Quito. 11 ene 98. Tres áreas centrarán la atención y los
recursos del Municipio de Quito durante este año: trolebús,
agua potable y obra pública.

Las dos fases de ampliación del sistema trolebús exigirán una
inversión de 110 millones de dólares Lloa, Papallacta, los
proyectos del nororiente y noroccidente posibilitarán a la
población un mayor acceso al servicio de agua potable
mientras, a un costo total de 22 mil millones de sucres, se
construirán dos maternidades y se creará un sistema de
seguridad ciudadana.

El alcalde, Jamil Mahuad, cree que su administración podrá
fortalecer, en los próximos meses, un objetivo bien definido:
mejorar la calidad de vida de todos los quiteños.

QUITO BUSCA AFIANZAR SUS PLANES

Proyectos, costos, fechas, prioridades: la agenda del
Municipio de Quito es clara, ordenada, y tiene un presupuesto
totalmente financiado. Organizado en tres ejes (trolebús, agua
potable y obra pública), el plan municipal resulta, no solo de
un estudio financiero, sino sobre todo, del análisis de los
espacios de negociación, de la posibilidad de acuerdos y de la
capacidad que el Gobierno local cree que tiene para manejar
ciertos conflictos.

El alcalde, Jamil Mahuad, no está dispuesto al fracaso. Con
una agenda que le posibilitará culminar las fases de
ampliación del trolebús, hacia el norte y sur de la ciudad,
responder la demanda de agua potable, resolver el problema de
tráfico en el centro de Quito y enfrentar los problemas de
inseguridad, el alcalde busca fortalecer los alcances de su
administración. "No sobrevenderé las ideas".

Quito es una ciudad exigente; de acuerdo con la revista
"Fortune", de noviembre pasado, ocupa el octavo lugar entre
las ciudades con mejores condiciones de vida, en el mundo.

Mahuad resalta los logros de su alcaldía: descentralización y
acceso a diferentes niveles administrativos, pero reconoce, al
mismo tiempo, "que hay temas que exigen tiempo y proyectos
cuyos resultados son parciales".

Las invasiones, los conflictos con transporte, la
contaminación y el funcionamiento de canteras están
atravesados, advierte Mahuad, por una circunstancia que
obstaculiza los objetivos y proyectos.

"No es lógico que el Municipio deba pedir que, como un favor,
la Policía aplique las sanciones ya incluidas en los
reglamentos, que efectúe operativos para controlar los
asentamientos en las laderas. En cualquier ciudad, la Policía
depende de la Alcaldía; se trata de un doble mando
complicado".

Y aunque a finales de 1997, el Ejecutivo firmó un decreto que
le permitirá al Municipio aplicar, directamente, las medidas
para regular la contaminación, el transporte es, todavía, "un
área que exige mayor esfuerzo, la participación de la empresa
privada y una fuerte inversión en opacímetros".

Negociador, Mahuad no quiere generar conflictos sin pensar,
antes, en soluciones. Los siete mil 500 comerciantes
informales que, regularmente, ocupan el centro de la ciudad (y
que en épocas navideñas se elevan a un mínimo de 10 mil) están
agrupados en asociaciones, con las que el alcalde espera
negociar.

La reubicación de los prostíbulos de la 24 de Mayo no está en
la primera línea de prioridades del Municipio para este año;
Zámbiza no es un todavía un problema crítico, el traslado del
botadero "necesita un elevado espacio de gobernabilidad" y
cualquier anuncio anticipado frenaría la negociación.
Cruzados por la política y sus relaciones con el Gobierno
central, los planes municipales se enfrentarán a una agenda
que surje desde la población, sus problemas y demandas. Será
su principal interlocutor e inevitable medida de evaluación

LA CIUDAD BAJO EL MICROSCOPIO

Jamil Mahuad sabe que ha hecho una buena Alcaldía. Por eso
destaca que en los organismos multilaterales de crédito y en
otros, cuando el tema tiene que ver con el desarrollo de las
ciudades, el "caso" quiteño es digno de estudio y, en algunos
casos, de imitación.

