A la 01:45 de ayer aterrizó en el aeropuerto de Guayaquil el Boeing 707 del Ejército español con los restos mortales de Diego Estacio, de 19 años, quien el 30 de diciembre murió en un atentado perpetrado por ETA en la Terminal 4 del aeropuerto de Barajas, en Madrid.

Junto al féretro llegaron 29 familiares y amigos de Diego, y representantes del Gobierno español liderados por la secretaria de Estado de Inmigración, Consuelo Rumí, y la directora de Organismos Multilaterales e Iberoamérica, Anunciada Fernández de Córdoba.

Todos ellos fueron recibidos por el ministro de Gobierno, Antonio Andretta.

Periodistas purgaban por entrevistar a los padres de la víctima, Winston Estacio y Jaquelin Sivisipa, a su hermana Carmen y a la novia, Verónica Arequipa, quien no pudo contener el llanto y pidió disculpas por el dolor que les embarga.

Vicente Reyes, pariente de la familia, recordó a Diego: “El amigo y el hermano”.

“Diego jugó fútbol antes de ir al aeropuerto madrileño. Como cosa del destino les dijo a sus amigos: ‘Estas tres cervezas que tomo con ustedes, tal vez sean las últimas’. De ahí, partió en su auto con la ‘Vero’ y los futuros suegros, luego ocurrió la tragedia...”.

A las 03:00, la caja de madera fina, con un Cristo de metal en alto relieve, fue llevada a la sala de velación del Parque de la Paz, en la ciudadela La Alborada (norte), donde estuvo hasta las 08:30, cuando fue embarcado en una carroza de la funeraria Alache y conducido a Machala, El Oro.

Durante algunas horas, parientes y amigos de Diego, así como delegados españoles, descansaron en el hotel Oro Verde, para luego seguir su trayecto a Machala, en un bus de la cooperativa Rutas Orenses.


Todo el día de ayer fue velado y hoy será enterrado en el Cementerio General.

Carlos Estarellas, subsecretario de Relaciones Exteriores del Ecuador, señaló que en un mes el Gobierno español deberá cumplir las indemnizaciones ($312 mil a cada familia), y ayudas complementarias como pensiones, trabajos y residencia a los deudos. “Este acto terrorista no tiene nacionalidad y hoy ha afectado al Ecuador”. (CHM)

DOLOR

Winston Palate, padre de Diego: "Regreso a los seis años a mi país, me siento muy mal por lo que pasó con mi querido hijo".

María Basilia, madre de Carlos Palate: "Me quedé esperando la llamada de Año Nuevo de mi hijo, el más bueno de todos...".

Luis Palate, hermano de Carlos: "Me gustaría ir a trabajar en España, pero tengo miedo de dejar a mi anciana madre...".

Rodríguez Zapatero, jefe del Gobierno Español: "La energía que tengo para alcanzar la paz es hoy aún mayor".

Coincidencia: el cadáver de Diego llegó al Ecuador el mismo día en que fue enterrado su compañero de desgracia, C. Palate.



La racha de penas y dolor persigue a los Palate

El licor mató al padre, la madre no ve y el hijo es epiléptico

El dolor parece haberse instalado en casa de los Palate desde hace cinco años, cuando la racha de penas comenzó con la muerte del padre, siguió con la enfermedad de un hermano, dolencias de otro y la que ETA provocó al matar en España a su hijo más añorado.

Una nota recogida ayer por la agencia EFE destaca que tanto dolor parece haber secado las lágrimas de la anciana María Basilia (60), madre de Carlos Palate (35), ecuatoriano que murió en el ataque de ETA en Madrid.

Tras enterrar a su hijo el pasado sábado en el cementerio de Picaihua (Tungurahua), María recordó que Carlos, quien al igual que sus tres hermanos solo cursó la escuela, partió a España tras la muerte de su padre, Juan Concordio, que falleció “por el licor, porque era un poco borrachito”.

