Quito. 17 dic 98. A un paÃs se lo prepara para la guerra a
través de los años. El Ecuador, que, desde los tiempos de
Tarqui, sabÃa las caracterÃsticas del problema que tenÃa con
el vecino del Sur; que más de una vez se vio a punto de
hallarse envuelto en un conflicto armado, debió prepararse
cuidadosa y metódicamente para solventarlo. ¿Lo hizo? Que
responda la conciencia del paÃs. Y se pretende, contra toda
lógica, que lo que no se habÃa cuidado de hacer en más de cien
años, se improvisara en diez meses -del 1 de septiembre de
1940, a principios de julio de 1941-, sin contar con recursos
económicos y en un ambiente de guerra universal.
Un paÃs que debe ir racionalmente a la lucha requiere de
ciertos elementos: plan técnico de guerra, debidamente
elaborado; armamento adecuado en todas sus ramas (Marina,
ArtillerÃa, Aviación e InfanterÃa; material logÃstico y de
servicio sanitario; municiones suficientes; Ejército
permanentemente adiestrado; comandos eficaces; caminos que
permitan la movilización; recursos económicos para sostener la
contienda; respaldo y posibilidad económica. ¿Contaba el
Ecuador con todos esos elementos, cuando se produjo el
conflicto de 1941?
¿PodrÃa ser mi Gobierno el responsable de que desde 1931 se
descuidaran las defensas del paÃs? Luis Larrea Alba admite que
en 1941 "no habÃa Ejército para defender las fronteras; no
existÃa una Marina para hacer respetar el mar territorial, no
tenÃamos una Aviación para impedir las violaciones de nuestro
espacio aéreo". ¿PodrÃa yo, en un lapso de diez meses, y en
medio del conflicto mundial de 1939 a 1945, con un presupuesto
de 24 millones de sucres para la defensa y de 113 millones 500
mil para el sostenimiento del Estado en general, hacer
Ejército, Marina y Aviación que no habÃan, y dotarla del
equipo necesario? ¿Era cuerdo, patriótico, humano, llevar al
paÃs a una guerra internacional, que podÃa convertirse para él
en un descalabro?
¿HabÃa armas? En 1910, el general Alfaro compró armamento,
ante la posibilidad de la guerra con el Perú. Para 1928, los
cañones comprados, que fueron usados en la Batalla de Sedán de
1870, ya no tenÃan municiones, y las fábricas las habÃan
dejado de producir. Todo el armamento italiano comprado por
Alfaro, como ametralladoras Fiat y los equipos de radio
estaban convertidos en chatarra. Mientras tanto, y ante la
presencia de tropas peruanas en la frontera, el 2 de mayo de
1941, el comandante del Ejército, coronel Francisco Urrutia,
respondió a los temores de la Junta Consultiva de Relaciones
Exteriores afirmando que "el Ecuador está en superioridad al
Perú, por el elemento raza; los ecuatorianos son de Ãndole
guerrera, mientras que los peruanos son pacifistas". De esta
manera, desestimó la posibilidad de la invasión. Luego, cuando
la guerra se produjo, Urrutia dijo que los ecuatorianos eran
más aguerridos, pero que no tenÃan armas suficientes para la
defensa del paÃs: "anteriormente me expresaba de otra forma,
porque tenÃamos varios meses por delante".
