La huelga del sector agropecuario en Colombia, que cumple una semana, deja cuatro muertos, 160 policías y un número indeterminado de manifestantes heridos y el bloqueo de vías, pese a lo cual el presidente Juan Manuel Santos restó hoy importancia al movimiento de protesta señalando que "no existe".
Santos se refirió a la situación en un discurso a propósito de la "Caminata de la Solidaridad por Colombia", en Bogotá, un evento para obtener fondos con destino a las personas más necesitadas en el que indicó que la situación nacional "está bajo control".
"El tal paro nacional agrario no existe", dijo el gobernante, que el sábado sobrevoló varias zonas del central departamento de Cundinamarca y en mensajes enviados por Twitter aseguró que la situación es normal, aunque criticó a la Policía porque una carretera de acceso a Bogotá estaba bloqueada.
"Cuando digo que el paro no es nacional es porque está concentrado en unos pocos departamentos y en unos productos determinados", enfatizó el mandatario en su cuenta de Twitter.
La huelga fue convocada el lunes pasado por un sector de los cultivadores de café, pero ha tenido mayor repercusión entre los productores de papa, leche, tomate y hortalizas, que alegan ser víctimas de las importaciones de alimentos, del contrabando y de la falta de apoyo estatal.
En el acto de este domingo, el presidente denunció que la víspera fue asesinado el policía Luis Mauricio Torrado, atacado a tiros por desconocidos en momentos en que desbloqueaba, junto con otros compañeros, una vía de Cundinamarca, departamento del que Bogotá es capital.
El jefe de la Policía colombiana, general Rodolfo Palomino, detalló que Torrado, quien era subcomandante en el pueblo de La Palma, murió el sábado cuando con otros uniformados removía una barricada en la carretera que une a las localidades de Zipaquirá y Pacho, en Cundinamarca.
Ya son cuatro las víctimas mortales del paro, tres de ellas civiles, en tanto que otros 160 policías han resultado heridos durante las protestas, según dijo la Policía en un comunicado.
El ministro del Interior, Fernando Carrillo, anunció que ante un inminente acuerdo con diversos labriegos, en especial de los departamentos de Boyacá (centro) y Nariño (suroeste, fronterizo con Ecuador), algunos líderes de las protestas serían recibidos por Santos en la sede del Ejecutivo en Bogotá, lo que fue interpretado como una luz al final del túnel para buscarle salidas a la huelga.
Sin embargo, todos los intentos de un arreglo han sido infructuosos hasta el momento.
El Gobierno centra sus esfuerzos en lograr que se desbloqueen las vías y se levante el paro en Boyacá, la región más afectada por la protesta, que por estar ubicada en el centro del país es estratégica para la circulación de personas y bienes por carretera hacia Bogotá, la costa Caribe y la frontera noreste con Venezuela.
Carrillo reiteró hoy el compromiso del Gobierno con los campesinos del país y lamentó que el sábado y la madrugada del domingo no se pudiera llegar a un acuerdo con ellos en Tunja, capital de Boyacá.
"Nosotros hemos dicho: los campesinos tienen preocupaciones legítimas y estamos dispuestos a sentarnos a una mesa de diálogo a mirar cuáles son los temas que los están inquietando", manifestó el ministro.
Según Carrillo, el Gobierno está "interesado en solucionar los problemas de los campesinos y en defender sus derechos", al tiempo que criticó que entre los manifestantes haya infiltrados que no son del campo "incitando y realizando acciones violentas".
Los coletazos del paro ya han comenzado a sentirse en algunas ciudades, entre ellas Bogotá, a donde no ha podido llegar la cantidad suficientes de alimentos y los brotes de carestía, escasez y especulación ya se sienten los hogares.
A juicio de Santos, las protestas convocadas por campesinos, camioneros y líderes de otros sectores han sido infiltradas "para que no haya ninguna posibilidad de llegar a ningún tipo de acuerdo y seguir con la violencia".
"Y lo que quieren es generar una sensación de miedo en el país", enfatizó el mandatario, que defendió que sectores como el de los cultivadores de papa reclamen "alguna ayuda del Estado" por su situación.
Sin embargo, advirtió de que hay otro tipo de personas que están aprovechando la situación para "causar un daño terrible", y ahí "el Estado va a ser absoluta y totalmente contundente contra esos violentos", según dijo. (EFE)