Hace dos años, a Luis Geovanni (22), hermano de Carlos, desconocidos le rompieron la cabeza a golpes y desde allí sufre ataques de epilepsia. A Luis Jaime (25), otro hermano, por una pedrada perdió casi por completo la visión del ojo izquierdo. Pese a ello, la responsabilidad de cuidar a su familia recae sobre él. Por ello, dice que quiere viajar a España a trabajar. (NST)


EL GOBIERNO DE MADRID CONFIRMA QUE NO DEJARÁ DESAMPARADOS A LOS FAMILIARES DE LAS DOS VÍCTIMAS

Rumí: "El Ecuador y España estamos unidos por el dolor. Nada justifica el terror"

La secretaria española de Estado de Inmigración y Emigración, Consuelo Rumí, que lideró la delegación oficial que llegó a Guayaquil ayer, dijo que a su país le duele la muerte de Estacio y Palate, únicas víctimas mortales del atentado de ETA.

"El Gobierno de España seguirá luchando, con todas sus fuerzas, por la paz. No hay justificación para la violencia que acabó con la vida de dos ecuatorianos, trabajadores, que intentaban obtener mejores condiciones de vida para sus familias en el Ecuador", remarcó.

"Ecuador y España están unidos por el dolor, por la pérdida de dos de sus hijos. Sus familias saben que el Gobierno español no los dejará desamparados y que estará a su disposición para lo que necesiten", indicó. (EFE)

"El Ecuador quiere enterrar la pesadilla provocada por el terrorismo de ETA"

El diario madrileño El Mundo y la agencia EFE destacaron ayer que con el velatorio y sepelio de Diego Estacio (hoy), en su natal Machala, "el Ecuador quiere enterrar la pesadilla provocada por el terrorismo de ETA", que mató a dos de sus hijos en el atentado del 30 de diciembre en el aeropuerto madrileño de Barajas.

Por su parte, diario El País destacó: "Llega al Ecuador el avión con los restos de Diego Estacio, víctima de ETA".

Luis Palate (45), tío del ecuatoriano Carlos Palate, la otra víctima de ETA, dijo a EFE que lamenta que, hasta el momento, el Gobierno ecuatoriano no se haya acercado a la familia a ofrecer ayuda y que por lo menos se haya molestado en hacer una llamada telefónica para expresarle condolencias. (NST)



"Diego se despidió de todos sus amigos"

El segundo ecuatoriano muerto en el atentado cometido por ETA fue trasladado ayer hasta la ciudad de Machala

El cansacio se apoderó de los familiares de Diego Estacio Sivisipa, la segunda víctima del atentado terrorista, quienes a las 01:45 de ayer pisaron suelo ecuatoriano.
Más de 25 familiares y amigos del compatriota que viajaron desde Madrid, España, en un Boing 707 del Ejército español, fueron recibidos por autoridades gubernamentales que desde las 23:30 del pasado 6 de enero se concentraron en la Base de la Fuerza Aérea Ecuatoriana (FAE), al norte de Guayaquil, con un grupo de seis trabajadores de la funeraria Alache que se encargó de desplazar el féretro hasta Machala en un vehículo marca Chevrolet, de placas GIU-850.

Mientras miembros de la FAE e Infantería Aérea controlaban la seguridad y arreglaban la sala de prensa para atender los familiares de Estacio, Alain Alache, gerente de la funeraria con 34 años de experiencia, comentó a un
equipo de HOY que el Gobierno Central pagó con dinero en efectivo (no indicó el monto) el alquiler de la carroza fúnebre y la sala de velación del Parque de la Paz en la ciudadela La Alborada.

