Familia es acusada de apoderarse de casas y tierras de forma ilegal.

Un guía de turismo deja su casa 11 días y, al regresar, encuentra que esta tiene una nueva dueña.

El cerramiento de tupirrosas había sido reemplazado por un muro de concreto. No pudo sacar la ropa, los documentos ni el carro.

Jens Rivadeneira es un alemán de 41 años de edad. Hace 11 llegó al Ecuador para instalar un negocio de guía de turismo.

Con el dinero que trajo desde su país compró un lote de terreno en el valle de Los Chillos y allí construyó su vivienda.

Posteriormente conoció a Paula Rivadeneira, la lavandera de sus vecinos que tenía una hija pequeña. Se enamoró de ella y se casaron luego de pocos meses de relación. Previamente hicieron un acuerdo legal de división de bienes.

Como las leyes alemanas lo permiten, Jens adoptó el apellido de su esposa. El suyo era muy complicado de pronunciar: Sthönbrodt.

Tras el matrimonio, Jens reconoció como suya a la hija de Paula y procrearon otra niña. En 2002, la pareja comenzó a tener problemas y ella logró sacarlo de la casa por presuntos actos de violencia intrafamiliar. El guía de turismo estuvo un año fuera del hogar.

Al cabo de ese tiempo, Jens decidió retornar a su casa, pues allí funcionaba su negocio; poco antes, Paula había abandonado el lugar.

Un juez le ordenó pasar a su ex mujer una pensión mensual de $500 por las dos hijas.

Dos años después, el alemán se fracturó una pierna en uno de sus ascensos a la montaña.

Su incapacidad física no le permitió trabajar y pagar dos meses de pensión alimentaria, por eso fue apresado el 24 de septiembre de 2004.

Once días después, cuando retornó a su vivienda tras ser liberado, encontró que el cerramiento de tupirrosas que cercaba la edificación y un lote contiguo de su propiedad, había sido reemplazado por muros de concreto.

La sorpresa fue mayor al encontrar que en su casa vivía Blanca Casilda Paz Galeas. Ella estaba acompañada de varios menores de edad.

Con contrato en mano, la mujer le dijo que había arrendado esa propiedad a Dídima Sandoval Pachacama.

Sin salir de su asombro, Jens únicamente atinó a pedirle que le permitiera sacar su ropa, las escrituras que lo acreditaban como dueño del inmueble y su carro. La mujer le negó todo acceso.

Vestido con la misma ropa con la que había permanecido en prisión, Jens se apresuró a buscar asesoramiento legal.

Como primer paso, cuenta que obtuvo una copia de la escritura de su casa en el Registro de la Propiedad. Luego tomó contacto con la supuesta dueña de su casa: Dídima Esperanza Pachacama.

Ella recibía asesoramiento de su hermano Luis Vicente Sandoval Pachacama. Este abogado aseguró al alemán que la propiedad era de Dídima y que cualquier reclamo lo hiciera por la vía judicial.

Desde entonces, Jens ha planteado juicios por nulidad de escritura, usurpación y violación de domicilio.

Además instauró un proceso por perjurio contra su ex esposa, quien habría otorgado, a Dídima Pachacama, una promesa de compra-venta de la casa y del terreno.

También interpuso una demanda por despojo violento (prescribió sin sentencia), otra por asociación ilícita; un juicio por colusión y otro por atentado. Jens afirma haber sido agredido físicamente, en tres ocasiones, por empleados del estudio jurídico Sandoval Pachacama & Asociados.

El alemán sostiene que su ex mujer no podía haber hecho una promesa de venta con bienes de su propiedad, porque se casaron bajo el régimen de capitulaciones matrimoniales (división de bienes).

Esto lo confirma el ex presidente de la Corte Suprema de Justicia (CSJ), Gustavo Medina, al señalar que esa promesa no puede convertirse en venta real debido al régimen de capitulaciones.

Manifiesta que el afectado debería inscribir la demanda de nulidad en el Registro de la Propiedad, porque de esta forma puede evitar que se haga efectivo el traspaso de dominio. “En caso de concretarse la venta, los usurpadores no podrán inscribirla porque el impedimento ya constaría en el Registro”, indica.

Dos años han transcurrido desde que Jens inició las primeras acciones legales para recuperar sus bienes.

El perjudicado dice que seguirá con los procesos, especialmente el de asociación ilícita, pues durante este tiempo habría comprobado que varios familiares del abogado Luis Vicente Sandoval Pachacama actúan como testigos en otros casos por disputas de tierras.

Por “coincidencia” todas las propiedades en conflicto están ubicadas en el sector del valle de Los Chillos.(VC)

Invaden un terreno y llevan a juicio al propietario por intento de asesinato

En varios juzgados civiles y penales de Pichincha hay juicios contra miembros de la familia Pachacama, por despojos violentos, falsificaciones, robo, usurpación, impugnaciones, daños y perjuicios, posesión ilícita de tierras.

