La entrevista
Teresa Herrera R.
Redactora
El experto en temas petroleros, René Ortíz, hace un diagnóstico del sector petrolero y asegura que el país debería apostarle al proyecto Yasuní-ITT para sostener la economía en los próximos años
En el sexto piso del edificio España, en la avenida Amazonas, al norte de Quito, nos recibe un apasionado del sector petrolero: René Ortíz. Basta mencionar que el tema a abordarse son los hidrocarburos, para que hable con lujo de detalles y sustento. No se le escapa nada y habría querido tener todos los elementos para defender su gestión cuando fue ministro de Energía en el gobierno de Jamil Mahuad.
Vinculado luego con las empresas petroleras privadas, a las cuales representó en la respectiva Asociación, Ortíz se desempeña hoy como presidente de la Asociación Nacional de Empresarios (ANDE), en cuya oficina se desarrolla la entrevista.
Después de los ensayos para incrementar la producción petrolera, el consultor René Ortíz, saca a flote elproyecto Yasuní-ITT, como la única esperanza del país para lograr ese objetivo y sortear un posible deterioro del precio del crudo en el mercado mundial.
Para el efecto, dice que el ITT no tiene otra forma de salir al mercado, sino con el sello de una producción responsable social y ambiental. Aquí la entrevista con el experto.
¿Cuál es su balance del sector petrolero en 2012?
Si no hubiera sido por los precios del crudo, la política petrolera del Ecuador seguía siendo valorada como un desastre.
¿Un desastre?
Sí, porque fue el mercado, al que tanto odia el Gobierno, el que ha respondido, antes que a sus fundamentos, aunque el consumo mundial de petróleo se encuentra estancado o tiende a la baja y hay un proceso especulativo.
¿Este componente especulativo en qué grado influyó en el precio?
Los precios del petróleo estarían entre $60 y $70 y no en $90 ni los $100 actuales.
Uno de los fundamentos para sostener la economía es la producción. ¿El Ecuador volvió a sacar mala nota en 2012 con 500 mil barriles diarios, frente a los 535 mil de 2006?
La caída obedece, fundamentalmente, a la propuesta improvisada del Gobierno de cambiar la modalidad contractual de participación a prestación de servicios
¿Por qué improvisada?
El Gobierno no estuvo preparado y llevó a un estancamiento de las inversiones. Los convenios se firmaron en diciembre de 2010 otorgando concesiones importantes, como extender el período de vigencia de los contratos más allá de los períodos originales y que las contratistas tomen otros bloques aledaños a sus operaciones.
¿El Estado no se responsabilizó de temas que no eran conflictivos para las compañías?
El Gobierno asumió, directamente, el pago de impuesto a la Ecorae, del IVA, las tarifas de transporte por el OCP y los costos de comercialización.
Han pasado dos años de vigencia de los contratos y no se ve las inversiones comprometidas.
Con bombos y platillos se anunció el compromiso de las compañías de invertir $1 500 millones pero a cinco años. Es decir, $300 mil por año, que es poquísimo. El Gobierno no ha logrado los objetivos previstos.
¿Por qué con tantas concesiones, no se ha incrementado la producción privada?
Los campos que tienen ya no son los que eran anteriormente. Están casi agotados. Por ejemplo, el bloque 16 de Repsol produce el 99% de agua y solo extrae 45 mil barriles diarios de petróleo. En la misma situación se encuentra el resto de compañías. Es un tema crítico en la industria de crudos pesados en el mundo entero.
¿Entonces, por qué Repsol insistió en extender la vigencia de su contratro de 2012 a 2018?
Lindo, le extendieron 45 mil barriles diarios de producción por seis años más y el Estado le paga todo. Es un bono. El Gobierno no se beneficia de esa actividad. La compañía no invierte en nueva tecnología para recuperar el petróleo porque no hay ningún tipo de compromiso. El Gobierno no sabía lo que estaba negociando.
¿Estuvo bien negociar directamente, sin licitación con cuatro compañías, la recuperación mejorada de los principales campos estatales?
En mi opinión, este Gobierno ha precipitado un proceso de negociaciones directas sin ningún justificativo. Las compañías que estaban interesadas en participar en un join venture tenían que pagar una prima de entrada que significa $1 000 millones de ingresos para el fisco. Aquí no han pagado nada, ni lo harán porque no existe un compromiso previo.
¿Eso demuestra que no existe una política petrolera?
Es cero. No hay el objetivo de aumentar reservas ni producción para elevar los ingresos.
Su evaluación en refinación
Es más grave. Estaba programado para 2011 la reingeniería de la refinería de Esmeraldas.Habían paros técnicos previstos. No se ha hecho nada, no se sabe si se va hacer o no. Las otras dos "cafeteras" viejas: la de la Península y de Shushufindi, no sirven para mejorar la calidad de los combustibles.
¿Y la refinería del Pacífico?