Asimismo, a través de la cartera de Relaciones Exteriores, se alquiló un bus de la cooperativa Rutas Orenses para comodidad de los familiares y la delegación española conformada por la secretaria de Estado de Inmigración,
Consuelo Rumí; la directora de Organismos Multilaterales e Iberoamérica, Anunciada Fernández de Córdoba; el director de Asuntos Consulares, Miguel de Frutos, y la psicóloga clínica Teresa Pacheco que manifestó que los familiares requieren de un tratamiento oral (charlas, consejos), sin
medicamentos, que les permita recuperar el ánimo y la tranquilidad.

La delegación vasca, al bajar de la aeronave, saludó efusivamente con el ministro de Gobierno, Antonio Andreta, quien los llevó hasta la sala VIP del recinto militar que estuvo custodiado por decenas de elementos de la Policía Nacional.

Allí, entre intensas luces y cuadros de la regeneración urbana porteña, los camarógrafos, cronistas gráficos y periodistas se desesperaban por entrevistar a los padres de la víctima, Winston Estacio y Jacquelibe Sivisipa, su hermana Carmen y su novia, Verónica Arequipa, que no pudo
contener el llanto y pidió disculpas -con voz entrecortada- por el dolor que embarga a la familia.

Pero ante la insistencia de la prensa, Vicente Reyes, pariente de la familia Estacio Sivisipa, quizo recordar al amigo, al hermano, al consejero.

“Diego jugó fútbol horas antes de movilizarse al aeropuerto madriñeño de Barajas. Y, como cosa del destino, les dijo a sus amigos: “Estas tres cervezas que ingiero con ustedes, tal vez serán las últimas”. De ahí, partió en su coche con la ‘Vero’ y sus futuros suegros. Luego currió la tragedia...”, afirmó camino al omnibus donde el grupo de psicólogos le daban aliento a los padres de la víctima que viajó a Europa hace 3 años.

Carlos Estarellas, subsecretario de Relaciones Exteriores, señaló que en menos de un mes el Gobierno español deberá cumplir con las indemnizaciones (280 mil euros), ayudas complementarias como pensiones o trabajos irregulares y residencia a los familiares. “Este acto terrorista no tiene
nacionalidad y ha afectado a todo el Ecuador.

De su parte, Elba Berruz, titular de la Asociación Mundial de Ecuatorianos Residentes en el Exterior (ERE), indicó que los migrantes ecuatorianos no están solos, pues hoy su voz tiene ‘poder’.

Cerca de las 03:00, la caja de madera fina, con un Cristo de metal en alto relieve, fue trasladada hasta la ciudadela La Alborada, al norte, para después sacarla a las 08:30 y llevarla hasta el sector central de Machala,
en El Oro.

Los 29 parientes y amigos de Diego Estacio, que escansaron en el hotel Oro Verde de Guayaquil, enterrarían hoy sus restos en el cementerio general de la capital orense. La hora aún no se define.(CHM)

Diario El País

Pefil de Diego

Diego Armando Estacio Sivisapa, ecuatoriano de 19 años, sentía pasión por el fútbol y por el Barcelona y tenía una ilusión: comprar algún día un piso para vivir con su novia, Verónica Arequipa. Trabajaba en el sector de
la construcción en Madrid, donde emigró hace cinco años con su padre, Winston, poco después de que su madre se trasladase a Italia en busca de trabajo.

Diego Armando dejó atrás la casa de Machala, en la que vivía con su hermana, padres y abuelos maternos, y comenzó una nueva vida en España, país en el que estaba regularizado y plenamente integrado. El sábado pasado acudió a Barajas junto a su novia, también ecuatoriana, para recoger a la madre de ella y a otros familiares, que venían del país andino pero se quedó descansando en el coche, en el aparcamiento de Barajas, donde ETA había colocado una bomba.


Con sepelio Ecuador quiere sepultar pesadilla provocada por terrorismo ETA

Guayaquil.- Con el velatorio y sepelio del cadáver
de Diego Armando Estacio, en su natal Machala, Ecuador quiere enterrar la pesadilla provocada por el terrorismo de ETA, que mató a dos de sus hijos en el atentado del pasado 30 de diciembre en el aeropuerto madrileño de
Barajas.

