TEGUCIGALPA. El presidente electo
hondureño, Porfirio Lobo, que asumirá el 27 de enero, iniciará el martes en Costa Rica una ofensiva diplomática por varios países en busca de reconocimiento internacional, dando la espalda al depuesto mandatario Manuel Zelaya.
"Estaremos en Panamá, en Costa Rica y de allí seguimos" a otros países para solicitar que "por lo menos se abran un poquito", afirmó en declaraciones a medios locales el ganador de las elecciones del 29 de noviembre, del Partido Nacional (PN, derecha) .
Indicó que la primera visita de su gira será el martes en Costa Rica para reunirse con el presidente Oscar Arias, mediador en la crisis
hondureña.
La tarea de Lobo, de 61 años, se perfila difícil luego de que el Congreso hondureño rechazara el miércoles por aplastante mayoría restituir al izquierdista Zelaya para concluir su mandato el 27 de enero. Porfirio
Buena parte de la comunidad internacional exigía la restitución de Zelaya para reconocer los comicios, con los que el gobierno de facto esperaba pasar página a esta crisis que ha dividido a la comunidad internacional y, en particular, al continente americano.
Lobo urge del reconocimiento para poder gobernar en Honduras, uno de los cuatro país más pobres del continente, junto a Haití, Nicaragua y
Bolivia.
"El pueblo hondureño fue a las urnas, fue proceso transparente, acudió masivamente a votar y el pueblo tomó su decisión, así que lo demás cada quien con lo que es su responsabilidad en reconocer lo que es prácticamente enmarcado en la democracia, la libertad", afirmó Lobo.
Zelaya fue derrocado en un golpe el 28 de junio por pretender cambiar la constitución que le permitiera su reelección. El presidente derrocado fue elegido por el conservador Partido Liberal (PL) pero durante su gobierno viró a la izquierda y se alió con el socialismo del siglo XXI del presidente de Venezuela, Hugo Chávez.
En lugar de Zelaya, asumió el líder del Congreso Roberto Micheletti, un hombre de mano dura que organizó las elecciones, pese a advertencias de varios países de la comunidad internacional de que no las reconocerían.
Desde hace más de dos meses, Zelaya permanece refugiado en la embajada de
Brasil, luego de regresar clandestinamente a Tegucigalpa el 21 de setiembre.
Lobo "está en la mejor posición" (que Micheletti) para resolver la crisis, afirmó el viernes el secretario general de la
OEA, José Miguel Insulza, en una reunión en que la organización mostró su profunda división frente al tema.
"Las diferencias (de los países) son efectivas y no pueden ser resueltas aquí: reconocer o no a otro gobierno como legítimo es prerrogativa de todo gobierno soberano y cada uno de nuestros estados tomará libremente su decisión al respecto", dijo Insulza.
La restitución de Honduras a la
OEA, de donde fue apartada de manera unánime tras el golpe de Estado del 28 de junio que derrocó y exilió a Zelaya, se mantiene aún lejana.
Estados Unidos se mostró este jueves "decepcionado" por el rechazo del Congreso a devolver al poder a Zelaya, pero respetó su decisión, mientras que la
Unión Europea lo lamentó y señaló que el voto iba a complicar la situación.
Para Estados Unidos, que reconoció rápidamente las elecciones, el Acuerdo de Tegucigalpa-San José, negociado bajo su directa supervisión, marcó el rumbo de la crisis, y fue más bien Zelaya el que tomó una actitud "negativa" al rechazar los comicios.
La
UE calificó el martes de "paso significativo hacia delante" las elecciones, aunque lamentó las "circunstancias anormales" en las que se desarrollaron.
En América Latina, el panorama es más incierto.
Colombia, Panamá y Costa Rica han mostrado abiertamente su disposición a reconocer el nuevo gobierno de Lobo. En la acera contraria están Brasil,
Argentina,
Venezuela, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Paraguay y Uruguay, entre otros.
En Estoril Portugal, los 22 países participantes en la XIX Cumbre Iberoamericana no lograron ponerse de acuerdo para emitir una declaración común sobre Honduras (AFP)
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