Quito. 18 ene 98. Las semillas de la Copa Mundial de Fútbol
fueron plantadas en 1904, cuando fue creada la Federación
Internacional de Fútbol Asociado, pero pasaron 26 años para
que dieran frutos. El primer objetivo de la FIFA fue la
disputa de un campeonato del mundo, aunque Inglaterra - cuna
del fútbol moderno - ni siquiera se habÃa afiliado a la nueva
organización y no prestó mucho interés, al punto de que solo
debutó en la cuarta edición de la Copa, en 1950.
La falta de recursos económicos, los conflictos internos, las
dificultades de transporte, la apatÃa de muchos paÃses y la
Primera Guerra Mundial, que sacudió a Europa entre 1914 y
1918, aplazaron el proyecto. Sin embargo, los Juegos
OlÃmpicos de 1924, en ParÃs, y de 1928, en Amsterdam, variaron
el panorama luego de que Uruguay ganó las medallas de oro del
fútbol en ambos torneos.
Como a Inglaterra no le importaba el fútbol fuera de sus
fronteras, dos franceses fueron los lÃderes de la FIFA en sus
primeros años: Henrio Delaunay, secretario desde 1919 hasta
1956, y Jules Rimet, presidente desde 1920 hasta 1954. Pero
este ultimo es considerado el padre del fútbol organizado. Con
Rimet en la presidencia y coincidiendo con las Olimpiadas de
1928, la FIFA se reunió en Amsterdam y acordó realizar en 1930
un torneo de fútbol abierto a todas las naciones afiliadas.
NacÃa la Copa Mundial.
Por sus éxitos olÃmpicos, Uruguay se ofreció para organizar el
torneo. En tiempo récord, construyó el estadio Centenario en
homenaje a los 100 años de la independencia nacional y,
además, se comprometió a pagar todos los gastos de traslado y
estadÃa de las delegaciones. Sin embargo, los europeos se
negaron a hacer el viaje marÃtimo de tres semanas, más otras
tres semanas de regreso y 17 dÃas del torneo, es decir una
aventura de más de dos meses.
Intensas negociaciones y la amenaza de boicot sudamericano,
hicieron que cuatro paÃses reconsideraran su actitud. Rimet
presionó para que asistiera Francia, y en RumanÃa, el rey
Carol, fanático del fútbol, intervino para enviar a su paÃs y
se dice que él mismo seleccionó a los viajeros. Los equipos,
que hicieron la travesÃa en el barco italiano Conte Verde,
aprovecharon algunos espacios de la cubierta para practicar
con la consiguiente pérdida de pelotas que caÃan diariamente
al mar.
Bélgica y Yugoslavia fueron los otros dos equipos que cruzaron
el Atlántico para estar presentes, el domingo 13 de julio de
1930, en la inauguración de la Copa Jules Rimet en honor del
presidente de la FIFA. La ceremonia consistió solo en un
desfile de los equipos.
A los cuatro europeos se unieron nueve americanos: Argentina,
Bolivia, Brasil, Chile, México, Paraguay, Perú, Estados Unidos
y Uruguay.
El resultado de esta popularidad fue que el torneo tuvo una
asistencia total de 434.500 espectadores, con un promedio de
24.138 personas por partido, cifra superior a la del torneo
siguiente, el de Italia en 1934, que fue de 23.235 personas
por encuentro.
ARGENTINA GANO GRUPO 1
Los participantes fueron divididos en cuatro grupos y todos
los partidos se disputaron en Montevideo. Argentina ganó el
grupo uno, plagado de incidentes y malos arbitrajes. Primero
derrotó a Francia 1 por 0, pero cuando faltaban cinco minutos
y los franceses atacaban en busca del empate, el árbitro dio
por finalizado el juego. Después de fuertes protestas y
cuando ya los equipos se habÃan retirado a los vestuarios, el
juez se dio cuenta de su error y ordenó reanudar el partido.