El cadáver de Estacio llegó esta madrugada a la ciudad portuaria de Guayaquil, a bordo de un avión de la Fuerza Aérea Española, acompañado de casi una treintena de familiares y una delegación gubernamental española
de alto nivel.

El féretro será velado hoy en Machala y enterrado mañana en esa misma ciudad costera, según indicaron familiares de Diego Armando.

La secretaria española de Estado de Inmigración y Emigración, Consuelo RumÍ, que encabezó la delegación oficial, al llegar a Guayaquil reiteró que a su paÍs le duele la muerte de Estacio y de Carlos Alonso Palate, las
únicas vÍctimas mortales del atentado de ETA.

"No hay ninguna justificación para la violencia errorista" que acabó con la vida de los dos ecuatorianos, trabajadores que intentaban obtener mejores condiciones de vida para sus humildes familias en Ecuador, remarcó
RumÍ.

"En este momento, tan lleno de emoción, una vez más Ecuador y España, dos pueblos tan unidos, también estamos unidos por el dolor, por la pérdida de dos de sus hijos", apostilló la secretaria de Estado.

En un corto diálogo con periodistas ecuatorianos, RumÍ aseguró que el Gobierno de España seguirá "luchando, con todas sus fuerzas, por la paz, contra el terror".
España, dijo la secretaria de Estado, lamenta el fallecimiento de Palate y Estacio, pero indicó que sus familias saben que el Gobierno español no los dejará desamparados y que estará a su disposición "para todo aquello que necesiten".

Además, dejó en claro que el trato que recibirá Estacio, es el que tiene "cualquier otro español que es objeto de violencia terrorista", que incluye subvenciones estipuladas en las leyes de España en favor de las
vÍctimas de actos de este tipo y sus familiares directos.
La ayuda, precisó RumÍ será de unos 280.000 euros, pero remarcó que "hay una serie de prestaciones que también se dan por parte de los gobiernos autónomos".

El padre de Estacio, Winston Armando, expresó su dolor por regresar a su paÍs, al cabo de seis años, pues también residÍa en España, con el cadáver de su hijo.

Recordó que Diego Armando emigró hace tres años a España para trabajar en la construcción, ayudar a su madre, Jaquelin Sivisipa, y resaltó que en el último tiempo habÍa encontrado pareja, su novia, Verónica Arequipa.

"Regreso a los seis años, más o menos, y me siento muy mal porque ha sucedido todo esto (...), me duele mucho, y me hubiese gustado haber venido en otra situación, no con esta calamidad, sino más alegre, para visitar a mi familia", en Machala, comentó el padre.

Añadió que un dÍa antes del atentado, su hijo, después de jugar un partido de fútbol con sus vecinos, habÍa bebido unas tres cervezas y asegurado que eran las últimas que compartÍa con sus amigos.

"No sé porqué lo habrá dicho", agregó Winston, tras señalar que al dÍa siguiente debÍa ir al aeropuerto de Barajas a esperar a los padres de su novia, a la que no acompañó a la planta de llegada de pasajeros porque
estaba agotado y habÍa decidido descansar en el coche, aparcado en el estacionamiento que luego fue derruido por el atentado de ETA.

Tras hacer ese comentario, el padre rehusó responder las preguntas de los periodistas ecuatorianos, por el cansancio del viaje y el dolor que le causaba repetir la historia.

Los familiares de Diego Armando que retornaron de España decidieron descansar unas horas en Guayaquil, para retomar fuerzas y ánimo, con el fin de trasladar luego el féretro hasta Machala.

