Guayaquil. 25.07.92. El 10 de agosto de 1988, el doctor
Rodrigo Borja Cevallos asumió las funciones de Presidente
Constitucional de la República, designando al doctor Diego
Cordovez para el desempeño del Ministerio de Relaciones
Exteriores. Y con esto se inicia una etapa en la que el nombre
del paÃs traspasa las fronteras nacionales para incorporarse
al devenir universal. Al acto de la transmisión del mando
concurrieron Jefes de Estado de diferentes paÃses o sus
representantes en número que superó lo sucedido en ocasiones
anteriores, lo que constituyó un hecho de significativa
importancia. Y una vez iniciado el perÃodo prescrito por la
ley, el Servicio Exterior ecuatoriano empezó a remozarse con
la designación de representantes que harÃan honor a las
funciones que le fueron confiadas. La profesionalización de
las funciones estuvo por encima de los intereses polÃticos. La
Honorable Junta Consultiva de Relaciones Exteriores quedó
constituida por personalidades conscientes de lo que esto
significa. Y, dentro del orden material, la computarización de
los sistemas empezó a realizarse, contando con la cooperación
de técnicos pertenecientes a la Organización de las Naciones
Unidas.
No era fácil el momento en que esto sucedÃa cuando una
inoportuna intervención habÃa producido la ruptura de
relaciones diplomáticas entre Ecuador y Nicaragua, dando lugar
para que se dijera que nuestro paÃs estaba al servicio de
intereses extraños. No menos adecuadas habÃan sido las
expresiones del Embajador del Ecuador ante la Organización de
Estados Americanos, al calificar con términos despectivos a
las agrupaciones de paÃses que dentro del Continente, se unÃan
en razón de sus propios intereses. Y al revivir el Convenio
para el aprovechamiento de las cuencas hidrográficas Puyango-
Tumbes y Catamayo-Chira mediante Notas Reversales, habÃa dado
lugar a las más severas crÃticas, llegándose a asegurar que
dicho procedimiento constituÃa un nuevo Tratado que demandaba
la ratificación correspondiente.
En consecuencia, era necesario imprimir un nuevo rumbo a
nuestras relaciones internacionales, confiándolas a quien -por
su larga actuación como funcionario del más alto organismo
universal- contaba con la experiencia y preparación para
hacerlo. Asà el Canciller Cordovez entró en funciones con
espÃritu renovador no siempre bien comprendido por quienes
estaban acostumbrados a fórmulas caducas.
Se explica entonces la razón por la que era necesario hacer
que el nombre de Ecuador tuviera resonancia en otras
latitudes, en algunas de las cuales era desconocido. Y esto
habÃa que hacerlo, al más alto nivel, en cuantas
circunstancias hubieran de producirse. Y aún cuando esto hubo
de producir reacciones en contrario, la verdad es que la
presencia del Presidente Borja en Conferencias internacionales
-en algunas de las cuales habló a nombre de la América Latina
y del Caribe- ha servido para que, dentro del concierto
universal, el Ecuador alcance una respetabilidad revelada a
través de los comentarios hechos a sus intervenciones. Y esto
no es posible desconocerlo por encima del tropicalismo propio
de muestra polÃtica interna.
Para reafirmar lo expuesto, precisa recordar que, por
extraordinaria mayorÃa, el Ecuador fue elegido para ocupar un
puesto en el Consejo de Seguridad de las naciones Unidas, al
que le está confiado la solución pacÃfica de los conflictos
internacionales. Y si bien es la segunda ocasión que esto
sucede, cuando se registró la primera, la Organización Mundial
no contaba con el número de Estados Miembros que ahora tiene.
Y es que no se trata de un hecho producido por disposición
reglamentaria, sino que es la expresión de la mayorÃa de los
paÃses signatarios de la Carta de San Francisco.
También cabe mencionar la incorporación del Ecuador al Grupo
de RÃo, aspiración no lograda durante el régimen anterior.
Pero lo que más significación adquiere es el haberse abierto
una nueva etapa dentro del problema territorial que el Ecuador
mantiene con el Perú. No es por nadie desconocido que una
agresión de las Fuerzas Armadas de dicho paÃs estaba próxima
a producirse, estimulada por los medios de comunicación del
mismo, que en todos los tonos se pronunciaban por la necesidad
de hacerlo. Pero la labor desplegada por la CancillerÃa de
Quito ante las demás del Continente, logró detener lo que
parecÃa un hecho inevitable. Y -lo que es más importante aún-
el Perú que, desde la suscripción del Protocolo de RÃo de
Janeiro, habÃa mantenido la tesis de que, con dicho
instrumento, habrÃan desaparecido las diferencias existentes
entre los dos paÃses, terminó por aceptar que sà hay un
problema no resuelto entre las Partes, lo que constituyó un
paso trascendental dentro del orden de cosas existente, ya que
determinó la posibilidad de nuevas negociaciones tendientes a
alcanzar la solución pacÃfica de lo expuesto.
Para conseguir este fin, el Presidente Borja Cevallos -el 30
de septiembre del año pasado- invitó al Perú, ante la Asamblea
General de las Naciones Unidas -desde la más alta tribuna que
tiene la humanidad- a someter la solución del litigio al
Arbitraje del Papa Juan Pablo II, en la seguridad de que,
tratándose de pueblos profundamente cristianos, el Laudo a
expedirse serÃa recibido con respeto por los mismos. Aunque la
respuesta del Perú no ha sido satisfactoria -al reducir el
problema a la simple demarcación de la lÃnea fronteriza en la
parte que no ha sido hecha, mediante la intervención de un
técnico designado por el Vaticano- constituye el comienzo de
nuevas negociaciones, en las que el Ecuador no puede renunciar
al derecho de ser condómino del Amazonas en razón del
antecedente histórico y de la realidad geográfica. En
consecuencia, cabe decir que mientras para el Perú el problema
tiene carácter limÃtrofe, para el Ecuador es una cuestión
territorial que demanda una salida propia y soberana al Gran
RÃo.
Tal es la situación existente cuando el régimen del presidente
Borja Cevallos está próximo a llegar a su fin, tocándole al
que le sucede continuar el proceso iniciado, según se deduce
de las declaraciones formuladas por el Embajador Diego
Paredes, futuro Canciller. (EXPRESO, P-34)
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Publicado el 25/Julio/1992 | 00:00