Uno de ellos es el caso de Fernando Vinueza que, en 1996, compró 45 mil metros cuadrados en la vía a Píntag, mediante el sistema de derechos y acciones.

Siete años después unos invasores construyeron una habitación y colocaron madera en el terreno. Vinueza los enjuició.

Entonces, Francisco Sandoval, hermano del defensor de la presunta usurpadora de la casa de Jens Rivadeneira (ver nota adjunta), enjuició a Vinueza por supuesto intento de asesinato y sacó una boleta contra el propietario legal del terreno.

Luego de varios intentos de asesinato que provocaron que Vinueza cambiara de domicilio en tres ocasiones, él es el único de varios perjudicados que ha logrado ganarle a los Sandoval Pachacama un juicio en las tres instancias correspondientes. (VC)

Con pistolas y puñales invaden predio de los alquinga

Víctima habría sido plagiada tres veces y obligada a firmar varias escrituras de compra-venta.

Carlos Enrique Alquinga y su esposa María Rosa Paredes serían dueños de varias hectáreas de terreno en el sector de Píntag.

En 1995 lotizaron la propiedad para venderla por parcelas. Cinco años después denuncian, Francisco Sandoval Pachacama y Rolando Paz Galeas tomaron posesión de 2,5 hectáreas.

Como la familia Alquinga Paredes no presentó ninguna acción legal, varios meses después los supuestos invasores entraron a los terrenos y se apropiaron de otra hectárea, donde colocaron material de construcción para una edificación.

Entonces, la hija de los afectados, Bertha Alquinga,puso una denuncia en contra de los presuntos usurpadores:
“Ellos ingresaron al terreno de forma abusiva y alevosa, armados hasta los dientes”, dice el documento.

Meses más tarde, cuando los miembros de las familias Sandoval Pachacama y Paz Galeas conocieron de esta denuncia, acudieron nuevamente a los terrenos.

Francisco Xavier Sandoval habría tenido un revólver y todo el tiempo habría estado acompañado de una persona de raza negra, quien habría portado un puñal.

Ambos “estaban ebrios, insultaban y amenazaban de muerte a los propietarios”.

Con ellos iban Blanca Sabina Criollo, Segundo y Wilson Oña Criollo, Juan Oña Guarros (actualmente está recluido en un centro de detención de Quito).

“Todos ellos intentaron despojar a los legítimos dueños de las tierras”, dice la denuncia presentada en esa época por los esposos Alquinga Paredes.

Esta familia habría sido presionada de varias formas: Carlos Alquinga habría sido plagiado en tres ocasiones por los Sandoval Pachacama y obligado a firmar documentos en blanco que ahora serían utilizados como promesas de compra venta de los terrenos usurpados.

El defensor de los Alquinga, César López, asegura que la víctima fue drogada para obligarla a firmar.

Añade que cada uno de los herederos ha sufrido un intento de plagio.

Bertha Alquinga dice que su madre, Rosa Paredes, tuvo complicaciones de salud por estos problemas. Ella ya falleció.

Uno de los “documentos” obtenidos de forma presuntamente ilegal fue impugnado por Fernando Vinueza, pues tiene la misma fecha del que fue otorgado a su favor por los Alquinga, de quienes adquirió 4,5 hectáreas.

En el marco de los procesos instaurados por Vinueza hubo varios peritajes.

Cuenta que las autoridades siempre se inclinaron por los pronunciamientos de los abogados del estudio jurídico Sandoval & Asociados.

Con la sospecha de alguna irregularidad, el afectado solicitó al departamento de Inteligencia de la Policía que hiciera un seguimiento a los uniformados que participaban en las inspecciones.

La conclusión fue que ellos recibían sobornos de los abogados.

Los Sandoval Pachacama niegan las acusaciones y contraatacan: aseguran que los documentos de compra-venta que exhibe Vinueza son falsos.

Por eso, ellos han presentado a las autoridades los papeles supuestamente firmados por Carlos Alquinga.

Por lo pronto, la justicia absolvió a Francisco Sandoval Pachacama, quien afrontó un juicio por plagio a Carlos Alquinga. Según el juez, el acusado es totalmente inocente. (VC)

Alencastro se queda sin terreno, sin acciones y sin habitación para alojarse

Marco Antonio Alencastro Núñez denunció a Joselito Paz Galeas, José Chamba y Susana Chamba Ochoa, por estafa, robo, intimidación y amenazas.

Ellos habrían ofrecido vender al afectado un lote de terreno (no les pertenecía), en $3 500. Alencastro dice entregó el dinero en efectivo a los cónyuges Joselito Paz Galeas y Susana Chamba Ochoa.