El cadáver de Diego Armando Estacio llegó a Ecuador el mismo dÍa en que fue enterrado Carlos Alonso Palate, en la localidad andina de Picaihua, su tierra natal, situada en los Andes, a unos 150 kilómetros al sur de Quito. (EFE)


Los pesares acompañan a familia de Palate desde hace cinco años

Picaihua.- El dolor parece haberse instalado en la casa de los Palate desde hace cinco años, cuando la racha de penas comenzó con la muerte del padre, siguió con la enfermedad de un hermano, con dolencias de otros miembros, y a la que ETA llenó de lágrimas al matar en España a su hijo más añorado.

Tanto dolor parecen haber secado las lágrimas de la anciana MarÍa Basilia, la madre de Carlos Alonso Palate, el ecuatoriano que murió en el atentado de la banda terrorista ETA, perpetrado el pasado 30 de diciembre en el
aeropuerto de Barajas, en Madrid.

Tras haber enterrado a su hijo en el cementerio de Picaihua, MarÍa Basilia, rodeada de parientes, vecinos y curiosos, recorrÍa su pequeña casa, de piso de cemento y tierra, en medio del dolor por la pérdida de uno de sus hijos más queridos, según comentó a EFE.

Enjuta, cansada, casi ciega y de piel curtida por el sol que la cubrió durante sus años en la agricultura, la madre de Palate recordaba que se enteró de la partida de su hijo pocas horas antes de que ocurriera, empujada por la crisis económica en Ecuador.

Carlos, que al igual que sus tres hermanos sólo cursó la escuela, partió a España tras la muerte de su padre, Juan Concordio, que falleció "por el licor, porque era un poco borrachito", según MarÍa Basilia, que a sus sesenta años "nunca, jamás en la vida" escuchó hablar del terrorismo.

Su madre recuerda a Carlos, que murió a los 35 años, como un hijo reservado sobre su vida privada, pero bromista, que "hacÍa chistes por aquÍ y por allá, jugaba con los hermanos y sobrinos".

Poco sabÍan sus familiares de la vida de Carlos en España, donde les dijo que trabajó en la agricultura, en la construcción y finalmente en una fábrica de plástico, según su madre.

Tampoco saben con exactitud si Carlos habÍa logrado comprar un piso en España, como presumen que una vez les insinuó, y tampoco conocen con precisión cómo, dónde o con quién vivÍa.

Otro de los pesares de los Palate comenzó hace dos años, cuando a Luis Geovanni, de 22 años y hermano de la vÍctima de ETA, desconocidos le rompieron la cabeza a golpes y desde entonces sufre ataques de epilepsia, según su madre.

"El rato menos pensado le bota donde quiera el ataque: en la piedra, en la tierra, en el tanque de agua, queda sin respirar", explicó mientras Luis Geovanni iba y venÍa para ofrecer comida a gente que ya antes le habÍa rechazado los potajes.

Sin medicación y con ataques cada vez más constantes, Geovanni pasa los dÍas en casa de su madre, donde también vive Elvia, de 29 años, la única casada de los hermanos de Carlos, con dos hijos, y que logra esporádicos trabajos, en especial como lavandera de ropa, con lo que ayuda escasamente a su madre.

En la misma pequeña casa, a la que se entra por un piso de tierra, desde una calle empedrada, vive Luis Jaime, de 25 años, otro de los hermanos Palate, y sobre quien recae ahora la responsabilidad de cuidar a la familia, lo que lo llevará a España este mismo mes, en busca de trabajo.

Luis Jaime, quien por una pedrada hace pocos años perdió casi por completo la visión en el ojo izquierdo, condenó el terrorismo, del que pocos en Pacaihua, en el centro andino de Ecuador, habÍan escuchado en las noticias, del que dicen no comprender, pero cuya violencia marcó de muerte a la humilde familia de los Palate.

Rodeada de tinas de plástico desperdigadas por el suelo y llenas de presas de pollo, y con ollas con caldo en la candela, Elvia trajinaba entre la cocina y el patio -donde merodeaban perros y gallinas-, y ofrecÍa comida a
los vecinos y familiares, que amortiguaban el dolor y el frÍo con abrazos, lamentos y licor.

