Quito. 25 abr 2000. La comunidad no conoce los detalles y un
técnico de la Espol cuestiona los estudios de impacto ambiental.
La empresa asegura que todo está en regla.

El proyecto hidroeléctrico Sibimbe puso frente a frente a la
comunidad y la empresa constructora Hidalgo&Hidalgo. El Sibimbe es
el río del cantón Echeandía, en Bolívar.

Según Galo Veintimilla, investigador de energías alternativas,
este río ejerce influencia en el clima, pues atrae las lluvias que
son la parte vital para los cultivos.

"Estamos en problemas porque quieren secar el río", dijo Narcisa
Vera, habitante del recinto el Rosario, ubicado a un costado del
río. Su preocupación, al igual que la de varios comuneros, es la
construcción (aún no empieza) de un proyecto hidroeléctrico de 15
megawatios de capacidad, que represaría las aguas del río.

Pero, al parecer, la falta de conocimiento sobre el proyecto, pues
la Empresa nunca informó a los comuneros su proyecto, es lo que
está generando los malos entendimientos con los habitantes.

Dos kilómetros más abajo de Echeandía saldrá un canal de riego de
cuatro kilómetros y luego una tubería (para dar presión al agua)
irá hasta la casa de máquinas que tendrá dos turbinas de 7,5
megawatios cada una.

A la preocupación de los agricultores se suma la posible
desaparición de la pesca. El argumento de los comuneros es que
esta obra, dicen, se piensa realizar sin que la comunidad conozca
el proyecto, a pesar que están legalmente amparados ya que el
artículo 88 de Constitución establece que cuando una obra causara
algún impacto ambiental a la comunidad se debe contar con el
consentimiento de esta y lo mismo señala el artículo 29 de la Ley
de Gestión Ambiental.

Sixto Durán-Ballén Villalobos es el responsable del proyecto.
Aseguró que los cuestionamientos son por envidia y la causa es la
falta de conocimiento. "No se hizo público porque no sabíamos cómo
iba a ser y, además, porque es privado". El insistió que no se
estancará el río y que solo generará energía en los meses que
exista suficiente agua. En la época seca nos declararemos en
estiaje".

Duran-Ballén afirmó que el azud (pared de la represa) será solo de
5,7 metros. "El agua se represará en el mismo río en 100 ó 200
metros aguas arriba. Todo el líquido que se acumule hasta esta
altura se almacenará y lo restante se desbordará y seguirá el
camino del río".

Pero Francisco García, otro comunero, dijo (aunque no tiene un
estudio de sustento) que el agua no regresará al río, sino que irá
a la represa hidroeléctrica y a un canal de riego para Catarama y
no para Echeandía. "No sabíamos nada, nos enteramos cuando
encontramos en nuestros terrenos midiendo".

El Municipio de Echeandía consultó a Anatoly Burinov, profesor de
la Escuela Politécnica del Litoral, sobre este tema y él afirmó a
este Diaro que la represa tendrá poco tiempo de vida útil ya que
el río arrastra gran cantidad de sedimentos -0,2 kilogramos por
metro cúbico en la estación seca y cuatro kilogramos en la
lluviosa-, además "cuando revisé los estudios de la H&H no
encontré datos hidrológicos, geológicos... analicé todo con base a
dibujos sin datos. El proyecto está hecho sin investigaciones ni
tiene el aval de un técnico independiente".

En cambio Durán-Ballén recalcó que todo está previsto y que este
proyecto, que cuesta 20 millones de dólares, pretende unir el
sistema nacional interconectado, además cuenta con la información
necesaria con mediciones de lluvias y caudal del río en los
últimos años. También los estudios de impacto ambiental los
efectuó la empresa Komex de Canadá y fueron aprobados por el
Conelec.

Sin embargo, el comité de afectados cuestiona el estudio de
impacto ambiental, que sí existe, ya que solo considera un caudal
de 2,5 metros cúbicos (la cantidad de agua que quedaría en el río
con el proyecto). "Es decir se autoriza el uso del 75 por ciento y
se deja el 25 para que se desarrolle la vida, al contrario de lo
que ocurre en otros lados", dijo Veintimilla.

Los afectados reunieron más de 100 firmas para exigir otras
alternativas y piden al Municipio de Echeandía que no se otorgue
el permiso de construcción a la H&H hasta que no se haga un
estudio adecuado, según Javier Viscarra, representante del comité
de afectados.

Hugo Hidalgo, concejal de Echeandía manifestó: "No conocemos las
consecuencias reales del proyecto, no hay claridad en los posibles
impactos. Nosotros propondremos que se postergue la decisión hasta
que se hagan más estudios".

Duran-Ballén indicó que ya solicitaron el permiso y que deben
concederlo en estos días. Además, señaló, que se pidió el permiso
al Municipio de Ventanas (Los Ríos) "ya que los límites
provinciales no son claros".

Un río que tiene más de 25 especies de peces

En el caudal del río Sibimbe crecen con relativa abundancia peces
como las lisas, campeche, bocachico y otras 25 especies más. Los
peces utilizan los esteros y pequeños afluentes para reproducirse,
señaló Galo Veintimilla, investigador de energías alternativas.

Esta es una zona cálida, propensa a enfermedades como el paludismo
y el dengue y las aguas represadas son la principal causa para la
crianza de los mosquitos trasmisores de estos males. Según Anatoly
Burinov, este tipo de proyectos prohibidos en países como Estados
Unidos, Canadá o en los de Europa, pudieran causar la propagación
de estas dolencias que ya existen en la zona.

El caudal del rió Sibimbe ha disminuido en los últimos años,
aseguran sus habitantes. De las mediciones hechas en los 70s , se
registraban 30 metros cúbicos y ahora en la misma época se
registran 16.

Antolín Maquilón, campesino que ha trabajado más de 50 años en la
zona, recuerda que antes hacían balsas para llevarlas a Guayaquil
y venderlos, el viaje tomaba 15 días. Hoy el río a veces se cruza
arremangándose los pantalones.

Los avances del plan

La primera fase del plan que es la compra de los terrenos por
donde pasará el canal está por concluir. pero varios propietarios
se niegan a vender una parte de su tierra (entre 20 y 40 metros de
ancho por el largo que la propiedad tenga junto al río).

"Hasta el momento están compradas casi todas las tierras por donde
pasa el canal, son más de 20 propietarios y solo nos faltan dos.
Si no venden tenemos la expropiación forzosa, ya que la ley nos
ampara. Donde va la tubería enterrada no tenemos que comprar sino
dar una indemnización", indicó Sixto Duran-Ballén Villalobos,
encargado del proyecto.

Los campesinos que viven a la orilla del Sibimbe desconocen
quienes han vendido. Hugo Ruiz, propietario que se niega a vender,
indicó que "en la última visita de la compañía nos dijeron que
todo estaba vendido, pero yo no les venderé".

Javier Viscarra tampoco considera la venta. "No podemos
comprometer el futuro del río por un proyecto inconsulto" indicó.
Pero Clemente Miranda vendió su tierra esperando que el proyecto
lo beneficie. "Van a dar luz a Echeandía a mitad de precio",
aseguró.

Duran-Ballén desmiente esta afirmación y reconoce que el beneficio
se producirá cuando se entregue la energía eléctrica."El precio no
lo fijaremos nosotros sino que en Echeandía podrán contar con
energía permanente y ese será el beneficio".

Para la segunda parte que es la tubería enterrada existen más
problemas. Los propietarios no permiten el ingreso de los
técnicos. "No les vamos a dar paso. Esto es propiedad privada", es
la sentencia de Antolín Maquilón. (Texto tomado de El Comercio)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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