Ellos le habrían dicho que al día siguiente firmarían un documento privado y que, luego de dos meses, suscribirían la escritura efectiva de la venta.

Según los "vendedores", no había razón para firmar una promesa de compra-venta. El denunciante les creyó.

Posteriormente, las mismas personas habrían ofrecido vender a Alencastro el 40% de las acciones y derechos de la empresa Difran fumigaciones, por el valor de $4 500.

Después de esto, le habrían ofrecido una habitación y un baño en el primer piso de su casa. Él aceptó y fue a vivir con los Paz Chamba.

Por esos días "legalizaron" la promesa de compra-venta del terreno y la transferencia de las acciones de la empresa.
Cuando Alencastro no estaba en la casa, habrían violentado las seguridades de su habitación, sustraído $300 y la promesa de compra-venta.

Luego habría recibido amenazas (con armas) y desalojado. Ahora acusa a los Paz Chamba de haberle perjudicado en $7 815. (VC)

"Los fiscales y los jueces comprobaron que todo es mentira"

El defensor ríe al comentar las denuncias que han sido presentadas en su contra.

El abogado Luis Sandoval Pachacama asegura que todas las denuncias presentadas en su contra son puras mentiras. “Solo me defiendo y defiendo a los míos”, dice.

Varias personas afirman haber sido perjudicadas por él, sus hermanos, hermanas, otros familiares y allegados.

Sandoval replica que todo es falso y que por eso nadie ha logrado desalojarlos de los terrenos que se han posesionado.

Manifiesta ser el defensor de los legítimos propietarios de las tierras, “en hecho y en derecho”, por las que enfrentan acusaciones de robo, usurpación y hasta asociación ilícita para delinquir.

Sobre el caso del alemán Jens Rivadeneira, indica que la esposa de este, Paula, otorgó una promesa de compra venta a su hermana Dídima Sandoval Pachacama.

Agrega que por el terreno y la vivienda ella pagó $30 mil y por el predio contiguo canceló un valor de $25 mil.

Sandoval afirma que él nunca conoció del negocio y que por una “coincidencia” defendió a Paula en el juicio por alimentos que siguió contra su ex esposo.

Según el abogado, los problemas con el alemán comenzaron cuando retornó a su casa después de un año de separación. Alegaba que nunca autorizó a su esposa (estaban en proceso de divorcio) a vender la propiedad.

Entonces inició varios juicios y se negó a firmar la escritura que trasladaba la propiedad a Dídima Sandoval.

Indica que, en calidad de defensor de su hermana, esto le obligó a buscar información sobre las actividades del extranjero.

Acusa a Jens Rivadeneira de ser “un delincuente”, que incluso intentó secuestrar a los hijos de su primer matrimonio, en Alemania.

Con una sonrisa burlona, Sandoval comenta que el alemán ha tratado de sorprender a las autoridades, pero anota que no descansará hasta verlo tras las rejas “porque todas las mentiras que ha inventado se le están acabando”.

Como un punto a su favor, el abogado destaca que ha ganado todos los juicios que existen en contra de sus parientes y advierte a los acusadores que les hará “pagar” por haberlos difamado y dañado su honra.

Sobre las demás acusaciones, el entrevistado relata que todo empezó cuando su amigo Juan Oña vendió los derechos y acciones de unos terrenos a su hermano, José Ernesto Sandoval, quien sería corredor de bienes raíces.

Cuenta que cuando el comprador trató de legalizar la promesa de compra-venta del predio, los herederos de los primeros dueños (la familia Alquinga Paredes) desconocieron la transacción y se negaron a ejecutar la venta.

“Fue entonces cuando comenzaron las agresiones”. Según Sandoval, los propietarios originales vendieron el mismo predio a diferentes personas. “Ellas han instaurado varios juicios por derechos de posesión”.

El denunciado se queja de haber sido acusado de tentativa de asesinato, pero que nadie ha podido probarlo.

Durante el diálogo con BLANCO Y NEGRO ríe al recordar cada una de las diligencias en que “los fiscales y los jueces han comprobado todas las mentiras y contradicciones” en las que habrían incurrido sus detractores.

Sandoval Pachacama niega las supuestas invasiones de terrenos cometidas por sus familiares y allegados.

Sostiene que quienes alegan haber sido estafados han cometido delitos al tratar de desalojar a sus parientes de los terrenos “legalmente adquiridos con el producto de su trabajo, como emigrantes o corredores de bienes raíces”.

Estos argumentos esgrime el abogado para ratificar, en tono enérgico, que peleará “hasta las últimas consecuencias”.

Sandoval aparenta ser un gran conocedor de la ley. Pero hay un momento de duda al admitir que su hermano, el supuesto “corredor de bienes raíces” en alguna ocasión se dedicó al negocio de comprar y vender artículos usados. (VC).

