RELACIONES PELIGROSAS. Por Alcides Montilla
Quito. 25.07.92. Las relaciones de amistad los gobernadores
del Guayas con los alcaldes de Guayaquil desde 1979 hasta la
presente siempre han sido intermitentes, llenos de pugnas,
controversias, malestares, acusaciones. Los gobernadores
defendiendo al gobierno, los alcaldes atacándolo.
Las causas: la disputa por el liderazgo y el dominio polÃtico
de la plaza de Guayaquil, teniendo como pretexto, a veces
justificado, la desatención gubernamental para con la ciudad.
Jaime Roldós (CFP) en 1979 nombró a Carlos Hidalgo como
gobernador del Guayas, quien ocupó ese cargo hasta antes de la
muerte de Roldós, en mayo de 1981. Las relaciones entre
Hidalgo y el alcalde de ese entonces, Antonio Hanna, (APRE)
fueron normales.
A raÃz de la muerte de Roldós asumió el poder Osvaldo Hurtado.
Las frutas se movieron en la Gobernación del Guayas cuando se
nombró a Juan Pablo Moncagatta, quien le tocó enfrentar los
embates de Hanna, para ese entonces caucionado en un problema
judicial por la compra de la procesadora de basura.
A Moncagatta le tocó enfrentar ese problema hasta cuando Hanna
fue destituido y reemplazado por BolÃvar Cali, quien llevó
cordiales relaciones de amistad con el gobernador y por ende
con Hurtado.
A Moncagatta lo sucedió el actual rector de la Universidad
Católica, Gustavo Noboa, quien tuvo que resolver una de las
peores crisis cuando enfrenta al alcalde Abdalá Bucaram
(posesionado en mayo de 1984) quien organizó el 7 de junio de
ese año un paro general de actividades.
Bucaram, que exigÃa rentas del gobierno, salió a las calles y
en un cinematográfico acto, burlando la guardia policial, se
introdujo hasta el mismo despacho de Noboa por las paredes
para reclamarle por las rentas. Noboa, en un ejemplo de
firmeza de autoridad, detuvo los afanes revoltosos de Bucaram
respondiendo que Hurtado habÃa organizado comisiones de
trabajo para atender los requerimientos del Municipio de
Guayaquil de los que reclamaba Bucaram. Terminada la era
Hurtado, concluyó el primer round.
Segundo round
Luego vino Febres Cordero, quien nombró a Jaime Nebot como
gobernador del Guayas en agosto de 1984. Bucaram, eterno rival
polÃtico de Febres Cordero, no tardó en armar camorra.
Para agosto y septiembre de 1985 el alcalde acusó al gobierno
de proteger al tristemente célebre "comandante duro" Jaime
Toral acusado por Bucaram de la muerte de Germán Zambrano y
MerlÃn Arce, dos de sus más cercanos colaboradores.
Aquello motivó que sea el propio Bucaram, apoyado por el
entonces prefecto del Guayas, Alfredo Adum, quien detenga a
Toral y su gente y lo entregue a la policÃa.
La actitud beligerante de Bucaram "disputando palmo a palmo el
fortÃn de Guayaquil", ocasionó serios malestares a Febres
Cordero, que se aprovechó de una infracción cometida por
Abdalá para ordenar su detención preventiva, la que fue
oficializada por el intendente de policÃa, Enrique Campuzano.
El alcalde se negó a acatar aduciendo que de ir a prisión
serÃa asesinado por Toral. Como el gobierno no consiguió
anular a Bucaram, se aprovechó de una declaración suya en
contra de las Fuerzas Armadas, reforzada con una acusación de
la ContralorÃa de peculado en el manejo de contratos de
cascajo, para acusarlo ante los jueces, lo que obligó a
alcalde a fugarse a Panamá.
Durante ese perÃodo, 1985-88 el gobernador Nebot pudo trabajar
más tranquilo, sin la sombra del alcalde Bucaram.
Tercer round
Pero las cosas no quedaron allÃ. En agosto de 1988, al asumir
el poder Rodrigo Borja, nombró a Juana Vallejo como
gobernadora del Guayas. Estaba de alcalde Elsa Bucaram.
Poco tiempo estuvo Vallejo en el despacho, puesto que debido a
discrepancias con dirigentes de la Izquierda Democrática la
hicieron desistir. A ese puesto llegó luego un experimentado
conocedor de la cosa pública y hombre de buena imagen: Rafael
Guerrero Valenzuela.
Puesta asà las cosas, Guerrero frenó los Ãmpetus de Elsa,
guiada desde Panamá por su hermano Abdalá. Pero no fue Elsa
Bucaram la que provocó el abandono de la Gobernación por parte
de Guerrero. Fue el trajÃn, el cansancio.
Entonces llegó Osvaldo Molestina, quien cogió la posta para
lanzarse a la arena a frenar a la "Miss Ecuador de la
honestidad" como la calificó alguna vez su hermano Abdalá.
Varios fueron los esfuerzos de Molestina, unos vanos, otros
fructÃferos, por "ponerla en vereda" a Elsa, que como siempre
indomable jugaba al reclamo por la estadÃa de su hermano en
Panamá acusando a Borja de cómplice de Febres Cordero, con las
necesidades no satisfechas por el gobierno, de Guayaquil.
Como prueba de toda esta maraña de rivalidades, Elsa nunca
invitó a Borja a las fiestas de Guayaquil, pero éste llegaba a
la ciudad diciendo que no necesitaba de la invitación del
Municipio porque el pueblo ya lo habÃa hecho.
Fue asà como transcurrió el tiempo en donde llegamos a mayo de
1991 cuando Elsa abandona la AlcaldÃa acosada por las
denuncias de irregularidades en la compra de recolectores,
siendo sucedida por Harry Soria.
Con Soria de alcalde, desde el principio, el gobierno de Borja
mostró interés en ayudar a solucionar los problemas del
Municipio de Guayaquil.
Las relaciones de Molestina con Soria se "enfriaron" a raÃz de
que el gobierno le exigió al alcalde que para entregar las
rentas el Municipio debÃa deshacerse de miles de trabajadores
inoficiosos (pipones), es decir Borja pretendió que la plata
sea destinada a obras y no para el despilfarro y la
inmoralidad. Soria cumplió enviando a la calle a más de cuatro
mil pipones. El gobierno, argumentando problemas en la Caja
Fiscal, falló en el envio de los fondos. Y allà quedó todo.
Molestina anda por su lado. Soria por el suyo. Terminó el
tercer round
¿Y habrá uno siguiente?
Pero la controversia gobernador-alcalde no ha terminado.
Ahora, a raÃz del nombramiento del gobernador, que tendrá que
lidiar con el alcalde León Febres Cordero, el gobierno de
Sixto Durán Ballén deshoja "margaritas" para buscar al
elemento adecuado que "compatibilice" con el ex mandatario.