SIN DINERO Y SIN MERCADO
¿Dónde conseguir armas? Para 1940, y según un informe del
Ministerio de Defensa, los soldados en la zona de frontera
formaban un débil cordón en las lÃneas fronterizas, ubicados
en destacamentos en forma de chozas, sin radios, sin caminos,
ni medicina, armados con fusiles de un calibre que ya no se
producÃa, por lo que las únicas balas que habÃa eran las que
tenÃamos en las bodegas, sin una oficialidad bien formada...En
esa época, la República contaba con tres batallones de lÃnea:
El Carchi, el Cayambe y el Montecristi, asà como un regimiento
de ArtillerÃa, el Mariscal Sucre. La Armada estaba compuesta
por dos buques del siglo pasado: el Presidente Alfaro y el
Calderón, que carecÃan de obuses para sus cañones. No habÃa un
solo avión de combate, ni de reconocimiento. Según un informe
del jefe del Estado Mayor, coronel AgustÃn Albán Borja, (ver
recuadro) yo necesitaba de entre cinco mil y siete mil
millones de sucres para equipar a las Fuerzas Armadas ¿Cómo
hacerlo con 113 millones de presupuesto? Con grandes
dificultades, y gracias a las gestiones de Colón Eloy Alfaro,
embajador en Washington, logramos un préstamo de Estados
Unidos por 17 millones de dólares, para la compra de
armamento. No tenÃamos efectivo, y aunque lo hubiéramos
tenido, en esa época todos los mercados de armas estaban
cerrados, como consecuencia de la Segunda Guerra Mundial.
El único lugar en donde podÃamos encontrar armas era los
Estados Unidos, pero este paÃs, a pesar de habernos ofrecido
dos aviones entrenadores y dos barcos para proteger las
costas, no los entregó nunca. El subsecretario de Estado,
Summer Welles, dijo que no podÃan darnos armas sin dárselas
también al Perú.
GUERRA EN EL ORO
A pesar de todo, al iniciarse las hostilidades el cinco de
julio de 1941, despaché desde Quito a los tres cuerpos del
Ejército que podÃan combatir, y estos resistieron en la
frontera sur, en la provincia de El Oro. En su carta de
renuncia, fechada el 24 de enero de 1942, pocos dÃas antes de
la firma del Protocolo, mi ministro de Defensa, coronel Carlos
Guerrero, recomendaba que "en consideración a la debilidad
militar del Ecuador y a fin de salvar su existencia, he
opinado y sigo opinando que el paÃs debe resueltamente
sacrificar sus aspiraciones sobre el Marañón y aceptar, sin
regateos, la lÃnea oriental que los paÃses mediadores consigan
del Perú, cualquiera que esta sea". Nuestras fuerzas
resistieron durante cinco dÃas en la zona, pero se perdió toda
la provincia de El Oro, que fue devuelta solo con la firma del
Protocolo de RÃo de Janeiro. A parte de las tropas, enviamos a
la zona todos los recursos de los que disponÃamos por medio
del ferrocarril. En total, menos de mil hombres se enfrentaron
con por lo menos cuatro mil peruanos en la zona fronteriza de
El Oro, hasta la firma del Acta de Talara.
El informe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas en 1942
El coronel AgustÃn Albán Borja, jefe del Estado Mayor General
del Ejército ecuatoriano, envió este informe, el 20 de febrero
de 1942 al comandante superior de las Fuerzas Armadas, coronel
Francisco Urrutia. el él describe la situación exacta de las
Fuerzas Armadas del paÃs ante la eventualidad de que la guerra
con Perú continúe.
Este Diario publica extractos del informe, que se refiere a
las posibilidades de defensa del paÃs:
"La caracterÃstica común de nuestros teatros de operaciones,
es la casi absoluta carencia de vÃas de comunicación; la falta
de medios de transporte es notoria, asà como el poco
rendimiento de nuestra única vÃa férrea.
" Los hechos militares que dolorosamente hemos vivido en los
últimos meses, han demostrado, evidentemente, que el Perú
tiene capacidad de movilizar, con relativa facilidad,
numerosas fuerzas dotadas de todos los elementos modernos,
contras nuestros teatros de operaciones. Las operaciones han
demostrado, además, la sed de conquista que anima al Gobierno
y pueblo peruanos y su crueldad al salir victoriosos.