Por ejemplo, la solución del transporte colectivo, iniciada
con el sistema del trolebús, regularmente está en el
microscopio de los expertos, quienes son los que formulan
recomendaciones para la superación de los problemas.

El secreto de su éxito es, según el alcalde Mahuad, no
"sobrevender" su agenda, de manera que las expectativas que
genera tampoco sean sobredimensionadas.

Ahora, cuando está en trance de optar por un giro radical en
su trayectoria pública, pues deberá decidir si corre o no por
la Presidencia de la República, tiene en camino grandes
programas.

Por lo pronto, está en marcha la fase sur del trolebús y dos
planes de envergadura para agua potable, Papallacta y Lloa. Y
hay una amplia agenda de obras públicas que aguardan.

Sin duda, el mahuadismo podrá ser criticado porque hay
problemas minuciosos que todavía no se resuelven en distintos
lugares, pero tiene la virtud de encarar con notable gerencia
la solución de los problemas gordos: ya inició una virtual
"revolución" en la transportación colectiva; ahora encara la
provisión de agua potable, las maternidades y la seguridad
ciudadana.

En esta última requiere, hoy, del apoyo constituyente de la
Asamblea Nacional: si el tránsito en la ciudad y la seguridad
continúan en manos de la Policía, existirá interpuesta una
traba muy grande a la gestión alcaldicia. Es hora de una
reforma constitucional que devuelva, si no obligada, por lo
menos optativamente, el manejo completo del tránsito y la
seguridad pública a los municipios. Con ello, en nuestro caso,
marchará el anunciado 911; y el reordenamiento del tránsito y
la descontaminación urbana podrán conseguirse con mayores
probabilidades de éxito.

No obstante, ¿es posible el "mahuadismo" en el Municipio de
Quito, sin Jamil Mahuad?

UN ESPACIO PARA LA CREACION COMUNITARIA

Un diálogo a profundidad sobre la gestión municipal, con Jamil
Mahuad, es una forma compleja de aproximación a una ciudad en
transición, en muy diversos sentidos. No sólo en cuanto a su
explosivo crecimiento, sino principalmente en la convivencia
de aperturas a la comunidad, de persistencia de espíritus
clientelares en las poblaciones, de procesos de
descentralización a medias -un tránsito que está y no está en
las manos del municipio-, un centralismo que pone freno a las
gestiones locales, y una indiferencia ciudadana marcada por la
reificación del individuo.

El alcalde se debate entre el trazado de grandes líneas de
trabajo y las demandas emergentes de cada día, unos momentos
abre la concertación con la población, al tiempo que otros
tiene que refrenar los afanes democráticos para arrancar de un
gobierno, casi por debajo de la mesa, un visto bueno, un
recurso, un acuerdo presidencial o ministerial. Y en la mitad
de ese fangoso escenario, un político que tiene que pensar a
la vez en su gestión municipal y en el futuro de su vida
pública. Ese, parecería ser el conflicto mayor al interior de
Jamil Mahuad, cómo hacer una gestión municipal que toque
intereses y poderes -desde los engordadores de tierras hasta
los vendedores ambulantes-, sin desgaste político.

La gestión municipal ya no es aquella administración de
servicios encargada a una burocracia más o menos eficiente, es
ahora la creación de espacios de gestión comunitaria. Pero
aquel modo contemporáneo de interactuar el alcalde con la
población, ha de darse en un escenario marcado por la soledad,
por el individuo, por el silencio entre unos y otros, por la
indiferencia y el hábito de exigir del Municipio los
servicios. Ha de darse en relación con las coyunturas
políticas.

Por ejemplo, en vísperas de febrero la Asamblea de Quito era
un espacio abierto y democrático, que quizá ya no corresponde
a un momento en el que hay que agitar las aguas lo menos
posible y arrancar del régimen lo más posible. (DIARIO HOY)
(P.6-A y 7-A)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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