Quito. 11 dic 98. El Hospital Baca Ortiz registró 107 casos en seis
meses. Los productos de uso casero y los medicamentos se convierten
en venenos. Así lo dice un primer estudio.

Antes de envenenarse, Elio Javier, de 4 años, jugaba con un vecino
de la misma edad en el patio de su casa del barrio Santa Rosa de
Tumbaco. María, su madre, realizaba su trabajo de lavandera. Eran
las cuatro de la tarde y todavía no había acabado su tarea.

Los esposos Páez, padres de Elio, viven en una habitación arrendada
para cuatro personas. La familia sobrevive con un ingreso mensual
de 500.000 sucres. Ellos pertenecen al grupo social mayoritario que
no puede darse el lujo de pagar una guardería o un tutor adecuado
para cuidar a sus hijos mientras ellos se ganan la vida.

La mayoría de niños con intoxicaciones, que son atendidos en el
Hospital Baca Ortiz, forma parte de familias de escasos recursos,
que viven en las afueras o en las zonas urbano marginales de la
ciudad y que no pueden, aunque quisieran, garantizar un ambiente
seguro libre de factores de riesgo a sus niños. Esto lo sostiene el
médico de emergencias Pablo Maldonado, quien publicó un estudio
sobre su experiencia como jefe de la Emergencia del Hospital de
Niños Baca Ortiz, denominado "Manejo de las intoxicaciones más
frecuentes en pediatría".

Historias como la de Elio Javier son la materia prima de este
estudio que fue motivado por el incremento de la frecuencia de los
accidentes y su gravedad en los últimos años. Mientras él se
envenenaba, sus hermanos buscaban en el vecindario madrigueras de
ratas para poner pan con veneno en sus entradas. Por las
vacaciones, no tenían deberes y esa era su ocupación favorita desde
que habían descubierto la existencia de esta plaga.

Las intoxicaciones están en sexto lugar entre los accidentes más
frecuentes y son situaciones prevenibles, para los médicos de la
Emergencia. En la mayoría de los casos no son producto del descuido
de los padres. Las madres pobres tienen que dejar a los hijos en
cuartos sin el cuidado apropiado, con hermanos mayores que estudian
o también trabajan y les toca asumir labores de adultos. Además,
casi la totalidad de adolescentes que se envenenan voluntariamente
es tratada en los hospitales públicos, según registra la Cruz Roja
Ecuatoriana, que reporta 171 casos entre 1995 y 1997.

La madre de Elio Javier, afortunadamente, se dio cuenta de que su
hijo corría peligro rápidamente. Cuando notó que había un pedazo de
pan con polvo blanco cerca de donde ellos jugaban. Era pan mezclado
con un raticida de los que estaban usando sus otros hijos como
cebo. Enseguida, lo llevó a una clínica particular en donde le
cobraron 200.000 sucres por los primeros auxilios y le remitieron
al Hospital Baca Ortiz. Allí le realizaron lavados gástricos y
tomaron las muestras para exámenes de laboratorio.Mientras estuvo
en la Emergencia vomitó tres veces. De haber dejado transcurrir un
par de horas, Elio Javier habría afrontado serias complicaciones.

Las consecuencias de las intoxicaciones pueden ser muy graves:
paros respiratorios que conducen a la muerte por falta de oxígeno
o daño cerebral permanente. Los trastornos circulatorios también
pueden ser mortales u ocasionar lesiones irreversibles al cerebro.
Además, trastornos graves en lo posterior, como insuficiencia del
hígado o renal, y a la postre pueden dejar discapacidades.

El grupo de niños más afectado por estos accidentes es el de los
menores de cuatro años como Elio Javier a quien su familia logró
salvarlo de urgencia y no sufrirá graves consecuencias en su salud,
por causa de este envenenamiento.

Los fármacos de riesgo

Medicamentos de cuidado * La prescripción de medicinas por personas
no autorizadas o el error médico al prescribirlas son una causa
frecuente. Están en segundo lugar como objetos de intoxicaciones
graves y los principales son la codeína y la carbamazepina. La
guaifenesina, no debe ser usada en niños como expectorante. No se
deben prescribir productos atropínicos para la diarrea o
antigripales.

Mucho ojo con la codeína * La codeína es la causa de las más graves
intoxicaciones, un derivado del opio similar a la morfina usado
como medicamento para la tos, contraindicado en niños menores de
dos años. Produce depresión respiratoria y coma. Se llaman
Codipront, Paracodina, Flemex, Tusigen, entre otros. Con la
carbamazepina ocurre algo similar. Sus nombres comerciales son
Tegretol, Actebral y Actinerval, entre otros.

Antiepilépticos y otros * Los medicamentos usados para la
insuficiencia cardíaca derivados del centeno y los usados para el
vómito y mareo (fenotiazínicos). No provocan mucha gravedad pero sí
causan la hospitalización del paciente.

Los intentos de suicidio * También desembocan en casos de extrema
gravedad. Los adolescentes lo practican en especial con
medicamentos o fósforo blanco y, en el área rural, con herbicidas
u organofosforados como el Afután, Basudín, Focidol, Minosan,
Imetox, Gramoxone, Zolone, Cazador, Gramoxil, Hericuat, Paracuat,
Reglone, entre otros.

El tiempo de más peligro

Si los tóxicos se envasan en recipientes de gaseosas o de
medicamentos y se guardan sin tapa de seguridad y se dejan al
alcance de los niños, el riesgo es mayor, lo mismo que si se dejan
a disposición los medicamentos de los enfermos, pues los niños
suelen copiar la conducta de sus padres o parientes, en este caso,
la de ingerir medicamentos.

También hay que tener mayor control los fines de semana y las
vacaciones. Esta temporada, está comprobado, es época de mayor
incidencia porque los niños tienen más tiempo sin la tutela
adecuada y su impulso natural los lleva a explorar todos los
objetos que le llaman la atención.

La época de Navidad está considerada de alto riesgo por la venta de
sustancias químicas de peligrosidad que suelen estar al alcance de
los infantes.

Los problemas familiares aumentan la falta de control de los
adultos sobre las actividades de los niños. El rechazo familiar, ya
sea por embarazos no deseados, por pérdidas de año o por
decepciones amorosas sin la atención y orientación emocional
adecuada conduce a los adolescentes a intentos de suicidio.

Otro factor a tomar en cuenta es el de la automedicación, los
boticarios o vecinos recetan fármacos, especialmente para la tos y
la diarrea que nunca se deben administrar a menores de dos años.

Las microempresas familiares de mineros y alfareros, por ejemplo,
tienen sustancias tóxicas como el mercurio o el plomo al alcance de
los menores y esta es otra forma de intoxicación.

Otros productos que envenenan

Los de uso casero * La mayoría de envenenamientos graves
registrados se debieron a productos como el fósforo rojo,
blanqueadores, plastilina, venenos para ratas, acetona, gas e
insecticidas.

El gas de los calefones * Se vuelve cada vez más común y es el
monóxido de carbono.

El paraguay, guanto y shanshi * La primera hierba se usa para
estimular la producción de leche materna. Tomada como infusión pasa
al niño a través de la lactancia. Las tres son hierbas euforizantes
causan alucinaciones, intranquilidad, sequedad en las mucosas y
dilatación de los vasos. (Texto tomado de El Comercio)
EXPLORED
en Ciudad Quito

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