Pero los franceses se habÃan enfriado y no hubo más goles.
Luego, los argentinos vencieron a México 6 por 3 en un partido
en que árbitro brasileño Ulyses Saucedo les concedió cinco
penales, tres de ellos estimados absurdos. Posteriormente
ganaron a Chile 3-1.
Los chilenos ocuparon el segundo lugar con sus victorias 3 por
0 sobre México y 1 a 0 sobre Francia. Los franceses
consiguieron un solo triunfo al vencer a México 3 a 0, en
tanto que los aztecas fueron últimos sin ganar. En el cotejo
Argentina-Chile la policÃa debió intervenir para poner fin a
una batalla campal entre ambos equipos. En otro incidente, el
delantero chileno Guillermo Subiabre reaccionó ante las faltas
que le cometÃa el fornido defensa argentino Monti,
propinándole un golpe de puño y noqueándolo en la cancha. El
público aplaudió la acción porque estaba en contra del equipo
argentino, eterno rival de Uruguay.
YUGOSLAVIA GANO SU SERIE
Yugoslavia ganó el grupo 2 venciendo a Brasil 2 a 1 y a
Bolivia 4 por 0.
Los brasileños vencieron a Bolivia 4-0. Brasil tenÃa ya buenos
jugadores, pero las diferencias polÃticas entre Sao Paulo y
RÃo impidieron que utilizara sus mejores elementos, entre
ellos el astro paulista Arthur Friedenreich, apodado "el
Tigre" no por su agresividad sino por su astucia. Arthur jugó
durante 26 años y en 1931 marcó 32 goles en el campeonato
paulista cuando ya bordeada los 40 años. Un comentarista
describrió su juego como "cientÃfico, alegre y positivo".
URUGUAY Y ESTADOS UNIDOS
Uruguay, dirigido por el entrenador Odino Viera, ganó el grupo
3 casi con el mismo equipo que logró la medalla de oro
olÃmpica de 1928. Venció a Perú 1 a 0 y a Rumania 4 a 0. Los
rumanos, a su vez, derrotaron 3 por 1 a los peruanos y éstos
quedaron últimos sin victorias. Una de las figuras del torneo
fue el capitán uruguayo José Nazassi, tal como lo habÃa sido
dos años antes en Amsterdam.
En el grupo cuatro se produjo la primera sorpresa con la
clasificación de Estados Unidos tras vencer a Paraguay 3 a 0 y
a Bélgica 3 por 0. Los norteamericanos tenÃan a seis ex
futbolistas británicos, Alex Wood, James Gallagher, Andrew
Auld, James Brown, Bart McGhee y George Moorhouse, todos
nacionalizados y por lo tanto podÃan jugar como americanos. El
único sobreviviente de la escuadra, Phil Slone, de 90 años,
fue objeto de un homenaje especial en 1994 con su
incorporación al Salón de la Fama del fútbol en EEUU.
Cuando la delegación yanqui partió por barco desde Nueva York,
la prensa ignoró el viaje, pero con los primeros triunfos, el
diario "The New York Times" dedicó dos columnas al equipo bajo
el tÃtulo "Estados Unidos favorito para ganar la Copa Mundial
de Fútbol".
Los norteamericanos parecÃan inexpertos pero eran grandes,
vigorosos y resistentes. Sus hombres llamaban la atención por
su método de entrenamiento, ya que daban vueltas y vueltas a
la pista de atletismo como corredores de larga distancia.
Ello, y su juego al estilo europeo, les permitió avanzar a las
semifinales. Pero allà se encontraron con el poderoso equipo
argentino y cayeron 6 por 1. El primer tiempo habÃa
finalizado 1 a 0 en favor de Estados Unidos con gol de Brown,
pero la salida de Tracy, lesionado, dejó al equipo con 10
hombres ya que entonces no se permitÃan remplazos.
En la segunda etapa los argentinos marcaron los seis tantos a
través de Guillermo Stábile (2), Carlos Peucelle (2), Luis
Monti y Alejandro Scopelli.