"El Estado Mayor general se ve en la dolorosa necesidad de
declarar francamente que el número de oficiales generales
capacitados para comandar grandes unidades de que dispone el
Ecuador es escasÃsimo. Con respecto a los inferiores, hasta
hoy no se ha preparado oficiales de reserva, que son los que
verdaderamente encuadran los efectivos de movilización. Los
del Ejército Permanente, numéricamente son escasos. Los
suboficiales y clases de que disponen las Fuerzas Armadas para
su movilización, son pocos y les faltan dotes de mando.
Respecto a los soldados, el Estado Mayor General puede
declarar terminantemente que apenas se podrá movilizar 10 mil
hombres con instrucción militar, este es el número de
ciudadanos que hasta hoy han cumplido la Ley de Conscripción.
" De material de aviación y marina, carece absolutamente el
Ecuador. Este hecho pone al Perú, sin discusión, como dueño y
señor del mar y del aire. Material defensivo (máscaras,
cascos) no existe, disponemos apenas de ocho mil cascos.
Materiales logÃsticos (transporte de comisariato) no existen,
ya que los materiales que actualmente tenemos en el Ecuador
sin mÃnimos y no pueden ser empleados por falta de pilas.
"La miseria en que vivimos es notoria, no se necesita
exposición alguna para probarla.
" Hasta este momento no se han efectuado estudios que,
materializados, tengan valor práctico, casi todos los
existentes, y que son muchos, se fundan en disponibilidades
mediante adquisiciones que no se efectuaron. En en
consecuencia, plan de guerra no existe. Este vacÃo es
preponderante, ya que sin un plan a priori, no es posible, ni
por sueño, emprender operaciones militares, solo las hordas
salvajes se lanzan a la guerra sin meditación y sin saber lo
que van a hacer.
" Es un deber defender a la Patria contra la agresión y la
mutilación externa. Pero la defensa debe ser racional y tener
posibilidades de éxito. Normalmente, en las operaciones
tácticas se pone en lÃnea los dos tercios de los efectivos. La
historia prueba que el tercio restante colocado en reserva
táctica, garantiza contra lo imprevisto en el campo de
batalla. No contemplaremos la movilización industrial,
agrÃcola, etc. ,no hay la menor posibilidad de que pueda
efectuarse, dado el ambiente en que vivimos. Dado el resultado
negativo que se puede alcanzar en una guerra que hagamos en
las condiciones expuestas, cabe preguntar si es justificable
que la Nación soporte el peso económico de una movilización
inmediata, exponiéndose, además, a tener que pagar después de
las hostilidades desgraciadas, un cupo de guerra tremendo, y a
sufrir una nueva mutilación territorial y una vergüenza más en
nuestra historia.
" En las circunstancias actuales, no es posible pensar que
pueda venir material de Europa, queda la posibilidad de
obtenerlo en Estados Unidos. Por esto, el armamento de que
disponemos no deberÃa tomarlo en cuenta, por su limitado
número y por las caracterÃsticas técnicas diferentes del
armamento americano. Además, porque la disponibilidad de
municiones es tan insignificante que las armas tendrÃan que
ser almacenadas a los pocos dÃas de operaciones. Por
consiguiente, para llegar a tener la posibilidad de
movilización de un ejército como el indicado, se necesitará de
años. Estamos completamente desarmados porque se han empleado
mÃseras cantidades en la adquisición de materiales bélicos,
insuficientes en extremo. Si seguimos asÃ, algún dÃa tendremos
que desaparecer.
"Para llegar a tener la posibilidad de movilización de un
Ejército, se necesitará de años, y es esta la razón por la
cual se dijo ya que por terrible que sea el Tratado de RÃo,
ante la imposibilidad de poder reaccionar en este momento
contra él, con alguna probabilidad de éxito, se lo deberÃa
aceptar con espÃritu maquiavélico, es decir, que nuestra
generación o nuestros hijos serán los que reconquisten la
AmazonÃa ecuatoriana". (Texto tomado de El Comercio)