En este proyecto se ha gastado más o menos $500 millones, que es una suma altísima para el tamaño del Ecuador. Se desconoce si Venezuela ha hecho lo mismo. No hay informes. El Gobierno debe informar sobre los intringulis de este contrato.
¿Será factible conseguir $12 500 millones en el mercado financiero para construir la refinería?
No, porque la actual administración tiene muy mala reputación por haber declarado el no pago de la deuda externa. Ha jugado con las reglas sucias del mercado. Tampoco se podrá conseguir socios porque no hay confianza. Posiblemente, se fueron por el mercado bilateral y encontraron a China, que está dispuesta a llevar adelante el financiamiento.
¿Cómo se pagaría?
Se me ocurre que, satisfecha la demanda interna de unos 50 mil barriles diarios, los 250 mil restantes, de los 300 mil de capacidad de la planta, serían para resarcir la deuda. Para el Ecuador no queda nada.
¿Se agotó el atractivo petrolero ecuatoriano para las empresas de prestigio mundial?
Las compañías importantes ya no están en el Ecuador. Solo se han quedado aquellas a las que el Gobierno impuso el contrato de prestación de servicios. Y las pequeñas no tienen la capacidad para hacer las inversiones que se necesitan.
¿Qué va a pasar con la Ronda Sur Oriente?
Corre un gran peligro porque está cautivando a compañías demasiado débiles para la parte más riesgosa, donde la actividad se desarrollará solo utilizando helicópteros.
¿Un ejemplo puede ser Ivanhoe Energy que le dieron sin concurso el desarrollo del proyecto Pungarayacu?
No entiendo cómo el Gobierno no ha terminado el contrato por incumplimiento, como lo ha hecho, abruptamente, con otras compañías. Ivanhoe no ha cumplido nada, ni el último pozo comprometido para la perforación precretácica porque se le acabó el dinero. No hubo una licitación donde se planifica, se califica a la contratista como operadora y con capacidad técnica, financiera y de recursos humanos. Sin embargo, ahora le van a dejar vender sus acciones y derechos para irse del país sin beneficio nacional.
Sobre el traspaso de las áreas de exploración y producción de Petroecuador a Petroamazonas, ¿hay alguna ventaja?
En un mundo donde todo conduce a integrar, de pronto le estamos desintegrando a la estatal Petroecuador. Petroamazonas no ha hecho la suficiente inversión para mejorar la producción con tecnologías secundarias y terciarias. En el bloque 15 no ha hecho nada. A la final, Petroecuador tiene una reputación que no es mala. Hace su trabajo en función de los recursos que dispone. No es dividiendo como se logra la eficiencia. Petroamazonas es el enclave que nace de un caso coyuntural del bloque 15 y debió integrarse más bien a Petroecuador y no al revés.
¿Es un costo tener dos oleoductos subutilizados?
Es consecuencia de la improvisación de los contratos y de la inversión para aumentar la producción. Petroecuador no tiene los recursos suficientes y hay constantes reemplazos en el manejo de la política petrolera. Esto genera pérdidas.
¿No le pasó lo mismo a Colombia con el OTA que corre paralelo a la frontera de Ecuador?
Exactamente, igual que al Perú con su oleoducto norperuano. Ecuador pudo aprovechar de la capacidad no utilizada del OTA en el terrremoto de 1987. Ahora, se piensa que los resultados de la Ronda Sur Oriente pueden evacuarse por el Perú, con inversiones de $250 millones para construir 120 kilómetros de oleoductos en territorio ecuatoriano, hasta la cabecera del oleoducto norperuano. Se están asumiendo tantos compromisos económicos, en lugar de darles a las compañías.
¿Es más caro tender un oleoducto desde el Sur Oriente hasta Lago Agrio?
Inmensamente. La distancia es más o menos de tres mil kilómetros de pantanos. Sería una aventura demasiado costosa desde el punto de vista económica, social y ambiental.
¿Para llenar los oleoductos OCP y SOTE debe haber una exploración agresiva o recurrir al ITT?
El panorama en el futuro es negativo porque no están dadas las condiciones. Sin embargo, puede componerse entrando al plan del Yasuní-ITT, que arreglaría las cosas. El plan estaba concebido desde hace más de seis años. Había interés de compañías grandes como Total, Estatoil, Exxon Mobil, Conoco, de Rusia y de China.
¿El ITT es la esperanza del país?
Sí, para salir del problema que se viene en los próximos cuatro años.
¿Cuál problema?
El precio del petróleo, si no se estanca en el mercado internacional, va a caer. Consecuentamente, la única manera de nivelar los ingresos es aumentando la producción, pero desarrollando el ITT.
De todo este análisis que usted ha hecho ¿cuál es su declaración positiva?
Hay esperanzas. El Yasuní ITT es una de ellas, pero con respecto a la sociedad, de tal manera que su producción salga limpia al mercado, con el sello de la responsabilidad social y ambiental.
¿Cómo debe asegurar eso el Gobierno?
El cumplimiento de la ley por parte de los estamentos del Estado es mínimo.