En el partido hubo también una anécdota, cuando el árbitro
sancionó a un norteamericano por cometer un foul. El
entrenador del equipo corrió a protestar llevando su estuche
médico. Su reclamo fue tan vehemente, que lanzó la caja al
suelo rompiendo una botella de cloroformo cuyas emanaciones
llegaron al árbitro y al entrenador, quienes después de
gritarse fieramente, se calmaron y comenzaron a sonreir
amigablemente. Terminó asÃ, la mejor actuación de Estados
Unidos en toda la historia de la Copa Mundial.
En la otra semifinal, Uruguay venció a Yugoslavia también 6
por 1 con goles de Pedro Cea (3) Peligrin Anselmo (2) y Santos
Iriarte. Por Yugoslavia anotó Seculic.
FINAL RIOPLATENSE
En esta forma ambos vecinos y rivales del RÃo de la Plata
llegaron a la clausura del torneo, el 30 de julio,
repitiéndose la final olÃmpica de 1928 cuando igualaron 1 por
1 y debieron jugar un cotejo extra que ganó Uruguay 2 a 1.
El imponente estadio Centenario tenÃa capacidad para 90 mil
personas, pero se estima que habÃa 100 mil, incluyendo una
multitud de argentinos que cruzaron el rÃo para presenciar la
sensacional revancha. Otra cantidad llegó cuando finalizaba
el encuentro, porque el barco que los transportaba se atrasó
debido a una intensa neblina.
La policÃa tomó extraordinarias medidas de seguridad, pero la
única disputa fue que ambos equipos exigÃan jugar con su
propio balón. El árbitro, en forma salomónica, ordenó
utilizar una pelota argentina en el primer tiempo y una
uruguaya en el segundo. Abrió la cuenta el uruguayo Pedro
Dorado a los 12 minutos, pero empató el argentino Peucelle a
los 20 y aumentó Stábile a los 37. La primera etapa terminó 2
a 1 en favor de los argentinos que, jugando con "su" pelota,
estaban empeñados en desquitarse de la derrota olÃmpica.
Sin embargo, los uruguayos, con el ruidoso apoyo del público,
con más corazón que técnica y quizá por el cambio de pelota,
dieron vuelta el partido con goles de Pedro Cea a los 54
minutos, Santos Iriarte a los 68 y Hector Castro, a los 89
para ganar la final por 4 a 2. Argentina jugó mejor, pero el
cuadro local fue el campeón y el capitán Nazassi recibió la
copa de oro entregada por Jules Rimet.
En Uruguay se declaró feriado nacional en homenaje a los
campeones, pero en Buenos Aires furiosos aficionados lanzaron
piedras al Consulado uruguayo y la Asociación Argentina de
Fútbol rompió relaciones con su vecino, por estimar que sus
jugadores habÃan sido maltratados en Montevideo. Más tarde
los vÃnculos se restablecieron y el fútbol uruguayo se llenó
de gloria al sumar a sus laureles olÃmpicos la primera Copa
Mundial de la FIFA, bajo la dirección de un preparador fÃsico,
ya que al parecer aún no existÃan los entrenadores.
Alineaciones:
Uruguay (4): Ballesteros; Mascheroni y Nazassi; Andrade,
Fernández, y Gestido; Dorado, Scarone, Castro, Cea e Iriarte.
Argentina (2): Botasso; Della Torre y Paternoster; J.
Evaristo, Monti, y Suárez; Peucelle, Varallo, Stábile,
Ferreira y M. Evaristo.
Arbitro: el belga John Langenue.
En la primera Copa Mundial se marcaron 70 goles en 18
partidos, con un promedio de 3.88 por encuentro. El goleador,
con ocho tantos, fue el argentino Guillermo Stábile, más tarde
convertido en un famoso entrenador de equipos y selecciones de
su paÃs. (DIARIO HOY) (P.3-B)