MarÍa Juana Sailema, de 68 años y tÍa de Carlos Alonso, respiraba el dolor que permanecÍa en el ambiente. Con los ojos hinchados de tanto llorar se resignaba a la muerte que su sobrino encontró en España, desde donde mandaba dinero a su familia.

Ahora los Palate mantienen la ilusión de que se concrete la ayuda ofrecida también por la Iglesia católica, esperan que el domingo se recaude en una maratón en Picaihua dinero para paliar necesidades tan básicas como la
alimentación y la salud.

"Me quedé esperando la llamada de Año Nuevo" de Carlos, "mi hijo, el más bueno de todos", concluyó MarÍa Basilia al romper en llanto en medio de súplicas para que le ayuden, porque no tiene "cómo vivir". (EFE)


Diario El País

"Yo no te pensé esto, mi negro; me quiero ir contigo, mi hijito"

Como fueras mi primer hijito, mi primer maridito, me he quedado sola; yo no te pensé esto mi negro. "Mamacita no te preocupes", me decías el jueves , "de aquí pa"lante, vamos mamita", me decías. ¡Yo me quiero ir juntito
contigo, mijo lindo!". Basilia Seilena recita esta letanía una y otra vez.

No puede ver a los cientos de vecinos que la rodean en la fría madrugada. Su dolor la ciega más que sus ojos inertes y cerrados desde hace años. No siente que a un metro camina junto a ella Trinidad Jiménez, la secretaria
de Estado para Iberoamérica, y el embajador de España en Ecuador, Juan María Alsina. Tampoco es consciente de que anda, descalza, por el camino de tierra que lleva a su casa, del brazo de Esther López, psicóloga del Samur, y empujada por su hijo Jaime, con problemas de visión y muy
perturbado por la muerte de su hermano Carlos Alonso y por lo que acontece en su aldea: San Luis, en la parroquia de Picaihua de la provincia de Tungurahua (Ecuador).

Son las 4.30 de la mañana de este viernes de luto en Ecuador. Veinte minutos antes, una comitiva de vehículos estampados con logos de medios de comunicación, un autobús, dos coches de seguridad diplomática y dos
patrullas de policía llegaba a San Luis escoltando una furgoneta negra donde viajaba el féretro de Carlos Alonso Palate, uno de los dos ecuatorianos muertos en el aeropuerto de Barajas, sepultados tras la detonación que acabó con sus vidas y con las esperanzas de un proceso de
paz con ETA que todavía no había tomado aliento.

La tía María grita sin sentido detrás del ataúd que es levantado por seis hombres para comenzar una vuelta a la cancha de fútbol donde Carlos Alonso, como miembro del Club Deportivo El Nacional, jugó cientos de veces
como arquero titular. Delante del féretro, sin llorar, como poseída por una imperiosa necesidad de terminar la vuelta a la cancha que también funge como plaza, corre cargando una corona de flores Victoria Morales, otra tía de Carlos Alonso que no levanta más de 140 centímetros del suelo y que viste con el sombrero y la chompa de lana con los que las indígenas ecuatorianas se defienden del frío.

En la penumbra concluye este recorrido acelerado, de pasos muy cortos pero rápidos, mientras la comitiva española mira sintiendo que está siendo parte de algo irreal. "Sólo puedo pensar en Pedro Páramo", confiesa una de las funcionarias indignadas con la intromisión permanente de las cámaras de televisión en el dolor ajeno.
EXPLORED
en Ciudad Quito

Otras Noticias del día 08/Enero/2007

Revisar otros años 2014 - 2013 - 2012 - 2011 - 2010 - 2009 - 2008 - 2007 - 2006 - 2005 -2004 - 2003 - 2002 - 2001 - 2000 - 1999 - 1998 - 1997 - 1996 - 1995 - 1994 1993 - 1992 - 1991 - 1990
  Más en el