"Compramos todo lo que desee vender"

"Consorcio jurídico internacional Sandoval & Asociados atiende asuntos penales, de tránsito, civiles, extranjería, escrituras, cobranzas, traspasos, legalización de vehículos, trámites al instante".

Este es el encabezado de la tarjeta de presentación de Luis Sandoval.

Más abajo, con letras mayúsculas, está impreso: "Compramos casas, terrenos, negocios, vehículos, maquinaria, electrodomésticos, obras de arte, antigüedades y todo lo que desee vender".

El lujoso estudio jurídico está ubicado en una casa de dos plantas de San Rafael. La dueña del local es Dídima Sandoval Pachacama, dice su hermano.

Para llegar no hay cómo perderse, pues dos enormes rótulos identifican el lugar.

Sandoval afirma que su hermana reside en los Estados Unidos, donde tiene varias propiedades. (VC)

PUNTO DE VISTA

La necesidad de una Justicia proba

Existe en el Ecuador la sensación generalizada de que la Justicia del país no actúa con la debida rectitud. En la mayoría de los casos, se afirma, las decisiones favorecen a quien puede pagar por ellas.

A eso se suman las quejas por la lentitud con la que se mueven los mecanismos judiciales.

La presente edición de BLANCO Y NEGRO presenta algunos casos que ratificarían lo acertado de esas apreciaciones.

En efecto, los integrantes de la familia Sandoval Pachacama, junto a los miembros de otras familias allegadas, habrían instaurado un sistema para apropiarse de terrenos y viviendas en el sector del Valle de Los Chillos.

Uno de los casos es el referido al ciudadano alemán Jens Rivadeneira, quien denuncia la venta ilegal, por parte de su ex esposa, de una casa y un terreno a una integrante de la mencionada familia Sandoval Pachacama.

La base de la ilegalidad radicaría en que el casamiento con la ecuatoriana Paula Rivadeneira se habría realizado bajo el sistema de bienes separados.

Pesan sobre el grupo, además, denuncias de agresiones físicas y secuestros para obligar supuestamente a los afectados a firmar documentos.

Los acusados, entre los que se cuenta un abogado que defiende a los integrantes de esta especie de "banda", rechazan todas las versiones en su contra.

Lo extraño del caso es la similitud del supuesto modus operandi y la variedad de denuncias existentes en contra de los miembros de la familia.

Además, la mayoría de las diligencias judiciales (peritajes y fallos, incluidos) resulta, de manera sospechosa, absolutamente favorables a los Sandoval Pachacama; y esto añade dudas sobre la actuación de los representantes de la Justicia.

Uno de los denunciantes afirma, incluso, que un informe policial demostraría la entrega de sobornos. (LAG)(Blanco y Negro)

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2 de septiembre de 2009


Una pareja se defiende ante denuncia por estafa


Un caso de Blanco y Negro


Una publicación de BLANCO Y NEGRO, de 2006, reseñaba actividades de una supuesta banda de estafadores en el Valle de los Chillos, que se apropiaba de inmuebles

Una carta, enviada a la Dirección de Diario HOY el pasado 24 de agosto, reavivó un antiguo caso de presunta apropiación ilícita de inmuebles, que BLANCO Y NEGRO reseñó en un reportaje publicado el 1° de julio de 2006.

El reportaje hacía mención a la historia de la familia Sandoval Pachacama, sobre la que, en ese entonces, pesaba una serie de demandas por supuestamente apoderarse de casas y tierras de forma ilegal.

En la noticia publicada por Diario HOY se hacía referencia a los esposos Joselito Paz Galeas y Susana Chamba Ochoa, que mantenían un litigio con Marco Alencastro Núñez, quien los había acusado de estafa y robo.

Según Alencastro, la pareja lo habría estafado con unos $7 815 en la venta de un lote de terreno y de las acciones de una empresa.

En la carta enviada a HOY y suscrita por la pareja Paz Chamba, tres años después de aparecido el reportaje, se rechaza la denuncia que Alencastro hizo en su contra. La misiva reseña: "respecto a este ciudadano (Marco Alencastro), por la injuria en que incurrió (...) cumplió seis meses de prisión", en enero de 2005 tras perder una demanda por injuria interpuesta en su contra por Joselito Paz Galeas.

A la carta se adjunta un dictamen del 19 de marzo de 2009, en el que el Tribunal Segundo de lo Penal de Pichincha declara la prescripción de la acción penal contra Susana Chamba Ochoa. Finalmente, en su misiva los Paz Chamba aseguran no tener ninguna relación con Luis Sandoval Pachacama, quien sería el principal implicado en la presunta red de estafadores. (SKY)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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