EL GUSTO POR LO "MADE IN USA"

Quito. 26.07.92. La demanda determina la oferta. Ese parece el
lema de las decenas de almacenes que hoy se dedican a vender
toda clase de productos importados: desde detergentes, hasta
shampoos, sopas, chocolates, arroz y también comida para
perros. Todo, o casi todo, "made in USA".

¿Existe acaso tanta demanda por estos productos como para que
se los importe del exterior en tan grandes cantidades? Y se es
así, ¿quiénes los demandan, y por qué, si la mayoría de estos
productos se fabrican en el país y no son de primera
necesidad?

El consumo de productos importados se ha convertido en un
juego de "distinción". Al menos así lo creen quienes los
compran.

Por ejemplo, las señoras de una cierta posición económica
prefieren shampoos, acondicionadores, fijadores y jabones
americanos. Todo eso se consigue en las innumerables tiendas
que proliferan en centros comerciales y en distintos puntos
del norte de Quito. Tan extendido está este tipo de consumo en
ciertos estratos de la población, que en el centro comercial
El Bosque se inauguró recientemente un supermercado casi
exclusivamente de productos importados. Antes, ya habían dos
locales dedicados a esa tarea en el mismo centro comercial.

Pero no solo están los productos de uso personal. También se
encuentra una gama inmensa de productos alimenticios: arroz
para cocinar en un minuto, sopas Campbell choclo, vainitas y
duraznos enlatados, cereales, cerezas, fideos, colas -también
enlatadas y dietéticas, si se quiere- té, fideos... y la lista
puede seguir con productos para el hogar: detergentes para
lavadora, jabones para la vajilla, cera para piso. Tampoco los
animales se quedan atrás: hay comida importada para perros y
gatos.

Por qué los compran

Entre los compradores de estos productos están quienes ya los
conocen, porque han viajado o vivido en el exterior. Estos
consumidores saben lo que quieren y no dudan en comprar el
producto que desean.

Existe otro grupo de personas que los compra por una cierta
curiosidad: desean experimentar un nuevo sabor, probar algo
distinto a los productos nacionales. Y a muchos les gusta.

Quienes atienden en estos almacenes contaron a HOY anécdotas
de mucha gente que entra a sus locales sin tener idea de para
qué sirve tal o cual producto, de qué mismo es este enlatado,
cómo se lo prepara, cuánto tiempo debe estar al horno. El
rollo se complica si el producto es "microwaveable".

Ellos identifican a sus clientes como gente de clase media
alta y alta, y muchos son extranjeros.

¿De dónde traen los productos? Los mejillones, calamares y
otros mariscos enlatados, de España, de donde también se traen
las aceitunas y el aceite de oliva. De Italia traen toda clase
de pastas. De México jugos y caramelos. De Colombia arroz,
azúcar, chocolates, galletas, caramelos... Pero la gran
mercadería, el plato fuerte, viene de los Estados Unidos.

Crece la demanda

Los encargados de estos almacenes aseguran que la demanda ha
crecido mucho últimamente. Ahora, la mercadería les llega
semanalmente y sienten que sus clientes se vuelven más
exigentes.

El negocio ha cambiado. Con la rebaja de los aranceles y la
eliminación de todas las restricciones, el negocio pasó de la
ilegalidad a la legalidad, del contrabando al trámite normal
del permiso de importación en el Banco Central.

La forma en que se establece los precios de la mercadería es
muy simple. Al precio del producto en dólares se debe sumar el
costo del transporte, seguro, impuestos, y luego simplemente
se transforma el dólar a sucres, utilizando la cotización
vigente en el mercado libre. Luego se añade a este valor un
porcentaje por utilidad, que varía entre el 30 y 50%, según el
producto.

La mayoría de estos productos llegan al país por vía marítima,
por ser el medio de transporte más económico; sin embargo, hay
productos que se estropean y obligatoriamente deben llegar por
avión, lo que hace que el precio de venta del producto en
Ecuador sea más alto.

¿Por qué compran productos importados? Las respuestas fueron
variadas: por ser de mejor calidad, porque se busca algo
nuevo, porque se quiere cambiar de sabor. Los niños aseguran,
en cambio, que lo hacen porque los dulces importados son más
dulces, tienen mejor sabor, "son más ricos".

Si bien estos productos tienen sustitutos en el país, las
personas opinan que los productos importados les da mayor
gusto. El precio no es un problema: por lo general los
compradores son gente con buenos ingresos.

Sin embargo, algunos administradores de los locales
manifestaron que, en su opinión, existen personas que exageran
su preferencia por productos extranjeros, como cuando piden
que se traiga papel higiénico del exterior. Pero, en sus
propias palabras: "para la gente que tiene plata, está bien".

... Y qué opinan los productores nacionales

Existen diversas opiniones acerca del impacto que tendrá para
la industria nacional el ingreso cada vez mayor de productos
importados para el consumo cotidiano. Para algunos, el esquema
de mercado abierto es bueno, ya que debería ser asumido como
un incentivo para que los productores nacionales mejoren la
calidad de los productos. La diferencia abismal de precio
entre los productos importados y los nacionales, les da un
amplio margen para mejorar la calidad, y a pesar de ello
mantenerse con los precios por debajo de los importados.

Algunos productores locales entrevistados por HOY, y que ven
en esta apertura de importaciones una fuerte competencia para
sus empresas, creen que hay algo de "irracional" en este
consumo, ya que los productos nacionales son de buena calidad
y más baratos. Incluso, hicieron notar que en el Ecuador se
producen, por ejemplo, shampoos, jabones y muchos otros
productos, bajo licencia y control de marcas extranjeras, lo
que asegura aún más su buena calidad y semejanza al producto
extranjero.

Sin embargo, existe una idea muy arraigada en los ecuatorianos
que pesa a la hora del consumo: lo extranjero es de mejor
calidad que lo hecho en el país.

Pero los empresarios se sienten seguros. Los entrevistados por
HOY dijeron que esta afluencia masiva de productos importados
representaba, sí, una competencia importante, pero en ningún
caso una amenaza para la industria nacional.

La competencia es más fuerte con los productos colombianos
-especialmente en confites- ya que su precio es más cercano al
de los productos nacionales.

Los productos americanos, en cambio, no representan ninguna
amenaza a la industria nacional, ya que su consumo está
limitado a las personas con mayores ingresos. No mucha gente
está en la posibilidad de adquirir productos que cuestan tres
y cuatro veces más que los nacionales.

Los productores señalaron, también, que la demanda de estos
productos se realiza en lugares específicos y es de productos
específicos. Y es que nadie, o muy pocos, dicen los
productores, realizan todas sus compras en estos
establecimientos, que, además, hay solo en ciertos lugares,
aunque reconocen que últimamente han aparecido por todo lado.

Investigación realizada por Mónica Rojas, quien realiza una
pasantía en diario HOY. 2A
EXPLORED
en Ciudad N/D

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