de alto riesgo, que pueden desarrollar este tipo de tumoración
maligna, las cuales son: multíparas, vida sexual precoz e
intensa, exposiciones a múltiples compañeros sexuales (más de
dos), infecciones virales, tabaquismo, estrato socio-económico
bajo. Cabe recalcar que la causa biológica de cualquier tipo
de cáncer aún es desconocida.
De la misma manera el cáncer del cuello uterino (endometrio),
puede afectar predominantemente a mujeres obesas, hipertensas,
diabéticas y nulíparas, a quienes se las debe someter más
frecuentemente que al resto de la población general a estudios
endometriales (curetajes diagnósticos) en vigencia de
sangrados anormales en la peri y post menopausia, pues ellas
son acometidas predominantemente por el cáncer de endometrio.
En definitiva para prevenir el cáncer de cuello uterino las
mujeres debemos realizarnos cada seis meses un examen
ginecológico que incluya el test de papanicolaou, la
colposcopía y si es necesario una biopsia dirigida con el
consiguiente estudio histopatológico.
(*) Doctora en ginecología y colposcopía.
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