Bariloche. Los gobernantes de las naciones sudamericanas
procurarán frenar el viernes en una Cumbre en Bariloche (sur argentino) la escalada de tensiones que desencadenó el permiso dado a las tropas de Estados Unidos para operar en siete bases militares de Colombia.
Brasil lidera los esfuerzos por llevar agua al molino de la paz en la región, luego de la amenaza de
Venezuela de romper relaciones con Bogotá por su acuerdo de seguridad con Washington.
"Frenar esas tensiones es un requisito fundamental para continuar profundizando la integración", adelantó Marcelo Baumbach, portavoz del presidente brasileño Luiz Inacio Lula da Silva.
Según su vocero,
Lula defenderá que se ofrezcan garantÃas jurÃdicas de que la presencia militar extranjera en paÃses de la región no será utilizada contra terceras naciones.
En la sala de conferencias del aristocrático Hotel Llao Llao, enclavado en un paisaje de postal con lagos y cerros nevados, los mandatarios de los doce paÃses de la Unión Sudamericana de Naciones (
Unasur) dispondran de un buen marco para encontrar una salida a las agresiones verbales de los últimos dÃas.
Unas agresiones que se dan en un contexto de aumento del gasto militar: la región invirtió en 2008 unos $51 000 millones en armas, un 30% más que en 2007, según la consultora argentina Nueva MayorÃa.
Brasil está comprando en Francia cinco submarinos, uno de ellos nuclear, y está a punto de renovar su flota de aviones caza,
mientras que Bolivia invertirá $100 millones en su seguridad y Venezuela gastó $4 400 millones en aviones, helicópteros y fusiles.
Colombia, que recibe moderno armamento de EEUU, aceptó participar en la cumbre siempre que no la sienten en el banquillo de acusados y propuso sesiones abiertas, para que cada uno pueda decir lo que le plazca pero sin secretos.
"Pero aún no se decidió si la deliberación podrá escucharse", dijo este jueves una fuente diplomática en esta villa a 1 600 Km al sudoeste de Buenos Aires, donde se vive un ambiente distendido por el tradicional turismo estudiantil y de extranjeros atraÃdos por las pistas de esquÃ.
El presidente colombiano,
Alvaro Uribe, que está buscando caminos jurÃdicos y legislativos para su re-reelección, le ha dicho al mundo que no está dispuesto a dar marcha atrás con el plan, al que inserta en la lucha contra el
narcotráfico y la guerrilla marxista de las
FARC.
En contraataque, el presidente boliviano,
Evo Morales, lanzó la idea de que "en los 12 paÃses se haga un referéndum sobre las bases militares y los pueblos que digan sà o no (...) y no que el imperio las imponga".
Bolivia se alineó con la posición crÃtica de Venezuela y Ecuador en la Cumbre de Unasur el 10 de agosto en Quito,
mientras que Perú y Chile optaron por sostener el derecho de Colombia a tomar decisiones soberanas en cuestiones de Defensa.
Lula le habÃa propuesto telefónicamente al presidente estadounidense Barack Obama que asista a la Cumbre, pero el jefe de la Casa Blanca respondió que ya se verán en la cumbre del G-20 en la ciudad norteamericana de Pittsburg.
Aún asÃ, Obama despachó a la región al subsecretario estadounidense adjunto para Asuntos Andinos y del Cono Sur, Christopher McMullen.
McMullen visitó esta semana Brasilia, Montevideo y Buenos Aires para explicar el acuerdo e insistir en que su objetivo es la "lucha contra las
FARC y otros grupos armados, y también la lucha contra el narcotráfico", dijo el miércoles en Uruguay.
EEUU tiene unos 300 militares en operaciones del Plan Colombia, pero está autorizado por el Congreso a desplegar hasta 800 soldados y 600 civiles.
El acuerdo Bogotá-Washington establece el acceso de tropas a las bases aéreas colombianas de Palanquero, Apiay y Malambo, además del uso de dos bases navales y dos del Ejército terrestre. (AFP)